Serie de Enseñanzas basadas en el Primer Tratado de Lucas a Teófilo. Tercera Parte
El ministerio de Jesús comienza precisamente a partir del día del perdón (yom kippur), fecha en que Jesús cumple exactamente treinta años de edad.
Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de treinta años, hijo de José, como se creía; que fue hijo de Elí, (3:23)
La expresión, Y Jesús volvió en virtud del Espíritu a Galilea (4:14), significa la autoridad conferida por haber completado las condiciones requeridas para ejercer el mandamiento del Padre. Es una autoridad que le otorga a Jesús el derecho para disputarle a Satanás lo que éste arrebató por engaño a Adam.
Lucas sigue la misma línea de Pablo de presentar a Jesús peleando contra el diablo, no como Dios Todopoderoso sino como Dios hecho carne, despojado a sí mismo de su capacidad de Dios, y que recorre la creación del hombre para por su obediencia al Padre reconquistar lo que Adam perdió en su desobediencia.
Descubriéndonos el misterio de su voluntad, según su beneplácito, que se había propuesto en sí mismo, 10de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos, así las que están en los cielos, como las que están en la tierra. Efesios 1:10
Es precisamente esta plenitud de obediencia de Jesús al Padre lo que le otorga la virtud del Espíritu en su ejercicio de fe.
Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo: Efesios 4:13
A partir de allí, Lucas describe por qué Jesús se muda de Nazaret a Capernahum, y la elección de sus primeros discípulos, con los cuales tanto Lucas como Teófilo tendrán una mayor vinculación desde el momento de encuentro. Es conveniente destacar que Lucas ocupa tiempo para explicar este tipo de detalles no como una información de hechos, sino para establecer la forma de operación de Jesús, y por ende, la forma de operación de Dios en cuanto a la dispensación de la Gracia.
16Y vino a Nazaret, donde había sido criado; y entró, conforme a su costumbre, el día del sábado en la sinagoga, y se levantó a leer… 28Entonces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas; 29Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para despeñarle. 30Mas él, pasando por medio de ellos, se fue. 31Y descendió a Capernaum, ciudad de Galilea. Y los enseñaba en los sábados. (4:16-31)
Jesús visita los lugares a sabiendas de que es rechazado en ellos para establecer por su proceder la intencionalidad de la Misericordia de Dios, y para así abrir tiempos de juicio para unos y extensión de la Gracia para otros. Lucas explica que la Misericordia y la Gracia de Dios no son para todo el mundo, son beneficios exclusivos para Israel; cuando Israel no acepta y/o no valora los beneficios, dones, revelaciones de Dios, inmediatamente son abiertos dichos beneficios para regiones gentiles según la necesidad que impera en estas regiones, y se establece juicio sobre las regiones que rechazaron la visitación de Dios. El caso es presentado por Lucas en el siguiente texto:
Mas en cualquier ciudad donde entrareis, y no os recibieren, saliendo por sus calles, decid: 11Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad a nuestros pies, sacudimos en vosotros: esto empero sabed, que el reino de los cielos se ha llegado a vosotros. 12Y os digo que los de Sodoma tendrán más remisión aquel día, que aquella ciudad. 13¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Bethsaida! que si en Tiro y en Sidón hubieran sido hechas las maravillas que se han hecho en vosotras, ya días ha que, sentados en cilicio y ceniza, se habrían arrepentido. 14Por tanto, Tiro y Sidón tendrán más remisión que vosotras en el juicio. 15Y tú, Capernaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta los infiernos serás abajada. 16El que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha; y el que a mí desecha, desecha al que me envió. (10:10-16)
De todas las ciudades visitadas, Capernaum (Kfar Nahúm, villa de comodidad) tuvo para Jesús una posición preferencial. Su elección sin embargo no obedece al hecho de que es expulsado de Nazaret, pues cuando Él está enseñando en la sinagoga acerca de las palabras del profeta Isaías, Lucas recoge en las palabras de Jesús que ya Él anteriormente había hecho obra en Capernaum: Y les dijo: Sin duda me diréis este refrán: Médico, cúrate a ti mismo: de tantas cosas que hemos oído haber sido hechas en Capernaum, haz también aquí en tu tierra. (1:23)
Capernaum formó parte de un territorio extenso que Jesús integró como su centro de proclamación del evangelio durante su primer año de predicación. Lucas identifica esta región como comarca (περιχωρου) (4:14; 37)
Las poblaciones de Magdalá, Chorazin, Bethzaida (Beit Zaida), entre las citadas por nombre, junto con todas aquellas que se encontraban en las riberas del lago de Genezareth, (5:1) fueron poblaciones parte de este territorio, en las cuales Jesús operó milagros excepcionales; Lucas se refiere a todas ellas como ciudades de Galilea: Y predicaba en las sinagogas de Galilea. (4:44)
El interés de Lucas de referirlas, sin embargo, no es por referencia histórica, sino para marcar que todas estas poblaciones adolecían de una misma infección de enfermedades y males, muchos de ellos de origen demoníaco. A Lucas le interesa mostrar que la doctrina de Jesús no era una doctrina filosófica y/o religiosa, sino el mandamiento de Dios sobre las regiones donde se establecía el Reino de Dios, o a donde Jesús llegara.
Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. (4:32)
Lucas refiere cada hecho y lo cierra con una frase de conclusión mostrando que la operación de Jesús es en obediencia al mandamiento expreso de Dios sobre Israel.
Y estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz,… 36Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? (4:33-36)
Y levantándose Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón: y la suegra de Simón estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella. 39E inclinándose hacia ella, riñó a la fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía. (4:38-39)
Y poniéndose el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían a él; y él poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo. (4:40-41)
De esta forma Lucas explica que todos aquellos que en un momento determinado se levantaron en contra de Jesús, y se opusieron a su obra, lo hacían porque obedecían a espíritus demoníacos; Lucas destaca entre otros casos, el caso de los miembros de la sinagoga de Nazaret que quisieron despeñar a Jesús, (4:28, 29); el caso de judas Iscariote (22:3), y el caso de la gente que se levantó en contra de Esteban.[1]
Lucas descubre de esta forma la existencia de una operación demoniaca más activa y con mayor presencia entre las poblaciones que la idea que prevalecía en su momento, que los demonios solo estaban presentes entre aquellos que tenían prácticas idolátricas.[2]
El llamado de cada uno de los apóstoles, en cambio, no está unido a un milagro per se sino a una enseñanza en particular establecida por Jesús en el momento de su llamado. Cada uno de ellos responde a una Palabra, mostrando con ello que la aceptación al llamado de Jesús fue por la convicción en ellos en respuesta a la enseñanza que Jesús les propuso. Aunque en el caso de Pedro y de sus compañeros de pesca hay de por medio una pesca sobrenatural, la acción es motivada por una enseñanza de provisión que Jesús había compartido anteriormente con el público reunido a la orilla de la mar.
Y como cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar. 5Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red. 6Y habiéndolo hecho, encerraron gran multitud de pescado, que su red se rompía… 10Y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas: desde ahora pescarás hombres. 11Y como llegaron a tierra los barcos, dejándolo todo, le siguieron. (5:4-11)
El llamado de Leví el publicano ocupa un lugar particular en la atención de Lucas, pues está unido al establecimiento de un principio doctrinal fundamental del Evangelio del Reino de Dios. Lucas refiere que el día cuando Jesús llamó a Leví (Mateo) se habían reunido en Capernaum Fariseos y doctores de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén, (5:17) para inquirir acerca de la doctrina de Jesús. Lucas refiere que la fama de Jesús había trascendido las regiones por causa de sus enseñanzas y hechos; (5:15) y los escribas y fariseos, al igual que Juan el bautista mas tarde, (7:19) quieren saber si Jesús es el que había de venir.
La reunión es interrumpida por la presencia de unos hombres que traían sobre un lecho un hombre que estaba paralítico; y buscaban meterle, y ponerle delante de él. (5:18)
Lucas presenta esta reunión como el momento cumbre del ministerio rabínico de Jesús en toda el área de Galilea, pues el hecho de la sanidad del paralitico permite a Jesús establecer el principio doctrinal que eventualmente sirvió para entender acerca de la divinidad de Jesús: El Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados.[3]
De la misma forma como Lucas describe la conversión de Cornelio y la presenta como el inicio en la doctrina de los apóstoles de que a los Gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida,[4] el llamado de Levi marca el momento cuando Jesús integró en su enseñanza que para que una persona sea sana, y por extensión, sea salva, es necesario que éste/ésta procure el perdón de sus pecados: ¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? (5:23)
Con el llamado de Leví se establece además, que Jesús ha venido a llamar pecadores a arrepentimiento; y a convertirlos en jueces de aquellos que tuvieron la oportunidad del perdón pero lo rechazaron. (11:19)
Esta forma de Lucas de explicar el llamado de al menos cinco de sus doce apóstoles, sirve para que el lector entienda cuál fue la forma de cómo los doce se convirtieron en discípulos de Jesús. Judas Iscariote no fue la excepción, que si traicionó a Jesús fue porque aceptó influencia satánica que lo llevó a actuar como tal. En su segundo tratado Lucas registra las palabras de Pedro las cuales clasifican a Judas como un obrero con salario de iniquidad.[5]
Lucas muestra un aspecto del carácter de Jesús hacia los escribas, fariseos y doctores de la Ley que no se aprecia en los otros evangelios. En la lectura de los otros evangelios el lector desarrolla un rechazo hacia los escribas y fariseos, y los identifica como personajes hipócritas. Sin embargo Lucas toma cuidado para mostrar que Jesús cuidó de ellos y fueron los primeros a quienes Jesús les dedicó tiempo suficiente para instruirlos en la obra de redención.
