Un par de días atrás vi un video de una iglesia local celebrando bautismos en agua, y cuando lo vi, quedé alarmado por la forma de cómo realizaron los bautismos; dos personas zambullendo al bautizado como en una forma de balancín, mientras lo zambullían hacia atrás para sumergirlo en agua le sacaban los pies del agua, todo en cuestión de segundos, y luego lo sacaban a la orilla arrastrándolo sobre la superficie; al final, bajo la consigna de, ‘más amor y menos religión’, pretendía establecer con ello que no importa cómo se haga, con tal de que se haga.
Esta forma de proceder, entre otras, nos demuestra que muchos creyentes, entre ellos, ministros, no tienen un verdadero fundamento escritural de las doctrinas del Evangelio, en este caso, del bautismo en agua. El Evangelio no es innovación ni tolerancia con tal de que las personas se acerquen a las iglesias; el Evangelio es el camino que Dios ha establecido en sus enseñanzas para que los creyentes caminen por él según lo establecido.
Cuanta doctrina herética se está levantando entre nosotros en estos últimos días, y me parece que la gran mayoría no ve los riesgos doctrinales de estos actos apostatas.
Aunque en otras oportunidades he escrito sobre el valor doctrinal del bautismo en agua, en esta ocasión quiero establecer enseñanza, pero a partir del fundamento del bautismo como parte del proceso de Salvación de la persona.
El bautismo en agua, aunque eclesiásticamente hablando goza de un valor sacramental, y aun litúrgico, el bautismo en agua es un acto espiritual, y fue establecido por Jesús como requisito para entrar en el Reino de los Cielos, es decir, como requisito para caminar en novedad de vida; esta enseñanza está claramente expuesta en el encuentro de Jesús con Nicodemo:
Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Juan 3:5
Como tal, como requisito para novedad de vida, el bautismo en agua es una demanda de entendimiento; las personas que son bautizadas en Cristo Jesús entienden que el proceso del bautismo en agua es la decisión de abandonar la pasada manera de vivir en cuanto a la idolatría, para caminar en novedad de vida, y alcanzar la Salvación; esto lo explica el apóstol Pedro en su primera epístola:
A la figura de la cual el bautismo que ahora corresponde nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como demanda de una buena conciencia delante de Dios,) por la resurrección de Jesús el Cristo:
1 Pedro 3:21
Así, el bautismo en agua no es en ninguna manera un proceso ritual para ser parte de una iglesia, o para cumplir las demandas de la iglesia en torno al credo de ella, la doctrina del Evangelio establece en la Doctrina de Bautismos que cuando la persona es sumergida en agua, la persona está siendo introducida espiritualmente en el cuerpo muerto de Jesús. Esto lo explica claramente el apóstol Pablo, cuando le escribe a la comunidad de Fe de Roma, y les dice:
Porque somos sepultados juntamente con Él a muerte por el bautismo; para que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.
Romanos 6:4
El bautismo en agua en Cristo Jesús es el acto espiritual de ser ‘sumergido’ en el cuerpo muerto de Jesús, para que de la misma forma de cómo Él resucitó de entre los muertos, de igual forma nosotros por medio de la Fe en su Nombre, surjamos de las aguas en nuevas criaturas según la vida de Jesús.
De la misma forma como Jesús fue declarado Hijo de Dios con Potencia por medio de la resurrección de entre los muertos, así, por medio del bautismo en agua en Cristo Jesús es que la persona es declarada hija de Dios con Potencia.
El cual fue declarado Hijo de Dios con potencia, según el espíritu de santidad, por la resurrección de los muertos), de Jesús el Cristo Señor nuestro,
Romanos 1:4
De que Jesús resucitó de entre los muertos, no hay duda, es el fundamento de la novedad de vida y del bautismo en agua, el apóstol Pablo escribe en su primera epístola a la comunidad de Fe de Corinto:
Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados.
1 Corintios 15:17
Así que, el bautismo en agua en Cristo Jesús establece en su acto la doctrina de la resurrección de Jesús de entre los muertos como fundamento de la novedad de vida por medio de la Fe en su Nombre.
Y no es que el bautismo en agua sea un acto simbólico, pues de ser así, la vida de Fe en Cristo Jesús carecería de la Potencia de Dios para transformación y para Salvación; el apóstol Pablo escribe por el Espíritu de Dios, y declara que la Supereminente Grandeza del Poder de Dios que levantó a Jesús de entre los muertos es la misma que opera en aquellos que viven en novedad de vida:
17 Que el Dios del Señor nuestro Jesús el Cristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación para su conocimiento; 18 Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su vocación, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 Y cuál aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, 20 La cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su diestra en los cielos,
Efesios 1:17-20
El bautismo es un verdadero acto espiritual, aunque en la realidad del acto es uno o dos ministros quienes sumergen a la persona en agua, en un acto simultaneo, es el Espíritu Santo quien sumerge a la persona bautizada en el cuerpo muerto de Jesús, para que por la Fe en su Nombre nazca también por el Espíritu a una nueva vida.
Esto es explicado también por el apóstol Pablo en su epístola a la comunidad de Fe de Roma, y les declara:
¿O no sabéis que todos los que somos bautizados en Cristo Jesús, somos bautizados en su muerte?
Romanos 6:3
El bautismo en agua es necesario para la vida nueva en Cristo Jesús, es en su realización como único el bautizado tiene la oportunidad de nacer a una nueva vida, de lo contrario, aún está viviendo en la condición del hombre viejo bajo el pecado de Adam; el apóstol Pablo lo explica en las siguientes palabras:
5 Porque si fuimos plantados juntamente en Él a la semejanza de su muerte, así también lo seremos a la de su resurrección: 6 Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre juntamente fue crucificado con Él, para que el cuerpo del pecado sea deshecho, a fin de que no sirvamos más al pecado. 7 Porque el que es muerto, justificado es del pecado. 8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con Él;
Romanos 6:5-8
No se trata de un simbolismo, de lo contrario, Jesús nunca le hubiera establecido enfáticamente a Nicodemo el requisito de nacer del agua y del Espíritu.
