Serie de Enseñanzas basadas en el Primer Tratado de Lucas a Teófilo: Primera Parte
Habiendo muchos tentado a poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2Como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra; 3Me ha parecido también a mí, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, oh muy buen Teófilo, 4Para que conozcas la verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado. Lucas 1:1-4
El orden de la historia de las cosas en las cuales Lucas y Teófilo fueron enseñados es un orden de hechos aunque humanos y desarrollados en la tierra, responden a diseños divinos enviados desde los cielos como buenas nuevas con las cuales se establece la buena Voluntad del Creador sobre la generación de Adam. Es por lo tanto el orden divino que establece enseñanza para caminar en la fe de Jesús.
No es la historia fantástica de hechos extraordinarios y sobrenaturales, su grandeza consiste en la sencillez de las acciones de aquellos que entienden que son protagonistas de la historia divina; por eso Lucas no pretende destacar el conocimiento (detalles) de los relatos sino la fe bajo la cual ellos actúan.
Lucas escribe combatiendo con cada uno de sus escritos la filosofía griega que él conoce muy bien, y a la cual él decidió con renunciar. La motivación de escribir su primer tratado tiene el propósito de “recordarle” a Teófilo la certeza de las experiencias bajo las cuales ambos conocieron a Jesús, y cómo ambos fueron guiados por el Espíritu Santo para conocer del misterio de la Gracia del Evangelio.
Lucas tiene la preocupación de que la influencia de la filosofía religiosa de los epicúreos y estoicos,[1] pueda trastocar la fe de Teófilo, y le escribe para advertirle del peligro de depositar la atención en el conocimiento de las palabras. El uso del término conozcas επιγνως, es usado con la fuerza de, que seas consciente de, apelando a la fe de Teófilo y no a su razonamiento.
Lucas ha descubierto, acompañando a Pablo en sus viajes, que el mayor enemigo que enfrentan las comunidades de fe que no han tenido el suficiente tiempo para conocer acerca de la obra de Jesús, de su crucifixión y de su resurrección, es la mezcla de doctrinas que presentan un “evangelio” matizado con la filosofía pagana y el judaísmo farisaico. Lucas advierte en sus tratados que existe el temor de que muchas de estas comunidades colapsen ante estas mezclas de doctrinas; en cierta medida, Lucas también advierte que Teófilo está expuesto a este tipo de doctrinas. El apóstol Pablo señala el conflicto doctrinal que se ha levantado en la comunidad de Galacia promovido por aquellos que creen que las comunidades gentiles deben también ser circuncidados como la Ley lo demanda,
Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis traspasado del que os llamó a la gracia de Cristo, a otro evangelio: Gálatas 1:6
Lucas ha advertido, y por eso escribe, que hay muchos que han intentado poner en orden la historia de las cosas, y en su reconocimiento se lee que tales intentos solo han servido para trastornar la fe de algunos.
Lucas hace referencia en sus tratados de la circulación de saberes cuasi-doctrinales que están amenazando a las distintas comunidades. Para el tiempo del primer viaje apostólico de Pablo, Lucas reporta que ya había quienes predicaban que era necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.[2] Por la relación con Pablo Lucas también tiene conocimiento de lo que el apóstol reporta en su segunda epístola a Timoteo, que hay quienes se han descaminado de la verdad, diciendo que la resurrección es ya hecha, y trastornan la fe de algunos.[3] Pablo también le escribe a Tito y le encomia a reprender con dureza a todos aquellos que atienden fabulas judaicas que apartan a los fieles de la verdad.[4]
Así que, confrontado por todo esto y sabiendo que su antiguo compañero está expuesto a esta influencia, Lucas adopta un estilo de redacción único, con el que con cada relato presenta la verdad de las cosas de la Revelación en que fueron formados, y a la vez derriba argumentos filosóficos, y desvirtúa el valor del razonamiento por la palabra. Para Lucas no se trata solo de contar la historia de las cosas; es más importante establecer la veracidad de la historia en las cuales han sido enseñados.
