El texto bíblico al que hago referencia se encuentra en la primera epístola del apóstol Pablo a la comunidad de fe de Corinto, en donde leemos propiamente:
Antes, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, Ni han subido en corazón de hombre, Son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman.
1 Corintios 2:9
Y es una referencia directa a los escritos del profeta Isaías, cuando escribe:
Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.
Isaías 64:4 (65:17)
Es un texto muy conocido por todos aquellos que militan en los caminos de la fe, pero, ¿Qué significa?
Me gustaría darte una explicación no teológica sobre el texto. Una mañana de estas mientras en oración me dirigía al Señor, pidiéndole acerca de la necesidad que tenemos en el mundo entero de que la Revelación de las Buenas Nuevas alcance a más y más gente, Él me hizo entender que la Revelación del Evangelio no se establece sobre la tierra, no por la ausencia de proclamadores del Reino, sino por causa de la falta de entendimiento que tenemos acerca de cómo vivir la vida del Cielo sobre la tierra, y esto debido a impedimentos que tenemos para “ver”, para “oír”, y para “recibir” la Revelación de Dios en nuestro corazón.
La vida de fe es una vida de convicción, ese conocimiento lo tenemos entendido; pero dado que la fe no es una elaboración humana sino el efecto del establecimiento del Espíritu de Verdad a través de la Palabra de Dios (Juan 8:32), la vida de fe es la vida de las normas de vida del Cielo, sobre la tierra.
Entonces, cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, significa vivir no más por las cosas propias de nuestra existencia, y sustituirlas por las realidades espirituales bajo las cuales se vive en el Cielo.
Se trata de una sustitución de modelos de vida, se trata de hacer desaparecer las cosas materiales, es decir, las cosas más inmediatas, aquellas cosas por las cuales hemos aprendido a vivir, las que nos fueron parte de la esencia de existir, y aprender a vivir con las normas de vida de la existencia del Cielo; ya de esto habíamos sido exhortados por el apóstol Pablo, cuando instruyó a la comunidad de Colosas:
SI habéis pues resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Colosenses 3:1
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, significa no verse afectado, negativa y/o positivamente, por los factores de la existencia social atea bajo los cuales se vive existencialmente, sino, ante todo, entender que las experiencias humanas son realidades deformadas que necesitan ser transformadas en realidades “santas”; esta actividad es propiamente el proceso de la Evangelización, es decir, el proceso por el cual se transforma la realidad de las personas juntamente con sus circunstancias.
Solo el hombre/mujer de fe tienen la autoridad y potestad de transformar las realidades deformadas y convertirlas en precedentes de actos de fe por medio de las cuales otros puedan ver, oír y recibir en sus corazones sobre la Gracia que transforma; de esto también el apóstol enseña, y escribe:
El que hurtaba, no hurte más; antes trabaje, obrando con sus manos lo que es bueno, para que tenga de qué dar al que padeciere necesidad.
Efesios 4:28
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, significa la actividad constante de establecimientos de las instrucciones de la doctrina de Cristo; significa entender y actuar en función de lo que Jesús enseñó cuando al inicio de su ministerio estableció la base del Evangelio: Oísteis que fue dicho: …Mas yo os digo.
El mayor inconveniente consiste en creer que cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, tienen que ver con grandes Revelaciones de misterios sobre el cielo, y descartamos las cosas pequeñas; Dios Revela, y nos muestra cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, a través de las cosas pequeñas, a veces clasificadas como insignificantes, porque así está escrito en la Palabra,
27 Antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte; 28 Y lo vil del mundo y lo menos preciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es: 29 Para que ninguna carne se jacte en su presencia.
1 Corintios 1:27-29
Las cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, no llegarán mientras no hagamos el “switch” de intencionalidad de vida, todo comienza por la decisión de cambiar según las instrucciones del Espíritu por la Palabra, como está escrito:
Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Romanos 12:2
Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, es la operación del Espíritu por medio de la cual el hombre es libre de sus ataduras religiosas, y es llevado por el Espíritu mismo a establecer entendimiento de Vida en todas sus actividades. Que el Señor te de entendimiento.
Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)
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Pastor Pedro Montoya
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