La primera referencia de Lucas sobre el interés de Jesús por el grupo la encontramos cuando Jesús tiene doce años de edad: tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. (2:46)
Lucas describe una reunión cumbre con un amplio grupo de ellos, en Capernaum: Fariseos y doctores de la ley estaban sentados, los cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén: (5.17)
Lucas describe ocasiones cuando Jesús aceptó invitaciones a cenar de parte de fariseos:
Y le rogó uno de los Fariseos, que comiese con él. Y entrado en casa del Fariseo (Simón), sentóse a la mesa. (7:36)
Y el Fariseo, como lo vio, maravillóse de que no se lavó antes de comer. (11:38)
Y ACONTECIÓ que entrando en casa de un príncipe de los Fariseos un sábado a comer pan, ellos le acechaban. (14:1)
Lucas también hace referencia al tipo de enseñanzas que Jesús compartió en reuniones con los fariseos. Las enseñanzas de mayor trascendencia espiritual fueron impartidas en reuniones con ellos.
En la reunión con el fariseo Simón, Jesús enseñó sobre que la magnitud del amor de una persona hacia Dios, y hacia las cosas del Evangelio, son la medida del perdón que la persona ha recibido, o quiere recibir, de parte de Dios. Nadie que no entienda el valor del perdón de Dios puede desarrollar el suficiente amor por Dios y por su obra: Por lo cual te digo que sus muchos pecados son perdonados, porque amó mucho; mas al que se perdona poco, poco ama. (7:39-47)
Ante un maestro de la Ley Jesús enseñó acerca de cómo se obtiene la vida eterna, acerca de cómo se debe interpretar la Ley, y sobre quién es el prójimo, aspectos todos ellos contenidos en la Ley de Moisés: (10:25-37)
En la reunión con un grupo de fariseos y doctores de la Ley Jesús enseñó acerca de la integridad y acerca de la perfección de las obras: Empero de lo que os resta, dad limosna; y he aquí todo os será limpio. (11:38-52). Lucas presenta esta cena con un grupo de escribas y fariseos, a solicitud de uno de ellos, y la presenta como el momento de rompimiento de las relaciones entre el grupo y Jesús. La razón de la ruptura es por causa de la hipocresía de su doctrina: consideran más importante lo de fuera del vaso y descuidan la condición de lo interior, que según el reclamo de Jesús, está lleno de rapiña y de maldad (11:39). El reclamo de Jesús a los doctores de la Ley es que con sus interpretaciones han quitado la llave de la ciencia (11:52).
En otro momento, en una reunión con un principal de los fariseos Jesús enseñó sobre qué significado espiritual tiene el día de reposo, y las cosas que deben hacerse en ese día; enseñó acerca de no tener un concepto arrogante de sí mismo, acerca de dar sin esperar recibir algo a cambio, y acerca de renunciar a las cosas materiales, todo como requisito para heredar el Reino de Dios: Así pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posee, no puede ser mi discípulo (14:1-15:32).
Un poco más adelante, nuevamente Lucas vuelve a presentar a Jesús impartiendo enseñanza a otro grupo de fariseos, esta vez motivados por su afán de encontrar algo de que acusar a Jesús. Sin embargo, pese a ello Jesús comparte con el grupo tres grandes enseñanzas sobre el valor del arrepentimiento como puerta de acceso al Reino de Dios.
En esta ocasión encontramos a Jesús impartiendo sobre la oveja perdida, parábola por la que establece su doctrina sobre el gozo que hay en el cielo por un pecador que se arrepiente, que de noventa y nueve justos, que no necesitan arrepentimiento (15:7).
La parábola de la dracma perdida, para establecer que aun los ángeles de Dios se regocijan por un pecador que se arrepiente, y con esta parábola confronta a los fariseos de cómo es posible que los mismos conciudadanos se irriten porque ellos se interesen por oír Palabra de Dios (15:10).
La parábola del hijo menor que vuelve a casa porque reconoce el valor de su padre y de la abundancia en su casa es la última de las tres parábolas (15:11-32), y reúne las enseñanzas de las dos anteriores para mostrar a un Dios que tolera de igual forma a sus dos hijos: un hijo menor aunque descarriado en un momento de su vida (publicanos y pecadores), procedió en arrepentimiento a pedir perdón; y un hijo mayor aparentemente justo (escribas y fariseos) pero que no reconoce el valor de ver volver a la vida a quien vive perdido alejado de Dios.
Lucas cuida de presentar estos casos como prueba de la atención que Jesús les dedicó a este grupo con el fin de incluirlos en la obra de redención. Los reproches que Jesús hace a los escribas, fariseos y doctores de la Ley, sobre sus errores interpretativos de la Ley, no son presentados como juicios religiosos, sino como correcciones doctrinales, y nunca con el propósito de criticarlos y/o marginarlos como grupo; En su segundo tratado, Lucas hace mención de un grupo grande de fariseos que han abrazado la fe en Jesús:
Mas algunos de la secta de los Fariseos, que habían creído, se levantaron, diciendo: Que es menester circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés. (15:5)
Lucas expone con cuidado cuáles fueron las razones de por qué estos grupos no pudieron aceptar a Jesús, pese a que se maravillaron de las palabras de Gracia que salían de su boca.