La Verdad de las cosas en las cuales has sido enseñado se llama Jesús, no hay más; de Él es quien hablan las Escrituras hebreas:
Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y de todos los profetas, declarábales en todas las Escrituras lo que de él decían. (24:25-27)
Conocer la Verdad de las cosas se reduce a conocer a Jesús; el cometido de Lucas al escribirle a Teófilo es completar el conocimiento de Jesús que le faltó por conocer a Teófilo cuando ambos fueron expuestos a Revelación; pero conocerlo, claro, desde la visión correcta, la que las Escrituras certifican como ciertas.
¿Quién es Jesús?
Cada relato es un testimonio de la grandeza del Creador que opera a la par del hombre para establecer en cada hecho su Gracia, su sabiduría, su misericordia, su amor, su perdón, su cuidado. Contra este testimonio de grandeza la filosofía se convierte en inoperante: Porque ninguna cosa es imposible para Dios. (1:37)
Es también el testimonio de fe de la parte humana involucrada. Dios opera sobre la base de fe de quienes se convierten en coprotagonistas de la Revelación. No es solo la obra portentosa del Creador, es también la intervención de quienes han decidido ser justos. En el relato de la manifestación del ángel Gabriel a Zacarías, Lucas destaca sobre todo el valor de la decisión de Zacarías y su esposa de mantenerse justos ante el Señor, decisión que según se desprende del mismo relato, no todos en el pueblo viven según este carácter:
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abías; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elisabeth. 6Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del Señor. (1:5, 6)
Lo mismo sucede en el relato de la manifestación de Gabriel a Maria, Lucas destaca que Maria está por encima de la condición de rectitud de las muchachas de su región,
Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios. (1:30)
Lucas presenta a Dios interactuando con el hombre. En el relato de la manifestación del ángel Gabriel a Zacarías, lo primero que se destaca es, Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, (1:13). Lo que va a suceder, parte de ello es debido a tu petición, ¿Qué puede hacer la filosofía pagana contra esto? Nada, la filosofía queda desvirtuada.
Sin embargo, aunque Lucas presenta y destaca la participación humana, enfatiza que ninguno de ellos opera por sí mismos, sino por la intervención divina del Espíritu de Dios, que llena e inspira a hablar (profetizar), que guia, que capacita, que fortalece, que inspira, que sostiene.
Porque el Señor me ha hecho así en los días en que miró para quitar mi afrenta entre los hombres. (1:25)
Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 47 Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador, (1:46, 47)
Y Zacarías su padre fue lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 68Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y hecho redención a su pueblo, (1:67, 68)
Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel. (1:80)
Lucas presenta a Jesús y lo hace junto a la anunciación del nacimiento de Juan para mostrar que ambos forman parte de un proyecto divino de redención para Israel; ninguno de ambos destaca por y para sí mismos, sus acciones no son acciones aisladas, pertenecen al mandato de Dios para que con cada una de sus acciones se active el modelo profético de vida establecido en la Ley, en los profetas y en todas las Escrituras:
Porque os digo, que es necesario que se cumpla todavía en mí aquello que está escrito: Y con los malos fue contado: porque lo que está escrito de mí, cumplimiento tiene. (22:37)
Y él les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están escritas de mí en la ley de Moisés, y en los profetas, y en los salmos. (24.44)
Lucas tiene cuidado de no presentar a Jesús como un semidiós, y aunque destaca su humanidad a la hora de actuar, enfatiza que sus acciones responden a su naturaleza divina. Este cuidado de Lucas por la forma de presentar a Jesús desbarata la concepción de los filósofos estoicos y epicúreos acerca de los dioses mitológicos griegos.
