IV

El énfasis del Evangelio no solo es un llamado de Dios a las gentes para que se libren del infierno y posean la salvación y la Vida Eterna, el Evangelio es un llamado a desarrollar ministerio dentro del Reino, aunque tal ministerio no termine necesariamente detrás de un pulpito.

Dios utiliza las experiencias diarias para revelarnos “cuál” es la función que desarrollamos, o desarrollaremos, dentro del Reino de Dios sobre la tierra, entiéndase, cuál es el llamado al ministerio que Él nos entrega.

Pero, no son todas las experiencias, son algunas, particularmente aquellas que nos llevan a una confrontación, o aquellas que de momento pueden ser consideradas como un problema, un conflicto, o una crisis.

No se puede construir un ministerio a Dios sobre las habilidades propias o naturales, ni mucho menos sobre los dones de una personalidad jovial, extrovertida y social; la ciencia de la conducta humana te dirá lo contrario, te dirá que esa es la materia prima de un liderazgo persuasivo; en el Evangelio no procede así, pues estarías construyendo sobre una plataforma social, humana, y no sobre los principios del Reino.


El ministerio a Dios se descubre en la sujeción del libre albedrio de la persona a la Voluntad de Dios, para que sean los recursos de Dios, y no las habilidades y/o destrezas de la persona, quienes establezcan sobre la tierra los propósitos del llamamiento.


El único ministerio a Dios que trasciende espiritualmente es el que está sujeto a las instrucciones que Dios le dicta, aunque las circunstancias quieran establecer lo contrario. El profeta Ezequiel establece claramente este fundamento:

Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Zacarías 4:6

El profeta Joel corrobora esta declaración, y añade que la magnitud del poder de Dios crece cuando las fortalezas humanas decrecen:

Haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el flaco: Fuerte soy.

Joel 3:10

El apóstol Pablo instruye a la comunidad de fe de Corintio que la vida ministerial depende de la Gracia otorgada por Dios sobre la persona que Él llama:

Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.

2 Corintios 12:9

¿Ves? No se puede construir un servicio a Dios sobre las dotes propias de la personalidad pues lo que estaríamos construyendo es una obra humana, y como tal, con el riesgo de que un día caiga, sin posibilidades de levantarse; de hecho, en ocasiones Dios confronta a la persona en sus habilidades propias para hacerlo desistir de seguir confiando en sus facultades naturales; ese es el caso de la vez cuando el apóstol Pedro, y otros de los discípulos de Jesús, presenciaron la sobrenaturalidad del poder de Dios sobre la naturaleza:

Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.Lucas 5:5

Las palabras corresponden a un hombre con un gran conocimiento en la pesca, y con gran dominio de las metodologías de su tiempo, sin embargo, Jesús provoca el evento para mostrarle que el llamamiento se fundamenta en Dios quien lo da, y que los recursos le pertenecen a Dios, nada puede añadir nuestra vocación.

Así que, ¿Cómo descubrir mi función dentro del ‎Reino de Dios? La respuesta está en las circunstancias donde has sido confrontada, en las circunstancias donde fuiste humillada, en las circunstancias de las cuales quisieras que no se volvieran a repetir; busca entre esas experiencias, si ves un factor común entre ellas, extráelo, te estas acercando al consejo de Dios para entender hacia qué Dios te está llamando.


Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)


Pastor Pedro Montoya

Twitter: @pastormontoya

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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