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Los escribas, fariseos y doctores de la ley vieron en la expresión, soy Hijo de Dios, de Jesús, una influencia de los semidioses de la mitológica griega contra la que Israel había luchado desde el tiempo de los macabeos.
Entonces los escribas y los Fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? (5.21)
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? (7:49)
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La intolerancia acerca de las obras de Jesús en sábado.
Y algunos de los Fariseos les dijeron: ¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados? (6.2)
Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaría en sábado, por hallar de qué le acusasen. (6.7)
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El no sometimiento de Jesús a ritos y tradiciones según la religiosidad judía
Y el Fariseo, como lo vio, maravillóse de que no se lavó antes de comer. (11.38)
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos, y tus discípulos comen y beben? (5.33)
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La atención de Jesús hacia el grupo de los publicanos
Y los escribas y los Fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores? (5.30)
Y murmuraban los Fariseos y los escribas, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come. (15.2)
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El no rechazo de Jesús a la gente que en la comunidad era conocida como “pecadores”
Y como vio esto el Fariseo que le había convidado, habló entre sí, diciendo: Este, si fuera profeta, conocería quién y cuál es la mujer que le toca, que es pecadora. (7:39)
Y viendo esto, todos murmuraban, diciendo que había entrado a posar con un hombre pecador. (19:7)
Los relatos sobre las obras y enseñanzas de Jesús que Lucas presenta no son la única fuente a la que él estuvo expuesto, Lucas tuvo muchos mas otros relatos y experiencias que contar debido a que él tuvo acceso a mas testigos que otros, a juzgar por las personas que aparecen en sus primeras narraciones; sin embargo, el material recopilado son relatos escogidos por su valor doctrinal y por el establecimiento de verdad que representan para Teófilo, a quien Lucas dirige el escrito.
Para el tiempo cuando Lucas está escribiendo su primer tratado, ya hay intenciones entre los apóstoles de Jesús de dejar memoria de los hechos de Jesús. En su segunda epístola, el apóstol Pedro reconoce la necesidad de que los que habían alcanzado la fe tuvieran memoria de estas cosas;[6] y es porque por las experiencias que Pedro sufrió, los hechos de Jesús tienen un valor de potencia y presencia de Jesús; lo observamos en las conclusiones que él presenta ante hechos que afectan sus creencias:
Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro: y Pedro se acordó de la palabra del Señor como le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. (22:61)
Entonces se acordaron sus discípulos que está escrito: El celo de tu casa me comió. Juan 2:17
Entonces me acordé del dicho del Señor, como dijo: Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo. Hechos 11:16
Así que, los relatos no son información histórica acerca de los hechos de Jesús, sino el testimonio de la honra, gloria y majestad[7] de Dios Padre dadas a conocer por medio de Jesús. Son utilizados para transmitir un conocimiento doctrinal sobre la fe en Jesús. Nótese, por ejemplo, en el relato de la conversión de Cornelio, cómo por el relato contado por Pedro llevó a los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea junto con el grupo de los fariseos que habían creído, a concluir que Dios había dado arrepentimiento para vida.
Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los Gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida. Hechos 11:18
Otro ejemplo lo tenemos cuando los discípulos de Juan el bautista son enviados a Jesús, para preguntarle sobre si es Él quien había de venir, o ¿esperaremos otro? Jesús le envió respuesta a Juan no en términos de una frase afirmativa, sino en hechos de lo que Jesús hizo en ese momento ante sus propios ojos,
Y en la misma hora sanó a muchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos; y a muchos ciegos dio la vista. 22Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis visto y oído: que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el evangelio: (7:21-22)
La evangelización no se llevó a cabo a base de disertaciones y/o discursos retóricos; la evangelización consistió en enseñar acerca de las grandezas de Dios, y eso según la tradición hebrea no requería de la oratoria. Lucas es cuidadoso de referir que la actividad evangelistica consistía en compartir narraciones de lo que Jesús hizo, en testimonio de lo que las Escrituras habían anunciado con respecto a la restauración de Israel y del reinado del Mesías, hijo de David; sus testimonios establecían no historia, sino doctrina, y por esa doctrina, la gente creía en Jesús. Nótese el testimonio doctrinal de Cleofas,
Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofas, le dijo: ¿Tú sólo peregrino eres en Jerusalem, y no has sabido las cosas que en ella han acontecido estos días? 19Entonces él les dijo: ¿Qué cosas? Y ellos le dijeron: De Jesús Nazareno, el cual fue varón profeta, poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; 20Y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes y nuestros príncipes a condenación de muerte, y le crucificaron. 21Mas nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel: y ahora sobre todo esto, hoy es el tercer día que esto ha acontecido. 22Aunque también unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales antes del día fueron al sepulcro: 23Y no hallando su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive. 24Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho; más a él no le vieron. (24:18-24)
La evangelización es compartir sobre los hechos de Jesús,
Mas si las hago, aunque a mí no creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre. Juan 10:38
Cada narración, cada hecho de Jesús que ellos compartían, lo hacían para establecer la fe de lo que ellos habían conocido durante su interacción con Él. Lucas recoge en sus relatos testimonios de un público presencial que al irse convirtiendo en discípulos de Jesús, convierten los hechos en testimonios doctrinales con y por los cuales la fe en Jesús se dispersa y añade a otros a la fe:
Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca,… (4:22)
Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. (4:32)
Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? 37Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la comarca. (4:36-37)
Lucas establece que esta forma de evangelizar fue la instrucción que Jesús les entregó en los días previos a su ascensión a los cielos,
Y díjoles: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; 47Y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y la remisión de pecados en todas las naciones, comenzando de Jerusalem. 48Y vosotros sois testigos de estas cosas. (24:46-48)
El relato es un testimonio doctrinal; en su transmisión oral, con el tiempo y ante la propagación de doctrinas heréticas, el relato fue sustituido por una confesión doctrinal para salvación, en algunos casos inclusive, en una forma de contraseña para descubrir a los falsos hermanos que entran secretamente para espiar.[8] Así encontramos aun en los escritos de Pablo evidencias de estas confesiones doctrinales,
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud a todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego. Romanos 1:16
Mas gloria y honra y paz a cualquiera que obra el bien, al Judío primeramente, y también al Griego. Romanos 2:10
Los hechos de Jesús son el mensaje de que Dios ha dispuesto salvar lo que se había perdido. El tiempo ha llegado cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad.[9]
La iglesia se formó sobre la base de los hechos de Jesús; la iglesia (εκκλησια llamados a salir de), nunca tuvo un énfasis religioso; La iglesia es una comunidad de fe, de la fe en Jesús;[10] la iglesia es una comunidad de comunión (κοινωνια).[11] La iglesia es el cuerpo de Cristo;[12] es la novia del cordero por quien Él volverá nuevamente a la tierra, y a quien le entregará la ejecutoria de juzgar al mundo y a los ángeles.[13]
La iglesia se constituyó como tal a razón de la confesión doctrinal de que el Espíritu Santo convoca a los llamados para salir de la arrogancia, de la autosuficiencia y de la desobediencia adámica, para volverse a Dios, y vivir según la doctrina de Jesús;
Y con otras muchas palabras testificaba y exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación. Hechos 2:40
Esta confesión doctrinal está también presente en la segunda epístola del apóstol Pablo a la comunidad de fe de Corinto,
Por lo cual Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré, 2da. Corintios 6:17
Confesión doctrinal establecida originalmente como palabra profética por el profeta Isaías,
Apartaos, apartaos, salid de ahí, no toquéis cosa inmunda; salid de en medio de ella; limpiaos los que lleváis los vasos de Jehová. Isaías 52:11
Lucas escribe para establecer la verdad de las cosas; los relatos son ordenados en la redacción de su tratado conforme a la verdad que originalmente cada relato representó en la vida de fe de las comunidades.
¿Qué vio Teófilo con el relato del llamado al ministerio de los pescadores Pedro, Andrés, Jacobo y Juan? (5:1-11)
Y como cesó de hablar, dijo a Simón: Tira a alta mar, y echad vuestras redes para pescar. 5Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red. (5:4, 5)
El principio de fe es la Palabra, y la fe es la respuesta sencilla a la Palabra. Lucas describe la formación y desarrollo de un ciclo que al cerrarse establece procesos de Revelación y de operación de obra sobrenatural. Lucas descubre con este relato el misterio de la iniquidad que opera en el mundo entero: El no haber guardado la Palabra de Dios fue lo que llevó a Adam a rebelarse en contra Dios, y a pecar de desobediencia. Es la misma historia de Judas Iscariote.
¿Qué mas importante que obedecer a Dios? En esto consiste la vida de fe. Con justa razón los pescadores dejaron todo y siguieron a Jesús.
En el caso de la sanidad del hombre lleno de lepra (5:12-14), Lucas descubre cómo opera la Ley en todos los de la fe en Jesús.
Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, postrándose sobre el rostro, le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 13Entonces, extendiendo la mano, le tocó diciendo: Quiero: sé limpio. Y luego la lepra se fue de él. 14Y él le mandó que no lo dijese a nadie: Mas ve, díjole, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moisés, para testimonio a ellos. (5:12- 14)
La Ley establecía que el leproso debía mantenerse alejado de la población sana, y ante cualquier acercamiento a ellos, gritar: “inmundo, inmundo”.[14] Para los de la fe en Jesús, la Ley ya no tiene vigencia,[15] no porque haya sido abolida, o derogada; sino porque por la fe en Jesús el creyente es constituido en justo.[16]
En Jesús es cumplida la Ley, así que quien a Él se acerca es convertido, en Él, en cumplidor de la Ley. El ejercicio de los requisitos de la Ley en cuanto a los votos y pactos son para establecer testimonio profético del beneficio de la restauración.
En el caso de la sanidad del hombre que estaba paralitico y que fue introducido a la casa por el techo, (5:17-26), Lucas establece sobre la divinidad de Jesús y la necesidad de recibir perdón de pecados para sanidad y restauración de vida.
Las preguntas de Jesús son directrices para el discernimiento de una situación: ¿De qué se extrañan? ¿De que pueda perdonar pecados, o de que para sanar al paralitico lo haga perdonando sus pecados, o de que consideran que el paralitico no es digno de la sanidad?
La sanidad del que estaba paralitico descubre la arrogancia de quienes se consideraban líderes religiosos de Israel. El relato establece el testimonio doctrinal de que paralitico no solo es quien está postrado en una cama sin movimiento, lo es también aquel que se arroga dignidad por encima de otros.
La enseñanza establece también la capacidad en Dios de los hijos de la fe de perdonar pecados: A los que remitiereis los pecados, les son remitidos: a quienes los retuviereis, serán retenidos.[17]
Con respecto al ayuno, Jesús enseñó que los actos de fe, en este caso el ayuno, se hacen dependiendo del proceso de revelación y/o de ejecución bajo el cual se encuentre cada quien:
Empero vendrán días cuando el esposo les será quitado: entonces ayunarán en aquellos días. 36Y les decía también una parábola: Nadie mete remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera el nuevo rompe, y al viejo no conviene remiendo nuevo. 37Y nadie echa vino nuevo en cueros viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los cueros, y el vino se derramará, y los cueros se perderán. 38Mas el vino nuevo en cueros nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conserva. 39Y ninguno que bebiere del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. (5:35-39)
La expresión, ¿Podéis hacer que los que están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos?, es una referencia a la Ley mosaica en torno a la disposición de consideración a los recién casados:
Cuando tomare alguno mujer nueva, no saldrá a la guerra, ni en ninguna cosa se le ocupará; libre estará en su casa por un año, para alegrar a su mujer que tomó. Deuteronomio 24:5
La sanidad del hombre que tenía la mano derecha seca que recibe sanidad en el día de reposo (6:6-11), establece el testimonio doctrinal de que el día de reposo no es para detener la obra de Dios sino para certificarla: Lucas cita dos casos similares en el mismo capítulo: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. (6:5), y: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? (6:9)
También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado. Marcos 2:27
La sanidad del siervo del centurión que estaba enfermo (7:1-10) establece el testimonio doctrinal sobre la mayor dignidad que puede recibir el hombre y la mujer que se acerca a Dios. El asunto que se trata es sobre quien es digno de ser considerado digno. En el relato, Lucas utiliza dos términos diferentes para referirse a ser digno: αξιος axios (7:4), e ικανος ikanos (7:6)
El primer término, αξιος, se refiere a la dignidad producto del mérito por las obras realizadas. El segundo término, ικανος, la dignidad producto del nivel de alcurnia, de nobleza. Lucas establece una comparación de la dignidad atribuida a un mismo hombre: el centurión; la primera, otorgada por los residentes del lugar; la segunda, atribuida por sí mismo.
Por la forma de presentar su solicitud, el centurión ganó una tercera designación de dignidad, una mayor: ni aun en Israel he hallado tanta fe.
La mayor dignidad que puede recibir el hombre y/o la mujer en su búsqueda de Dios, es ser considerados como hombre o mujer de fe. El testimonio doctrinal que Lucas presenta es que la fe no pertenece a una nacionalidad en particular; el principio de la fe está en saber reconocer la línea de autoridad, y sujetarse a ella.
La resurrección del hijo de la viuda de Naín, (7:11-17) establece el valor que ante Dios tiene la categoría de las viudas, los huérfanos y los extranjeros, y valida la parte de la Ley que promulgó sobre el cuidado de ellos.
Maldito el que torciere el derecho del extranjero, del huérfano, y de la viuda. Y dirá todo el pueblo: Amén. Deuteronomio 27:19 (véase también Éxodo 22:22; Deuteronomio 10:18; 14:29; 16:11, 14; 24:17, 19, 20, 21, 26:12, 13)
Este cuidado por las viudas fue el primer ministerio que la iglesia instituyó en Jerusalén.[18] Pablo también da recomendaciones a Tito sobre cómo se debe administrar los recursos para las viudas.[19]
La liberación del endemoniado de la tierra de los Gadarenos (8:22-39) es un caso que Lucas lo utiliza para mostrar que los demonios, identificados también por él como espíritus inmundos (ακαθαρτοις πνευμασιν akathartis pneumasin), aunque seres espirituales pueden y prefieren cohabitar dentro del hombre, y les transfieren su misma naturaleza y capacidad. Lucas presenta este caso también para mostrar que los demonios pueden ocupar regiones enteras de territorio. Los habitantes de aquella región aunque sabían del pasado del endemoniado, y que éste había sido libre por la intervención de Jesús, prefieren y le piden a Jesús que salga de su comarca.
