¿Cuál es el propósito de la vida del hombre justo sobre la tierra? ¿Para qué vivimos?



Estableciendo prioridades de fe y doctrina


El propósito de la vida de un justo sobre la faz de la tierra es establecer la Voluntad de Dios; la respuesta fue establecida en la enseñanza de Jesús a sus discípulos cuando en respuesta a la solicitud de “enséñanos a orar”, Él les dijo: Padre nuestro que estás en los cielos, venga tu reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.

No hay otro propósito, cualquier otro propósito tendrá solamente un valor parcial y solo servirá para distraer nuestra atención de la misión divina para la cual hemos sido escogidos.

No es un propósito acuñado por la teología cristiana, es el propósito original por el cual Adam fue colocado en Edén con el atributo de señorear (רָדָה) sobre toda la Creación animada de Dios.[1] En el mismo relato encontramos también, en la definición de la existencia de Adam, que Dios lo propone como un “colector” (עָבְדָהּ) del huerto que presenta al Señor los frutos del jardín en sus periodos cíclicos de producción.[2] Finalmente, en la descripción de los primeros días de la vida de Adam encontramos que Dios mismo dispone su Creación bajo la discreción de Adam: Formó, pues, Jehová Dios de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y trájolas á Adam, para que viese cómo les había de llamar; y todo lo que Adam llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. (2:19).

Así que, basados en este principio de formación del hombre, el justo es más que uno que tan solo espera a lo que Dios hará sobre la tierra, como lo presenta la teología religiosa de tipo ermitaño, el justo es uno que sabe lo que el Señor quiere que se haga sobre la tierra, y lo establece oportuna y adecuadamente.

Los relatos de los escritores de los evangelios recurren a parábolas de siervos fieles a quienes su amo les entrega parte o la totalidad de sus bienes para que lo administren, y destacan sobre todo, la negligencia de aquellos que no honraron la confianza de su señor.

Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no se apercibió, ni hizo conforme a su voluntad, será azotado mucho. Lucas 12:47

El paralelismo es presentado para dar apoyo a la doctrina del Evangelio de que el Reino de los cielos no consiste en límites geográficos, sino en la reunión de aquellos que caminan conociendo y estableciendo la Voluntad de su Señor sobre la tierra: porque he aquí el reino de Dios entre vosotros está.[3] Santiago escribe también en los mismos términos, y explica que la fe consiste en “hacer”, y no tan solo en “conocer” la Voluntad de Dios: El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace.[4] El mensaje es claro, el justo es constituido como tal con el propósito de que sus ejecutorias sean las ejecutorias del Reino de Dios sobre la tierra.

El hombre justo es un “ejecutador” de la Voluntad de Dios, el apóstol Pablo establece a partir de aquí la visión y misión de los que son participes de esta Gracia, y determina con esta Palabra que los justos son constituidos como “embajadores” de Cristo, y enviados para tal fin a distintas partes de la tierra,

Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio nuestro; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios. 2 Corintios 5:20

Y por esa misma razón, para un justo, ninguna oposición es lo suficientemente fuerte para hacerlo desistir de seguir haciendo bien,

Porque esta es la voluntad de Dios; que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres vanos: 1 Pedro 2:15


Porque ¿qué gloria es, si pecando vosotros sois abofeteados, y lo sufrís? mas si haciendo bien sois afligidos, y lo sufrís, esto ciertamente es agradable delante de Dios. 1 Pedro 2:20

Adicionalmente, hay algunas visiones que los evangelistas presentan, que nos conviene discutir aquí, para entender acerca de la misión de un justo.

Un justo es equivalente a uno que ara la tierra, su trabajo depende de cuanto esfuerzo y esmero desarrolle para preparar el terreno. El que ara la tierra sabe que una tierra con pedregales, o espinas, ahogaran el fruto;[5] de allí que, ninguno que ara la tierra deja la obra inconclusa: Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de Dios.[6] El apóstol Pablo usa en su enseñanza un mandamiento de la Ley dedicado a la vida del agricultor para ilustrar el respaldo que un justo tiene de parte de Dios cuando se esfuerza por establecer la Voluntad de Dios en su territorio,

¿O dícelo enteramente por nosotros? Pues por nosotros está escrito: porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de recibir el fruto. 1 Corintios 9:10

En su segunda epístola a Timoteo, Pablo le recalca a Timoteo sobre el valor de trabajar sin desmayar y utiliza como ejemplo el valor que tiene para un agricultor el trabajar la tierra hasta ver los resultados: El labrador, para recibir los frutos, es menester que trabaje primero. (2:6)

Un justo es equivalente a uno que siembra una semilla en un campo desforestado, su trabajo pobla una tierra árida y la transforma en una productiva, pero sobre todo, provoca alimento para los pobladores de la región,

26 Decía más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echa simiente en la tierra; 27 Y duerme, y se levanta de noche y de día, y la simiente brota y crece como él no sabe. 28 Porque de suyo fructifica la tierra, primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; 29 Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega es llegada. Marcos 4:26-29

El justo es un regulador de la vida en el planeta, pero oculto, y no obtiene beneficio adicional por su labor. La expresión, en ti serán benditas todas las familias de la tierra, fueron declaradas a un justo, y lo que parecería la llave de la riqueza personal, es no obstante, tan solo la llave para hacer que los moradores injustos de la tierra produzcan las riquezas por las cuales se alimenta su arrogancia en contra de Dios. ¿Injusticia? No, tan solo es el testimonio de que Dios no hace acepción de personas, y que bendice por misericordia para que nunca un injusto se levante en arrogancia argumentando que Dios le forzó a hacer lo que Él quería a cambio de recibir Su bendición.

Las parábolas de Jesús donde se presenta un “siervo” administrando los bienes de un amo rico, son la mejor forma para entender la labor de un justo sobre la faz de la tierra. En tales parábolas se presenta que la labor consiste en “multiplicar” los bienes y riquezas de su amo rico; incluso, en aquellas en que se presenta a un siervo que se niega a hacerlo, la parábola emite el juicio de “siervo malo y negligente”.

El justo establece bendición sobre sus vecinos regionales, ese es el propósito de su misión sobre la tierra, aunque él en ocasiones no saque ventaja como los demás, e incluso, tenga que padecer persecución de ellos mismos. El escritor de la epístola a los Hebreos plasma en el capítulo once el caso de muchos justos que vieron como recompensa de su labor, la persecución de aquellos a los cuales llevaron bendición,

36 Otros experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles; 37 Fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; 38 De los cuales el mundo no era digno; perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Hebreos 11:36-38

De allí que todos los evangelistas y proclamadores del Reino establecieron juntamente con su mensaje la necesidad de que todos entendieran que no deben de cansarse de operar no por los méritos del reconocimiento a su trabajo, sino fundamentados en la convicción de que su esfuerzo es conforme la Voluntad de Dios,

No nos cansemos, pues, de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado. Gálatas 6:9

No nos cansemos de hacer el bien, la recompensa no viene del hombre, sino de Dios.


Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)


Pastor Pedro Montoya

Tel. Cel. (407) 764-2699

Twitter: @pastormontoya

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[1] Genesis 1:26

[2] Idem 2:15

[3] Lucas 17:21;

[4] Santiago 4:17

[5] Mateo 13:5-7

[6] Lucas 9:62

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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