11 Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la paciencia, la mansedumbre. 12 Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos.

1 Timoteo 6:11-12

A simple vista, por el uso de la palabra ‘pelea’, la expresión acuñada por el apóstol Pablo y dirigida a Timoteo bien podría considerarse como una exhortación personal para elevar el nivel de fe y autoridad ministerial de Timoteo, quien a tenor de la redacción de la epístola, pareciera que está enfrentando momentos difíciles en Éfeso.[1] Decimos que a simple vista, porque cuando consideramos la expresión a la luz de otras enseñanzas del Evangelio, no hay evidencias de que la fe es un arma de ofensiva, Pablo incluso la define en su epístola a los Efesios como una arma de defensa;[2] así que, no se trata de una palabra de ánimo y/o aliento de Pablo a Timoteo, Pablo no pretende que Timoteo entre en lucha con nadie, ni siquiera en contra de las tinieblas; pelea la buena batalla de la fe es más bien la exhortación a esforzarse a caminar más rápido que aquellos que están trabajando sintonizados a las tinieblas, es cumplir el ministerio para el cual él fue alcanzado.[3]


Pelea la buena batalla de la fe es más bien la exhortación a esforzarse a caminar más rápido que aquellos que están trabajando sintonizados a las tinieblas, es cumplir el ministerio para el cual fuistes alcanzado.


Pelea, ἀγωνίζου (agonizu) en griego, fue en el tiempo del Nuevo Testamento una expresión de uso popular, y su significado denota la acción de entrar en competencia contra otros corredores con el compromiso de dar el más alto rendimiento, es entrar en la carrera de buena gana con la conciencia de que alcanzará un resultado de victoria; así que, en ese sentido pelea, ἀγωνίζου (agonizu), no es entrar en lucha en contra de tentaciones, en contra del pecado, ni en contra de las tinieblas, es adquirir la conciencia de que debe acelerar el paso, si es que se quiere que la ciudad no sea arropada con falsa doctrina. Pablo quiere que Timoteo vea que algunos están enseñando diversa doctrina, la demanda para Timoteo es para que se esfuerce aún más, sin tregua, para corregir a los que tal cosa hacen, de allí que luego viene una segunda instrucción, entre tanto que voy, ocúpate en leer, en exhortar, en enseñar  Medita estas cosas; ocúpate en ellas; para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos.[4]

Pelea, ἀγωνίζου (agonizu), es la encomienda a no abandonar la tarea de pregonar el mensaje de la cruz, es vital sacar a la gente de la ignorancia y llevarlos a Cristo Jesús;[5] pelea la buena batalla de la fe es la carrera por alcanzar la Vida Eterna.[6]


‘Pelea’ es la encomienda a no abandonar la tarea de pregonar el mensaje de la cruz, es vital sacar a la gente de la ignorancia y llevarlos a Cristo Jesús; pelea la buena batalla de la fe es la carrera por alcanzar la Vida Eterna.


Así, pelea, ἀγωνίζου (agonizu), en términos generales, significa  el ‘esfuerzo’ consciente por hacer conforme a la Voluntad de Dios. ‘Pelea’ significa ‘esfuérzate’ en establecer la Voluntad de Dios. La expresión utilizada por el apóstol refleja un esfuerzo ‘agónico’, es decir, un esfuerzo llevado hasta las últimas consecuencias.  La buena batalla de la fe, significa entonces, la fortaleza nacida del conocimiento del llamado de Dios que se impone a toda resistencia espiritual que pretende detener la obra de la fe.

La buena batalla de la fe es la decisión personal por la obra de Dios,[7] es el esfuerzo máximo hasta incluso por encima de los límites del sacrificio propio con tal de completar la labor que nos fue demandada por el Espíritu.[8] La buena batalla de la fe vence toda resistencia interpuesta por el reino de las tinieblas; la buena batalla de la fe es entender que nada ni nadie puede detener la obra del Señor, pero entendiendo, sobre todo, que somos encargados de velar porque así se cumpla. La buena batalla de la fe demanda participación activa en la obra de Dios. En la epístola a los Hebreos encontramos esta misma exhortación casi en las mismas palabras.

3Reducid pues a vuestro pensamiento a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, porque no os fatiguéis en vuestros ánimos desmayando. 4Que aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado: 5Y estáis ya olvidados de la exhortación que como con hijos habla con vosotros, diciendo: Hijo mío, no menosprecies el castigo del Señor, Ni desmayes cuando eres de él reprendido.

Hebreos 12:3-5

La buena batalla de la fe es la decisión personal por la obra de Dios, es el esfuerzo máximo hasta incluso por encima de los límites del sacrificio propio con tal de completar la labor que nos fue demandada por el Espíritu.


La exhortación del apóstol Pablo a Timoteo puede ser parafraseada de la siguiente forma: “Sacrifícate hasta la agonía por tal de ganar esta batalla espiritual de la fe, de ella depende la Vida Eterna para la cual fuiste llamado, habiendo dado testimonio ante muchos testigos”.


Sacrifícate hasta la agonía por tal de ganar esta batalla espiritual de la fe, de ella depende la Vida Eterna para la cual fuiste llamado, habiendo dado testimonio ante muchos testigos


Aunque la palabra es la raíz de la cual surge el término en español, ‘agonizar’, en su tiempo, la palabra no se usó para indicar un evento trágico, sino todo lo contrario, para reflejar decisión, firmeza, seguridad y compromiso por poner todo el esfuerzo en lo que se hace. En los escritos del Nuevo Testamento aparece un buen numero de veces, y todas ellas mostrando este mismo carácter de esfuerzo competitivo:

  • Lucas 13:24: Porfiad (ἀγωνίζεσθε) a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán.
  • Juan 18:36: Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían (ἠγωνίζοντο) para que yo no fuera entregado a los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí.
  • 1 Corintios 9:25: Y todo aquel que lucha (ἀγωνιζόμενος), de todo se abstiene: y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; mas nosotros, incorruptible.
  • Colosenses 1:29: En lo cual aún trabajo, combatiendo (ἀγωνιζόμενος) según la operación de él, la cual obra en mí poderosamente.
  • Colosenses 4:12: Os saluda Epafras, el cual es de vosotros, siervo de Cristo, siempre solícito (ἀγωνιζόμενος) por vosotros en oraciones, para que estéis firmes, perfectos y cumplidos en todo lo que Dios quiere.
  • 1 Timoteo 4:10: Que por esto aun trabajamos y sufrimos (ἀγωνιζόμεθα) oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, el cual es Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.
  • 1 Timoteo 6:12Pelea (ἀγωνίζου) la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo eres llamado, habiendo hecho buena profesión delante de muchos testigos.
  • 2 Timoteo 4:7: He peleado (ἠγώνισμαι) la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)


Pastor Pedro Montoya

Twitter: @pastormontoya


[1]     1 Timoteo 1:3: Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando partí para Macedonia, para que requirieses a algunos que no enseñen diversa doctrina,

[2]     Efesios 6:16: Sobre todo, tomando el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.

[3]     2 Timoteo 4:5: Pero tú vela en todo, soporta las aflicciones, haz la obra de evangelista, cumple tu ministerio.

[4]     1 Timoteo 4:13-15

[5]     Efesios 4:18: Teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su corazón:

[6]     2 Timoteo 4:7: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

[7]     Lucas 10:42: Empero una cosa es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será quitada.

[8]     2 Timoteo 4:2: Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende; exhorta con toda paciencia y doctrina.



Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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