En todo su tratado, Lucas hace seis referencias a espíritus inmundos, y veintitrés referencias a la actividad de los demonios en el hombre. Los casos referidos por Lucas muestran que la posesión demoniaca en el hombre es la causante de distintos tipos de enfermedades, achaques, males, plagas, demencias, epilepsias, mudez, y aun deformaciones físicas.[20]
Para Lucas, todo caso de liberación es el testimonio doctrinal de que el Reino de los cielos ha llegado a las regiones. La liberación de demonios es parte activa del Evangelio del Reino; de allí que, la evangelización no solo signifique la proclamación de las buenas nuevas, sino también el arrebatamiento de territorios ocupados por el reino de las tinieblas. Evangelizar es arrebatarle territorios de gobierno a Satanás, estaba profetizado.
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz: los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos. Isaías 9: 2
El apóstol Pablo establece en sus escritos que la evangelización no consiste solo en la proclamación y divulgación de las buenas nuevas, sino más, sobre todo, en la capacidad desarrollada por las comunidades de fe de aniquilar a las fuerzas de las tinieblas que se levantan en oposición a Jesús,
Porque es menester que él reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies. 1ra. Corintios 15:25
Como vemos en el evangelio de Mateo, esta confesión doctrinal pertenece a la enseñanza directa de Jesús a sus discípulos,
Mas yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Mateo 16:18
El relato de la liberación del gadareno termina con la ordenación al apostolado del que estuvo poseído por demonios. No tenemos su nombre, pero Lucas lo reconoce como el primer apóstol de Jesús enviado a los gentiles de la comarca conocida en ese entonces como Decápolis:
Y aquel hombre, de quien habían salido los demonios, le rogó para estar con él; mas Jesús le despidió, diciendo: 39Vuélvete a tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y él se fue, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él. (8:38-39)
Esta es la verdad de las cosas en que tanto Lucas como Teófilo fueron enseñados, y ahora Lucas lo establece en su primer tratado como testimonio doctrinal de lo que significa seguir a Jesús, y del verdadero significado de ser miembros del cuerpo de Cristo.
Lucas escribe con una sencillez de palabra, y a la vez con una contundencia espiritual, que a juzgar por la decisión de él de convertirse en parte del equipo apostólico de Pablo, provocó en quienes leyeron sus tratados una reacción de moverse hacia lo evangelístico y hacia lo apostólico. La liberación del gadareno es el relato cumbre de sus narraciones de Lucas; es el relato mas contundente de Jesús acerca de su autoridad sobre los demonios, aun así se presenten convenidos como legión. La tempestad en el mar advertía de la fiereza del endemoniado; acción que sirvió para mostrale a sus discípulos la autoridad plena de Jesús sobre la Creación, y sobre Satanás: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen?
A la liberación del hombre de Gadara le siguió la sanidad de la mujer con flujo de sangre, y la resurrección de la hija de Jairo, principal de la sinagoga de Capernaum.
La mujer con flujo de sangre es insertada en el relato de la sanidad de la hija de Jairo, y pareciera como si por causa del retraso de Jesús por conocer a la mujer que le tocó para ser sanada, fue que Jesús no llegó antes de que la hija de Jairo muriera. Sin embargo, Lucas presenta el caso de la sanidad de la mujer con flujo de sangre como un caso adicional para mostrar la autoridad en Jesús de actuar por sobre la Ley de Moisés sin que su acción sea contada como transgresión. En su presentación Lucas logra establecer cómo la persona cumple con la Ley a través de la fe en Jesús.
La mujer con flujo de sangre es una mujer clasificada como inmunda, condición según la Ley de Moisés peor que la de una pecadora, pues aunque no hubiera cometido pecado, recaía sobre ella la condición de inmunda que la obligaba a separarse de todo público durante el estado de su condición; una condición compartida casi en igual estado con el infectado de lepra.
