Y asimismo también el Espíritu ayuda nuestra flaqueza: porque qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos; sino que el mismo Espíritu pide por nosotros con gemidos indecibles.

Romanos 8.26

Hombre/mujer de fe, la Paz del Señor contigo. Con respecto a los ‘gemidos indecibles’ del Espíritu, del texto en referencia, en muchos círculos cristianos existe la tendencia interpretativa de ver en ellos las lenguas que surgen a partir del bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 2:4; 1 Corintios 14:21); sin embargo, si lees el mensaje completo del apóstol en todo este capítulo, veras que el tema de enseñanza que el apóstol está desarrollando es acerca de la ‘Ley del Espíritu de vida en Cristo’, míralo en el encabezado del capítulo:

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

(vers.2)

Por lo tanto, los ‘gemidos indecibles’ a los que el apóstol se está refiriendo no son las ‘nuevas lenguas’ surgidas a partir de la experiencia del Bautismo en el Espíritu; el apóstol se está refiriendo más bien a la comunión que el Espíritu desarrolla en el espíritu del creyente que ha nacido de nuevo, y que lo mantiene en contacto espiritual constante con el Padre aunque éste, el creyente, no esté en oración todo el día, el siguiente versículo lo explica claramente:

Mas vosotros no estáis en la carne, sino en el espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, el tal no es de él.

(vers. 9)

La ley del Espíritu de vida en Cristo establece que quien ha nacido de nuevo ‘tiene’ el Espíritu de Cristo, y por lo tanto, ‘no camina en la carne’. Esta doctrina de ‘no caminar en la carne’ no es una forma alegórica para referirse a la adopción de la fe en Jesús, sino el efecto real de regeneración en la naturaleza del creyente; entiéndase ‘regeneración’ como recreación, o como lo presenta Juan, un ‘nacer de nuevo’ del agua y del Espíritu (Juan 3:3-5). Pablo enfatiza esta doctrina en los siguientes versículos:

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, los tales son hijos de Dios. Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre para estar otra vez en temor; mas habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos, Abba, Padre. Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu que somos hijos de Dios.

(vers. 14-16)

Así que, ya podemos entender que los ‘gemidos indecibles’ no tienen que ver con el hablar en ‘otras lenguas’, que para los efectos de la vida en Cristo son la manifestación visible del Espíritu, sino, los ‘gemidos indecibles’ (στεναγμοις αλαλητοις), son la intervención ‘oculta’ del Espíritu en favor del creyente es decir, en la mayoría de los casos, el creyente no es consciente de tal actividad. La expresión del apóstol para referirse a los ‘gemidos indecibles’, en griego, στεναγμοις αλαλητοις (stenagmis alalitis), tiene un significado más parecido a “suspiros de aliento”, dando a entender que así como el hombre y la mujer respiran constante y continuamente para poder existir con vida físicamente, así los ‘gemidos indecibles’ son la “respiración” espiritual que mantiene con vida al espíritu del creyente.


¿Por qué Pablo habla de ‘gemidos indecibles’ en esta sección? Porque Pablo entiende que los padecimientos provocados por el mundo para perseguir al creyente no solo están dirigidos a atormentarlo, sino más, a destruir su fe; Pablo lo explica en los siguientes versículos:

Porque tengo por cierto que lo que en este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada.

(vers. 18)

Ahora, Hombre/mujer de fe, nota la conclusión del apóstol. Los ‘gemidos indecibles’ son un ‘gemido’ espiritual, insisto, de los cuales el creyente no se da cuenta; míralo cómo el apóstol pasa del desarrollo de los ‘gemidos indecibles’ a enseñar acerca de cómo ‘nosotros gemimos dentro de nosotros mismos’:

Porque sabemos que todas las criaturas gimen a una, y a una están de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, mas también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, es a saber, la redención de nuestro cuerpo.

(vers. 22 y 23)

Así que, como puedes verlo claramente, los ‘gemidos indecibles’ no son la actividad visible ni consciente de los creyentes, son la operación oculta del Espíritu en favor de ellos para mantenerlos vivos espiritualmente, y sobre todo, para mantenerlos con fuerza para que resistan la persecución del mundo; quien único se da cuenta de los ‘gemidos indecibles’ es el Padre, que para los efectos, son la comunicación del creyente con Él, y por virtud de ello, el Padre los va guiando por su Voluntad, así concluye el apóstol:

Mas el que escudriña los corazones, sabe cuál es el intento del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios, demanda por los santos.

(vers. 27)

¿Quién es el que escudriña los corazones? Quien escudriña los corazones es el Padre por medio de su Santo Espíritu, por lo tanto, Él sabe cuál es la situación bajo la cual cada quien se encuentra, aun antes de que la presenten en oración, tal y como Jesús mismo lo enseñó a sus discípulos,

No os hagáis, pues, semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.

Mateo 6:8

Así, pues, los ‘gemidos indecibles’ del Espíritu nos tienen unido al Padre, a quien llamamos, Abba Padre, y por quien somos constituidos en más que vencedores por medio de Cristo Jesús.


Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)


Pastor Pedro Montoya

Twitter: @pastormontoya

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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