3 Respondió Jesús, y díjole: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez, no puede ver el reino de Dios…. 5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Juan 3:3-5
El bautismo en agua es necesario para la nueva vida en Cristo Jesús, pues es en su acto donde de forma simultánea el Espíritu Santo sumerge a la persona en el cuerpo muerto de Jesús; si no hay bautismo no hay novedad de vida. Tan importante es este acto que en la Escrituras el Espíritu Santo dejó evidencia de su necesidad. Tenemos dos casos que nos presentan esta evidencia.
La primera evidencia de su necesidad es el caso del bautismo en agua de Cornelio y su familia, en Hechos 10, el apóstol Pedro determinó bautizar a Cornelio y su casa luego de que ellos hubieran sido bautizados con el Espíritu Santo:
47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Hechos 10:47-48
¿Por qué la necesidad de bautizarlos en agua cuando ya habían sido bautizados con el Espíritu Santo? ¿Es más importante el bautismo en agua que el bautismo en el Espíritu Santo?
Si el bautismo en agua no fuera necesario para la novedad de vida y para la Salvación, el apóstol Pedro lo hubiera obviado, pero su decisión de bautizarlos pese a que ya habían sido bautizados con el Espíritu Santo sigue el fundamento doctrinal establecido por Jesús de que si no naces del agua no puedes entrar en el Reino, es decir, no puedes caminar en una nueva vida.
En esta evidencia es claro y contundente el fundamento doctrinal del bautismo en agua, pues no se trata de que debemos de entenderlo como un requisito para marcar públicamente el inicio de la vida cristiana; se trata de que como hombres y mujeres de Fe en Cristo Jesús, y que caminamos bajo su Señorío, seamos capaces de establecer con verdad la doctrina del Evangelio del Reino de los Cielos.
La otra evidencia acerca de la necesidad del bautismo en agua es el caso de varios discípulos residentes de Éfeso a quienes el apóstol Pablo bautizó nuevamente.
Y ACONTECIO que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, andadas las regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando ciertos discípulos, 2 Díjoles: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creísteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. 3 Entonces dijo: ¿En qué pues sois bautizados? Y ellos dijeron: En el bautismo de Juan. 4 Y dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en el que había de venir después de él, es a saber, en Jesús el Cristo. 5 Oído que hubieron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban.
Hechos 19:1-6
Si el bautismo en agua consistiera solamente del acto de sumergir a la persona en agua, el apóstol Pablo hubiera convalidado el bautismo de Juan, pues en cuanto a ejecutoria, era similar al bautismo establecido por Jesús; sin embargo la evidencia presentada en este relato nos deja claro varios puntos, el primero, el bautismo no consiste solamente en el acto de sumergir a la persona en agua; segundo, el bautismo tiene que ser invocando juntamente el nombre de Jesús, pues si hemos entendido que el bautismo consiste en que la persona es introducida en el cuerpo muerto de Jesús, ¿Cómo pretendemos que esto sea así si no invocamos en su acto el nombre de Jesús?
Y ahora tenemos la enseñanza completa. El bautismo es necesario para entrar en la novedad de vida y en la Salvación, la condición doctrinal fue establecida por Jesús mismo ante la presencia de Nicodemo.
El bautismo no es un simbolismo, pues todos hemos entendido de que la vida de Fe en Cristo Jesús no es una vida de religión, sino una vida espiritual; así que con ello también entendemos que su ejecutoria no consiste tan solo en introducir en agua a la persona, pues no es un ritual religioso.
El bautismo en agua requiere la invocación del nombre de Jesús para validar en Verdad el fundamento doctrinal de que somos sepultados en su muerte por el bautismo, solo así seremos capaces de traer a muchas personas a novedad de vida.
Alguien podrá preguntarse en cuanto a la invocación bautismal, ¿por qué Mateo 28:19 nos habla de que debemos invocar el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo? No hemos entendido de que Mateo 28:19 no es la invocación bautismal, pues tanto el Padre como el Hijo y el Espíritu Santo no son nombres; Mateo 28:19 nos está entregando la autoridad plenipotenciaria, que como hijos de Dios y coherederos juntamente con Cristo Jesús, gozamos ante todas las fuerzas de las tinieblas para establecer en el nombre de Jesús el Reino de Dios y su Justicia. En otras palabras, Mateo 28:19 nos está diciendo de que somos enviados y autorizados por el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, esto es la autoridad plenipotenciaria, para establecer la novedad de vida en la tierra en el nombre de Jesús. No debemos perder de vista lo que la Palabra misma establece en cuanto al nombre de Jesús.
8 Y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios también le ensalzó a lo sumo, y dióle un nombre que es sobre todo nombre; 10 Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra;
Filipenses 2:8-10
TÉNGANNOS los hombres por ministros de Cristo, y dispensadores de los misterios de Dios.
1 Corintios 4:1
Como vemos, no se trata solamente de que llevemos a las personas a creer o confesar a Jesús, es necesario establecer la Verdad de la doctrina del Evangelio, porque de lo contrario podríamos estar exponiéndonos, como en el caso de la parábola del sembrador, a tirar semilla (La Palabra) junto al camino, entre pedregales o entre espinos.
Todos los textos bíblicos son tomados de la Versión Reina-Valera Antigua (1909)
pastor Pedro Montoya