Y cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su carne, siete días estará apartada; y cualquiera que tocare en ella, será inmundo hasta la tarde… 25Y la mujer, cuando siguiere el flujo de su sangre por muchos días, fuera del tiempo de su costumbre, o cuando tuviere flujo de sangre más de su costumbre; todo el tiempo del flujo de su inmundicia, será inmunda como en los días de su costumbre. 26Toda cama en que durmiere todo el tiempo de su flujo, le será como la cama de su costumbre; y todo mueble sobre que se sentare, será inmundo, como la inmundicia de su costumbre… 28Y cuando fuere libre de su flujo, se ha de contar siete días, y después será limpia…. 30Y el sacerdote hará el uno ofrenda por el pecado, y el otro holocausto; y la purificará el sacerdote delante de Jehová del flujo de su inmundicia. Levítico 15:19-30
La razón de por qué la mujer vino temblando, ante la pregunta de Jesús, pues precisamente por su condición de inmunda no podía contaminar a nadie. La mujer de momento se ve descubierta y teme que corra riesgo de ser considerada digna de recibir azotes por su aparente maldad intencionada. Sin embargo, para su sorpresa, la mujer recibe de Jesús no solo la Virtud que detuvo el flujo de su sangre, instantáneamente, sino que recibe además la certificación de que su fe la ha salvado, y la envía en paz.
Según la Ley de Moisés, Jesús se hubiera convertido en inmundo inmediatamente, pero no lo fue; de lo contrario no hubiera salido Virtud de Él. Lucas ve en este hecho la autoridad en Jesús de actuar por sobre la Ley de Moisés sin que su acción sea contada como transgresión. No que la Ley es derogada en Él, es que Jesús está por encima de la Ley.
El hecho de que la mujer fue enviada en Paz, hace ver que Jesús absolvió a la mujer de toda culpa, y la purificó de su condición, que es lo mismo que hubiera hecho el sacerdote según la ordenanza de la Ley. Lucas establece que la fe en Jesús hace que la persona sea constituida en cumplidor de la Ley.
La expresión, tu fe te ha salvado, expresión con la que Jesús certifica la sanidad de la mujer con flujo de sangre, es más que una frase religiosa para calificar la decisión de acción de alguien que busca recibir de Dios, es la respuesta de Dios al testimonio que dejaron aquellos que vieron a Jesús y entendieron su posición dentro del Reino. Lucas recoge la expresión para mostrar que quienes recibieron tal certificación fueron gente de fe que por ella alcanzaron también la perfección de gozar de los beneficios de la Vida Eterna. Lucas recoge la expresión en varias ocasiones:
La mujer pecadora que regó con lágrimas sus pies: Y dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz. (7:50); la mujer con flujo de sangre: Y él dijo: Hija, tu fe te ha salvado: ve en paz. (8:48); el leproso samaritano que regresó a Jesús para agradecerle por su sanidad: Y díjole: Levántate, vete; tu fe te ha salvado. (17.19); y el ciego de Jericó que estaba mendigando junto al camino: Y Jesús le dijo: Ve, tu fe te ha hecho salvo. (18:42)
La resurrección de la hija de Jairo concluye la serie de enseñanzas que Jesús comenzó ese día a la orilla de la mar. Jairo es un principal de la sinagoga de Capernaum, alguien a quien Jesús conoce muy bien por las muchas veces que Jesús ha enseñado en la sinagoga del lugar. La expresión, no temas: cree solamente, y será salva, muestra que Jairo ha creído en Jesús, razón por la cual lo busca tan pronto descubre la gravedad de la salud de su hija.
Es la segunda resurrección que Jesús opera, las dos únicas que Lucas refiere como hechos de Jesús, y lo hace para mostrar junto con el caso del hijo de la viuda de Naín, la autoridad de Jesús sobre la muerte. El hecho sirve para establecer acerca de la resurrección de los muertos a la venida de Jesús, tema doctrinal del que el apóstol Pablo abunda en sus escritos. Juan recoge palabras directas de Jesús acerca de la resurrección,
De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios: y los que oyeren vivirán. Juan 5.25
Este es el pan que descendió del cielo: no como vuestros padres comieron el maná, y son muertos: el que come de este pan, vivirá eternamente. Juan 6.58
Dícele Jesús: Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Juan 11.25
[1] Hechos 7:54
[2] Levítico 17:7; Salmo 106:37
[3] Hechos 2.38; 3:19; 10.43
[4] Hechos 11:18
[5] Hechos 1:18
[6] 2da. Pedro 1:15
[7] 2da. Pedro 1:17
[8] Gálatas 2:4
[9] Juan 4:23
[10] Hechos 2:46; Romanos 1:12; Tito 1:4
[11] Hechos 2:42; 1ra. Corintios 10:16; 2da. Corintios 6:14
[12] 1ra. Corintios 12:27
[13] 1ra. Corintios 6:3
[14] Levítico 13:45
[15] Romanos 6:15
[16] Romanos 5:1
[17] Juan 20.23
[18] Hechos 6:1
[19] 1ra. Timoteo 5:3-16
[20] Lucas 4:33-4:41; 6:18; 7:21, 8:2, 27, 29, 30; 33, 35, 38; 9:1, 42, 49; 10:17, 20; 11:14, 15, 18, 19; 11:20, 26; 13:16, 32
Todas las citas bíblicas son tomadas de la Biblia versión Antigua (RVA1909)
Pastor Pedro Montoya
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