Entendiendo los Procesos de Revelación: Caminando en fe para establecer Revelación a través de nuestros actos
4 Yo, he aquí mi pacto contigo: Serás padre de muchedumbre de gentes: 5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. Génesis 17:4-5
Hay historias en las Sagradas Escrituras que a los ojos occidentales aparecen como historias absurdas y sin mucho sentido, difíciles de entender por qué el escritor bíblico decidió incluirlas en el relato. Hay historias, inclusive, que se salen de la moral occidental con la cual acostumbramos a interpretar el texto bíblico.
El relato de la historia de Abraham presentando a su esposa como su hermana es un buen ejemplo de este tipo de historias.
Este relato es un caso que no ha tenido mayor interpretación sobre la razón del porqué Abraham —y Sarah— decidieron, no una sino dos veces, fabricar una falsedad para escapar de la vista de aquellos ante los cuales las circunstancias del momento los expusieron.
No faltará quien de forma atrevida opine que se trató de una “debilidad” humana, que flaqueó en ese momento la fe de ambos, y que era más oportuno presentar una “media verdad” que exponerse a la posibilidad de sufrir daño por parte de estos pueblos extraños.
4 Y fuése Abram, como Jehová le dijo; y fue con él Lot: y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán… 11 Y aconteció que cuando estaba para entrar en Egipto, dijo a Sarai su mujer: He aquí, ahora conozco que eres mujer hermosa de vista; 12 Y será que cuando te habrán visto los Egipcios, dirán: Su mujer es: y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida. 13 Ahora pues, di que eres mi hermana, para que yo haya bien por causa tuya, y viva mi alma por amor de ti. Génesis 12:11-13
El anterior argumento podría ser una explicación razonable la primera vez, teniendo en cuenta que Abraham y Sarah recién habían comenzado a conocer a Jehová-Dios,
Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu simiente daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, que le había aparecido. Génesis 12:7
Sin embargo, el argumento pierde validez para la segunda vez que ambos repiten el hecho, si se tiene en cuenta que justo antes de que se repita el hecho, Jehová—Dios le había demandado a Abraham que caminara en perfección: presentar una falsedad no es caminar en perfección,
Y SIENDO Abram de edad de noventa y nueve años, aparecióle Jehová, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí, y sé perfecto. Génesis 17:1
El escritor es sabio al anotar que cuando Jehová—Dios le demanda a Abraham que camine en perfección, Abraham recién ha cumplido los noventa y nueve años, es decir, un año antes de que Isaac nazca. Justo un par de meses después, Abraham y Sarah se ven expuestos nuevamente a repetir de nuevo la misma falsedad,
DE allí partió Abraham a la tierra del Mediodía, y asentó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 2 Y dijo Abraham de Sara su mujer: Mi hermana es. Y Abimelech, rey de Gerar, envió y tomó a Sara. Génesis 20:1-2
La explicación que en esta ocasión Abraham presentó fue que él actuó de tal forma porque tuvo miedo de que lo mataran—en realidad, fue la explicación de ambos—,
11 Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Cierto no hay temor de Dios en este Lugar, y me matarán por causa de mi mujer. 12 Y a la verdad también es mi hermana, hija de mi padre, mas no hija de mi madre, y toméla por mujer. 13 Y fue que, cuando Dios me hizo salir errante de la casa de mi padre, yo le dije: Esta es la merced que tú me harás, que en todos los lugares donde llegáremos, digas de mí: Mi hermano es. Génesis 20:11-13
Si el lector observa detenidamente los datos de la historia, notará que entre la primera y la segunda vez que Abraham presenta a Sarah como su hermana hay de por medio un aproximado de veinticinco años entre ambos hechos; el lector también notará que durante todo ese tiempo en ningún momento ambos decidieron cambiar el argumento, ¿Por qué?
El hecho solo puede ser entendido desde la perspectiva de fe en la que ambos están caminando.
