V
El concepto del Evangelio no puede ser definido ni explicado tan solo por la acepción etimológica de la palabra, ni peor aún, por la definición religiosa que los tiempos modernos le han asignado; el Evangelio debe ser entendido a partir de la Revelación que el Espíritu Santo le asigna en las Sagradas Escrituras.
En la epístola a los Gálatas, el apóstol Pablo descubrió por el Espíritu que Dios evangelizó a Abraham (3:8), y explica que tal acto no consistió en “informarle” acerca de sus planes futuros con él y su descendencia, sino en la facultad que Abraham recibió de “creer” en Él, es decir, de generar fe en la Palabra de Dios, a tal grado que como el escritor de la epístola a los Hebreos también descubre por el Espíritu, Abraham creyó que Dios era capaz de devolverle a Isaac aun después de muerto,
17 Por fe ofreció Abraham a Isaac cuando fue probado, y ofrecía al unigénito el que había recibido las promesas, 18 Habiéndole sido dicho: En Isaac te será llamada simiente: 19 Pensando que aun de los muertos es Dios poderoso para levantar; de donde también le volvió a recibir por figura.
Hebreos 11:17-19
Dios evangelizó a Abraham cuando le descubrió el propósito de su presencia sobre la tierra, y le dijo: En ti serán benditas todas las naciones. No era prosperarlo pues todos sabemos por la historia que habitó en Canaán como extranjero; el Evangelio a Abraham significó una dote de Revelación, fe y propósitos.
Dicha enseñanza nos ayuda a entender que el Evangelio es Revelación de la esencia misma de Dios, el Evangelio se nutre de la fe en la Palabra; ningún anuncio de las Buenas Nuevas tiene verdadero sentido si el mensaje no fomenta el valor de la fe en Dios, un mensaje basado en destacar solo beneficios personales no es un verdadero mensaje evangélico; el Evangelio le descubre a la persona por el Espíritu el propósito de Dios para ella.
34 Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas; 35 Sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada… 18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: De manera que también a los Gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida.
Hechos 10:34-11:18
En su epístola a Timoteo, el apóstol reconoce que la misericordia de Dios alcanza a las personas para transformar sus vidas, a fin de que con ellas glorifiquen al Señor.
12 Y doy gracias al que me fortificó, a Cristo Jesús nuestro Señor, de que me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio: 13 Habiendo sido antes blasfemo y perseguidor é injuriador: mas fui recibido a misericordia, porque lo hice con ignorancia en incredulidad. 14 Mas la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y amor que es en Cristo Jesús.
1 Timoteo 1:12-14
El Evangelio es Revelación de propósitos, es descubrirle por el Espíritu a la persona el significado de vivir escondido en Cristo,
El proposito del Evangelio es mostrarle a las personas el servicio que Dios quiere que cada quien desarrolle para beneficio del cuerpo de Cristo. De allí que en el testimonio del apóstol Juan, toda persona ocupa una posición protagónica dentro del Reino,
12 Mas a todos los que le recibieron, dióles potestad de ser hechos hijos de Dios, a los que creen en su nombre: 13 Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios.
Juan 1:12-13
Pablo presenta por el Espíritu esta misma enseñanza como la integración armónica de los miembros en un solo cuerpo, donde todos los miembros ejercen una función espiritual de establecimiento de Reino,
15 Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo? 16 Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo: ¿por eso no será del cuerpo? 17 Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
1 Corintios 12:15-17
El Evangelio es por lo tanto, no solo un mensaje, es Revelación que comisiona a la persona a moverse en el Espíritu estableciendo con sus decisiones y acciones el soporte espiritual para que otros miembros se muevan también en el mismo sentir.
4 No mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual también a lo de los otros. 5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: 6 El cual, siendo en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual a Dios:
Filipenses 2:4-6
Pudiera ser que algunos solo tengan información de Jesús, porque pudiera ser que el Evangelio al que se acercaron solo contemplaba la información de un Jesús histórico; al descubrir que el Evangelio “atribuye” esencia y sustancia divina, hoy es conveniente que desechemos todo lo que es meramente informativo, y comencemos como Abraham, a descubrir el poder de transformación que la promesa de su vida en Jesús otorga a la persona que cree.
Porque no me avergüenzo del evangelio: porque es potencia de Dios para salud a todo aquel que cree; al Judío primeramente y también al Griego.
Romanos 1:16
Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.
Romanos 14:17
Sepultados juntamente con él en la bautismo, en el cual también resucitasteis con él, por la fe de la operación de Dios que le levantó de los muertos.
Colosenses 2:12
18 Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su vocación, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 Y cuál aquella supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, por la operación de la potencia de su fortaleza, 20 La cual obró en Cristo, resucitándole de los muertos, y colocándole a su diestra en los cielos,
Efesios 1:18-20
37 Antes, en todas estas cosas hacemos más que vencer por medio de aquel que nos amó. 38 Por lo cual estoy cierto que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 Ni lo alto, ni lo bajo, ni ninguna criatura nos podrá apartar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Romanos 8:37-39
Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)
Pastor Pedro Montoya
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