El establecimiento de fe de que Adam y Eva fueron formados a imagen y semejanza de Dios, en el libro de Génesis (1:26), nos ayuda a entender sobre la naturaleza con la cual fue formado el hombre y la mujer. El hombre aunque ser tomado de la tierra, su naturaleza es espiritual, la imagen y semejanza de Dios en él significa que fue formado con una constitución espiritual semejante a la naturaleza de Dios,[1] de allí su facultad de establecer ‘comunión’ directa con Él, y de entender el lenguaje de Dios con todos sus significados.

Pero no es la única atribución de su significado, la imagen y semejanza de Dios, significa también que el hombre y la mujer fueron formados para ser seres eternos.[2] Adam y Eva no fueron formados con el diseño de que algún día desaparecerían, el hecho de que Dios les advierte y destaca que si desobedecen, morirán, nos ayuda a entender que la muerte no es parte de su diseño original, que tal condición fue injertada en el hombre como un atributo de la nueva naturaleza forjada por su sometimiento al engaño de Satanás.

¿No sabéis que a quien os prestáis vosotros mismos por siervos para obedecer le, sois siervos de aquel a quien obedecéis, o del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?

Romanos 6:16

El hombre no nació para morir sino para vivir eternamente, pero la desobediencia a la voz de Dios introdujo en él una nueva naturaleza, de pecado y de muerte,

De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron.

Romanos 5:12

Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.

1 Corintios 15:21

Por esa razón, el Evangelio del Reino de los Cielos proclama en su mensaje la resurrección de los muertos como la medida en Jesús para ‘recuperar’ todo lo que Adam perdió por su desobediencia.

mas los que fueren tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo y la resurrección de entre los muertos, ni se casan, ni se dan en casamiento. 36 Porque no pueden ya más morir: porque son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, cuando son hijos de la resurrección.

Lucas 20:35-36

Así que, en síntesis, imagen y semejanza de Dios en el hombre significa que su constitución es de naturaleza espiritual, semejante a la de Dios, y sobre todo, que su constitución es eterna; Adam y Eva estaban exentos de la muerte.

Ha sido importante tomar tiempo para destacar estas dos atribuciones de formación, porque nos es imperativo establecer un estatuto de fe con respecto a la capacidad en el hombre de comer, y por ello, del valor del alimento que Dios le estableció como parte de su funcionalidad en Edén.

Por la costumbre que tenemos de comer como parte de nuestra existencia, nos parece que tal función fue siempre la misma desde que el hombre existe sobre la faz de la tierra; sin embargo, al revisar las Escrituras y verificar que Adam y Eva no necesariamente tenían las mismas funciones que el hombre y que la mujer actual, nos lleva a entender que unas funciones en el hombre y en la mujer tienen un propósito especifico que simplemente el hecho de ayudarnos a subsistir.

Tal es el caso de la comida como recurso de subsistencia, y permítanme explicarlo. Si Adam y Eva fueron formados como seres con constitución espiritual, y como seres eternos, no había absolutamente nada que hubiera dañado su existencia, excepto la desobediencia a la voz de Dios, como ya sabemos; en otras palabras, su fortaleza no provenía de la comida que ingerían,[3] y esto nos lleva a hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué entonces Dios les proveyó alimento para que se alimentaran?

En Génesis 1:29, leemos:

Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra; y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer.

Mas adelante en el relato, en el capítulo dos se vuelve a enfatizar esta misma disposición. En Génesis 2:16-17, leemos:

Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; Mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás.

¿Era el alimento un recurso para subsistir físicamente, o para alimentar su espíritu a fin de que mantuvieran vivo el propósito de su formación en Dios?

Ya hemos advertido que el alimento no era un recurso de subsistencia, ellos ingerían alimento, hierbas y frutos, no para tener fuerzas ni para asegurar su subsistencia. ¿Cuál era el propósito de Dios en ellos de alimentarse?

En el libro de Apocalipsis leemos que el árbol de vida, el mismo del libro de Génesis, produce frutos para la ‘sanidad’ de las naciones,

En el medio de la plaza de ella, y de la una y de la otra parte del río, estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos, dando cada mes su fruto: y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.