Revisemos estos hechos desde la fe y Revelación en la que ambos caminan. Abraham confesó la primera vez: Y será que cuando te habrán visto los Egipcios, dirán: Su mujer es: y me matarán a mí, y a ti te reservarán la vida.[1] veinticinco años después, la explicación sigue siendo la misma: Y Abraham respondió: Porque dije para mí: Cierto no hay temor de Dios en este Lugar, y me matarán por causa de mi mujer.[2]
Esta explicación sostenida por casi veinticinco años adquiere sentido y validez —y explica por sí misma— por otro pasaje de la vida de Abraham, por la pregunta que Abraham le formula a Jehová—Dios cuando ambos hicieron pacto de establecimiento de Revelación. En el dialogo, Abraham le pregunta al Señor: ¿qué me has de dar, siendo así que ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese Damasceno Eliezer? [3]
Pero la parte más contundente, y la que explica la razón en Abraham y Sarah de sostener ante los extraños la explicación de que Sarah es su hermana, es lo que Abraham añade: Mira que no me has dado prole, y he aquí que es mi heredero uno nacido en mi casa.[4]
¿Por qué Abraham presentó a Sarah como su hermana? ¿tenía Abraham miedo de morir? ¿fue egoísta Abraham al actuar de esta forma?
Abraham presentó a Sarah como su hermana, efectivamente, porque temía que los extraños, los egipcios la primera vez, y luego los filisteos en la segunda ocasión, lo mataran; pero no porque fuera egoísta, ni porque quisiera sacar ventaja de su esposa; sino porque ambos sabían que si él moría antes de procrear un hijo, la promesa de Dios, de que haría de él una gran nación, y de que su simiente heredaría esa tierra,[5] y de que en su simiente serian benditas las familias de la tierra,[6] sería abortada; dejando a Sarah sin posibilidad de convertirse en madre de naciones.[7]
Cuando uno lee esta parte de la historia de Abraham, es casi imposible no forjarse una concepción prejuiciada, de ver a Abraham como un hombre egoísta y hasta casi como un hombre sin escrúpulos, como un hombre de Dios que utiliza a su esposa, y a costa de ella presenta una mentira para poder salir de un embrollo.
¿Hasta dónde somos capaces de cuidar la Revelación que Dios nos ha entregado? ¿Somos capaces de sufrir desprestigio y difamación por tal de mantener viva la Revelación?
Este es el caso de Abraham y Sarah, que tanto ante el pueblo egipcio y ante los filisteos quedaron como faltos de ética por haber mentido; sin embargo, Dios le contó por Justicia no solo su acto de creer, sino más, el haber estado dispuesto a llevarlo hasta los niveles de exponerse aún al desprestigio y la difamación, porque veían que en sus vidas portaban un depósito de Revelación de parte de Jehová—Dios; por eso Dios hizo pacto con él,
4 Y luego la palabra de Jehová fue a él diciendo: No te heredará éste, sino el que saldrá de tus entrañas será el que te herede. 5 Y sacóle fuera, y dijo: Mira ahora a los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu simiente. 6 Y creyó a Jehová, y contóselo por justicia. Génesis 15:4-6
La respuesta nos ayuda a entender la fe de ambos, y hasta donde se expusieron por cuidar la Revelación que Dios les había entregado.
Jesús, el hijo de Abraham en quien son benditas las familias de la tierra, reafirmó en su doctrina la fe y acción de Abraham, cuando dijo: Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo.[8] La cruz es desprestigio, difamación, vergüenza, dolor, sacrificio, exposición ante los extraños.
El camino de la fe y la vida de Revelación solo puede ser llevado a cabo por aquellos que entienden que su desarrollo les exigirá sacrificios, hasta el punto de caer incluso en deshonra y difamación.
4 No mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: 6 El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios: 7 Sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 Y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Filipenses 2:4-8
¿Cómo queremos que Dios haga pacto con nosotros, y nos de Revelación, si no estamos dispuestos a exponernos hasta los límites del desprestigio, por tal de cuidar que se ejecute la Revelación que portamos de parte de Dios?
¿Hasta dónde somos capaces de llegar por cuidar la Revelación que Dios nos ha dado?
Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)
Pastor Pedro Montoya
Tel Cel. (407) 764-2699
Twitter: @pastormontoya
http://www.ministerioscristorey.com
[1] Genesis 12:12
[2] Idem 20:11
[3] Idem 15:2
[4] Idem 15:3
[5] Idem 13:15; 15:4; 15:18—21; 17:21
[6] Idem 12:3;
[7] Idem 17:16
[8] Lucas 14:27