No obstante, Lucas reconoce que en Jesús operan todos los derechos para actuar como salvador (Jesús). Israelita por naturaleza, (la genealogía de Jesús que Lucas presenta sirve para mostrar que Jesús es un verdadero israelita), lo que lo constituye en heredero de la promesa de Dios a Abraham;[5] de la tribu de Judá, de donde saldría el legislador;[6] de la casa y familia de David,[7] lo que lo constituye en hijo de la promesa de Dios a David;[8] pero sobre todo, que Jesús es Dios manifestado en carne: La genealogía la hace llegar hasta Dios: que fue de Dios.[9]
Y se maravillaban de su doctrina, porque su palabra era con potestad. Lucas 4:32
Y hubo espanto en todos, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y potencia manda a los espíritus inmundos, y salen? Lucas 4:36
Y salían también demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el Hijo de Dios. Mas riñéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que él era el Cristo. Lucas 4:41
Entonces los escribas y los Fariseos comenzaron a pensar, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios? Lucas 5:21
Y los que estaban juntamente sentados a la mesa, comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste, que también perdona pecados? Lucas 7:49
Y les decía. El Hijo del hombre es Señor aun del sábado. Lucas 6:5
Y les dijo: ¿Qué es de vuestra fe? Y atemorizados, se maravillaban, diciendo los unos a los otros: ¿Quién es éste, que aun a los vientos y al agua manda, y le obedecen? Lucas 8:25
Lucas, sin embargo, reconoce que aunque Jesús es Dios manifestado en carne,[10] no todo lo que hizo lo hizo por su capacidad de Dios, sino en su capacidad de hombre redimido por la Gracia y por el poder del Espíritu Santo. Jesús, usando expresiones del apóstol Pablo, se anonadó a sí mismo (de su condición de Dios), y tomó forma de siervo, hecho semejante a los hombres;[11] así que sus ejecutorias son realizadas y desarrolladas en dependencia directa con el Padre, Él es quien le faculta para operar en la forma sobrenatural en que lo hace. Lucas nunca presenta a Jesús actuando sobre una base individualista, aislado del Padre.
Lucas no presenta a Jesús como un “niño-Dios”, con todo el poder, fortaleza y sabiduría de Dios encapsuladas en Jesús, y que por tales virtudes destaca aun sobre los sabios de su época. Lucas presenta a Jesús sometido a un proceso de creación natural como cualquier otro ser humano, solo que a diferencia de todos los demás, consagrado por la obediencia al mandamiento del Padre, dedicado a completar la labor de redención para la cual fue enviado; todo lo que Jesús hace lo hace en la Virtud del Espíritu Santo en la dependencia directa con el Padre: Yo y el Padre una cosa somos.[12]
Lucas cuida de no solo narrar los hechos, sino más, de establecer el elemento doctrinal de los hechos en el proceso de Jesús de adquisición de conciencia acerca de su presencia en la tierra, para que quien lea de ellos entienda que tales hechos le son presentados como ruta de salvación para escapar de esta generación pervertida: Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida: nadie viene al Padre, sino por mí.[13] Esto se observa claramente en el relato del nacimiento de Jesús, de su presentación en el Templo, y en el relato de su encuentro con los doctores de la Ley a la edad de doce años.
Y parió a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acostóle en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. (2:7)
Y pasados los ocho días para circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; el cual le fue puesto por el ángel antes que él fuese concebido en el vientre. 22Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalem para presentarle al Señor, (2:21, 22)
Y el niño crecía, y fortalecíase, y se henchía de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él. (2:40)
Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad, y en gracia para con Dios y los hombres. (2:52)
Lucas presenta a Jesús consciente de su propósito sobre la tierra; el relato de cuando pronuncia las Palabras muy conocidas por todos: en los negocios de mi Padre me conviene estar (2:49), es el relato contundente del grado de conciencia de Jesús acerca de su presencia sobre la tierra. Jesús es el redentor de la generación de Adam.
Todas las citas bíblicas son tomadas de la Biblia versión Antigua (RVA1909)
Pastor Pedro Montoya
Tel Cel. (407) 764-2699
Twitter: @pastormontoya
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[1] Hechos 17:16-34
[2] Ídem 15:5
[3] 2da. Timoteo 2:18
[4] Tito 1:14
[5] Génesis 22:18
[6] Ídem 49:10
[7] Lucas 2:4
[8] 1 Reyes 8:25
[9] Lucas 3:38
[10] 1ra. Timoteo 3:16; 2da. Corintios 4:11
[11] Filipenses 2:7
[12] Juan 10.30
[13] Juan 14.6