Apocalipsis 22:2

Por esta referencia entendemos que el alimento, originalmente, no tenía la intención de ser un recurso de fortaleza física; el alimento se constituyó en recurso de fortaleza y de subsistencia física a partir de la desobediencia del hombre, prueba de ello es el hecho de que el libro de Éxodo relata dos permanencias de Moisés en la Presencia de Dios, por cuarenta días cada una, y no comió alimento durante sus estadías, y no murió por falta de alimento.

Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte: y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

Éxodo 24:18

Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches: no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras de la alianza, las diez palabras.

Éxodo 34:28

El orden que Dios estableció en Edén con respecto a los alimentos fue que éstos tenían el propósito de ‘alimentar’ la visión con la cual el hombre y la mujer fueron ubicados en el huerto, lo leemos claramente en el relato de la Creación, en el capítulo uno:

26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. 27 Y crio Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo crio; varón y hembra los crio. 28 Y los bendijo Dios; y díjoles Dios: Fructificad y multiplicad, y henchid la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Génesis 1:26-28

La comida en Adam y Eva tenía el propósito de ‘alimentar’ su visión, su propósito de formación en Dios, de allí que cuando probaron el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, lo primero que cambió en ellos fue su visión acerca de las cosas:

Y fueron abiertos los ojos de entrambos, y conocieron que estaban desnudos: entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Génesis 3:7

Así, al trasladarnos a nuestro contexto, todo lo anteriormente descrito tiene un valor de fe, y nos ayuda a entender acerca del estado espiritual en que una persona se encuentra con respecto a Dios. Los alimentos que la persona ingiere son útiles para medir la condición espiritual en la que ella se encuentra con respecto a Dios.

Los alimentos conservan de parte de Dios un valor espiritual, tienen el propósito de alimentar la constitución espiritual de fe; una persona en abierta rebelión hacia Dios buscará ingerir alimentos que deterioran su estado físico y su salud.

¿Cuál es nuestra condición espiritual frente a Dios? ¿obediencia o rebeldía? La clase de alimento que ingerimos lo revela. Verifiquemos por un momento el relato de la caída del hombre en desobediencia.

10 Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y escondíme. 11 Y díjole: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

Génesis 3:10-11

Note el dialogo. El hombre y la mujer recién acaban de desobedecer, en otras palabras, están alejados y escondidos de Dios, su condición es de rebelión; Dios viene como solía hacerlo, buscando a Adam, y lo encuentra escondiéndose de Él, y pregunta: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo?; ahora note cómo Dios mismo contesta su primera pregunta: ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses?

Las dos preguntas que Dios le plantea al hombre establecen una relación directa entre la condición espiritual del hombre y lo que

él come.

¿Cómo supo Dios que el hombre y la mujer habían comido del árbol de la ciencia del bien y del mal?

Dios supo que el hombre había comido del fruto del árbol prohibido, además de porque es Dios Omnisciente, porque con la declaración, el día que de él comieres, morirás, Dios estableció un paralelo entre la condición espiritual de una persona y lo que suele comer; esta relación nos sirve para establecer el siguiente enunciado: Si el estado espiritual de una persona se debilita, duerme, y aun se aleja de Dios, busque la respuesta en la comida que ingiere, y las condiciones bajo las cuales las ingiere, y sabrás el porqué de su condición.

El apóstol Pablo estableció por el Espíritu que el Reino de los Cielos no es comida ni bebida,[4] estableciendo con tal estatuto de fe que el hombre y la mujer de fe no ‘dependen’ de la cantidad de comida que ingieran para subsistir, ni aun para mantenerse fuerte, pues como bien se estableció desde el libro de Deuteronomio, no con solo el pan vivirá el hombre,

Y te afligió, é hízote tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres la habían conocido; para hacerte saber que el hombre no vivirá de solo pan, mas de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre.

Deuteronomio 8:3

La fortaleza del hombre y de la mujer de fe viene de parte del Señor, por la operación del Espíritu en ellos,

El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.

Isaías 40:29

El hombre y la mujer de fe aprenden por el Espíritu a ‘ayunar’ alimentos,  y no por cuestiones de dieta, sino por el propósito de alcanzar aquello para lo cual fue alcanzado.

¿No es antes el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, deshacer los haces de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes metas en casa; que cuando vieres al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu carne? Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salud se dejará ver presto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia.

Isaías 58: 6-8

Hay alimento que trae muerte espiritual a los hombres y mujeres de fe, y muchos lo ignoran deliberadamente.

Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros; y muchos duermen.

1 Corintios 11:30

¿Cómo reconocer un estado espiritual de contaminación demoniaca?

Por la enseñanza del libro de Génesis, toda situación en el hombre y en la mujer donde se desarrolla una activación por el deseo de comer, o de probar algún alimento, sin justificación, hay en el ambiente una operación demoniaca que busca establecer contaminación a través de los alimentos,

Los alimentos en sí mismos son fuente de fortaleza física y espiritual para el hombre, pero un alimento que no cumple con este propósito, es decir, un alimento que se ingiere tan solo por el gusto de deleitar el paladar, es un alimento que se constituye en foco de contaminación espiritual; lo mismo sucede con la procedencia de los alimentos, o el desmedido uso de una misma clase de alimentos. El no advertir acerca de la procedencia del alimento, y/o el desbalance en la elección de los mismos, vuelve a la persona proclive a desarrollar una desintegración espiritual.

El justo come hasta saciar su alma: Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.

Proverbios 13:25

Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.

Proverbios 18:20

Los demonios utilizan los alimentos para contaminar el espíritu del hombre y tener derecho de ingresar en su interior.

Y tras el bocado Satanás entró en él. Entonces Jesús le dice: Lo que haces, haz lo más presto.

Juan 13:27

Una persona en quien se manifiesta la necesidad angustiosa por ingerir alimentos sin reparo, incluso sin considerar su procedencia, aun así sea un hombre o una mujer de fe, es sencillamente muestra de una condición espiritual en abierta rebelión a Dios; el apóstol Pablo hace una referencia a esto mismo e identifica en la necesidad desmedida de comer, una fuerza demoniaca que opera desde dentro de quien actúa de tal forma,

Cuyo fin será perdición, cuyo dios es el vientre, y su gloria es en confusión; que sienten lo terreno.

Filipenses 3:19

La rebelión de un hombre o de una mujer de fe se muestra en su intolerancia a seguir instrucciones de la Palabra, y en la intolerancia a permitir el consejo de vida de otros. Una  condición de rebelión se muestra con una actitud que minimiza la gravedad de la situación.

Si la persona, aun hombre o mujer de fe, no pueden controlar su necesidad de comer, definitivamente una contaminación espiritual de las tinieblas se ha apoderado de la persona; una persona libre de contaminación se guía por la Sabiduría de la Palabra,

Y pon cuchillo a tu garganta, Si tienes gran apetito.

Proverbios 23:2

La comida nunca puede ser objeto de culto ni de ritual, si la persona entra en rituales sobre lo que come, y sobre cómo debe de prepararse el alimento, definitivamente una contaminación espiritual de tinieblas se ha establecido, y los alimentos sencillamente están alimentando una activación demoniaca en la persona, aun así sea hombre o mujer de fe.

Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de puerco, y abominación, y ratón; juntamente serán talados, dice Jehová.

Isaías 66:17

No pretendo agotar el tema, pretendo mostrar por la Palabra los riesgos a los cuales nos exponemos todos los días por falta de sabiduría. Cada quien es juez de sí mismo, y cada quien entregaremos cuentas al Señor, aparte de que cada quien sufrirá las consecuencias por lo que come. Paz.


Otras lecturas recomendadas:

Fornicar con dioses paganos: el valor de la comida y la bebida en las fiestas ceremoniales: https://ministerioscristorey.com/2016/08/29/fornicar-con-dioses-paganos-el-valor-de-la-comida-y-la-bebida-en-las-fiestas-ceremoniales/

El valor de la dieta que Elohim diseñó para Adam y Eva: https://ministerioscristorey.com/2017/08/29/la-palabra-es-viva-y-eficaz/

La contaminación del espíritu del hombre y el lugar donde se asienta su impureza: https://ministerioscristorey.com/2019/10/11/la-contaminacion-en-el-espiritu-del-hombre/

¿Liberación a través de los alimentos que consumimos? https://ministerioscristorey.com/2020/07/18/liberacion-a-traves-de-los-alimentos-que-consumimos/


Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)


Pastor Pedro Montoya


[1]              Juan 4:24: Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

[2]              Eclesiastés 3:11: Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. (RV60)

[3]              Juan 4:34: Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

[4]              Romanos 14:17: Que el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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