Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará. Juan 8:32
La Verdad es el fundamento de la vida en Cristo. La única Verdad, por supuesto, la Verdad establecida por la presencia en carne de Jesús el Hijo del Dios Altísimo, por quien conocemos y vamos al Padre, quien es el único mediador entre Dios y los hombres, y por quien también tenemos entrada en la Gracia a las moradas eternas.
La Verdad es por ello el punto más atacado de la doctrina de Cristo. Lo podemos reconocer en todas las páginas de la Biblia, desde el relato de la serpiente que interviene con Eva, en el capítulo tres del libro de Génesis, pasando por los múltiples ejemplos de las veces que el pueblo de Israel levantó altares a dioses ajenos, hasta intervenciones en el Nuevo Testamento como las de Pilato que cuestionó, – ¿Qué cosa es Verdad?, o la del apóstol Pablo que reprocha a los creyentes de Gálatas que tan pronto han aceptado otro evangelio.[1]
La Verdad es fundamento de Vida Eterna; de su establecimiento depende la vida de muchas personas, incluso de naciones enteras. No saberla establecer adecuadamente expone a sus moradores a una condena de perdición y de maldad.
Y díjoles otra vez Jesús: Yo me voy, y me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis: a donde yo voy, vosotros no podéis venir. … 24Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. Juan 8:21-24
La Verdad no es un mensaje religioso, ni consiste en el contenido ni cantidad de lo que se predica; el profeta Jonás proclamó tan solo: –De aquí a cuarenta días Nínive será destruida, y la ciudad entera se arrepintió; de igual forma, Juan el bautista proclamaba –Aparejad el camino del Señor, Enderezad sus veredas, y muchos venían a él para ser bautizados confesando sus pecados.
La Verdad no consiste en conocimiento. La Verdad no es un cumulo de conocimiento, no depende de cuánto sepamos, inclusive, ni de cuánto de la Biblia conozcamos. Podemos tan solo conocer un solo punto de las Escrituras, si vivimos por ese único punto de las Escrituras, ese único punto se convierte en Verdad y por ella otros son afectados; unos para vida, y otros para condenación.
De manera que, si el incircunciso guardare las justicias de la ley, ¿no será tenida su incircuncisión por circuncisión? 27Y lo que de su natural es incircunciso, guardando perfectamente la ley, te juzgará a ti, que con la letra y con la circuncisión eres rebelde a la ley. Romanos 2:26-27
La Verdad no apela a la razón, ni al razonamiento, ni a la lógica. No se trata de una verdad teológica, o filosófica; no recurre a ellas para ampararse en su establecimiento. Muchas personas con ministerio legítimo de Dios están extraviadas de su fe precisamente porque acudieron a ellos y creyeron que los necesitaban para ser efectivos.
DISCURRID por las plazas de Jerusalem, y mirad ahora, y sabed, y buscad en sus plazas si halláis hombre, si hay alguno que haga juicio, que busque Verdad; y yo la perdonaré. Jeremías 5.1
Las cosas que Dios nos demanda están sujetas a las leyes del Espíritu, no a las leyes de la lógica, no se pueden ni se deben explicar con razonamientos humanos.
Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio: no en sabiduría de palabras, porque no sea hecha vana la cruz de Cristo. 18Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; mas a los que se salvan, es a saber, a nosotros, es potencia de Dios. 1ra. Corintios 1:17-18
La Verdad de Dios es revelación por el Espíritu Santo para aceptar todo lo de Dios, para amar lo que Dios ama, y para repudiar lo que Dios repudia.
Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Hechos 10:15
La Verdad se establece en integridad por medio de la fe, como está escrito por los profetas, que la justicia del Reino se revela de fe en fe.
Porque en él la justicia de Dios se descubre de fe en fe; como está escrito: Mas el justo vivirá por la fe. Romanos 1:17
La Verdad de Dios es establecida para tirar por tierra todo argumento que se ha levantado en contra del conocimiento de lo alto, para establecer la Gloria del Todopoderoso sobre la arrogancia del hombre.
Antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte; 1ra. Corintios 1:27
La Verdad no necesita de muchas palabras para establecerse; de hecho, la Verdad no radica en las palabras. El apóstol Pablo escribe a los creyentes de Corinto y les recuerda que cuando él llegó con ellos, nunca usó de elocuencia humana para conducirlos a Cristo.
ASÍ que, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con altivez de palabra, o de sabiduría, a anunciaros el testimonio de Cristo. 1ra. Corintios 2:1
Este principio nos lleva a entender el fundamento espiritual del establecimiento del Reino de Dios en la tierra.
La verdad no se establece sólo a través de la proclamación activa del Evangelio. Es el medio al que todos estamos acostumbrados, pero no necesariamente el requerido por Dios mismo; no predicamos para establecer la Verdad, predicamos porque tenemos la Verdad para establecerla; la Verdad es establecida por la obediencia a la Palabra viva, es decir, la Palabra no acomodada por las leyes de interpretación hermenéutica.
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la peña; Mateo 7:24
Es el mismo mensaje que se estableció en todas las comunidades de fe en las distintas regiones a donde llegó el mensaje del Evangelio. El apóstol Santiago da testimonio de ello en su epístola, cuando escribe,
Mas el que hubiere mirado atentamente en la perfecta ley, que es la de la libertad, y perseverado en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho. Santiago 1:25
Felipe no era un predicador conocido entre las multitudes, pero por su palabra ante un solo hombre se estableció la Verdad de Dios entre los etíopes;[2] Esteban escogido para servir entre las viudas, antes de su elección para servir a las mesas no era conocido como figura pública, sin embargo ninguno de los eruditos de los Libertinos, y Cireneos, y Alejandrinos, y de los de Cilicia, y de Asia, podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.[3]
El sometimiento de por lo menos uno que viva la Palabra es más que suficiente, la Verdad de éste se establece en el lugar y pasa a ser la Verdad de los moradores de la zona.
Por lo tanto, la única posibilidad de salvación para una familia, para una casa, para una región, es por el levantamiento de uno que sepa establecer la Verdad como recurso de vida personal. Así de fuerte es este misterio.
Y busqué de ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese al portillo delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé. Ezequiel 22:30
La Verdad de uno se constituye en la posibilidad de Verdad para los muchos. Esta es la revelación del Reino de Dios.
De consiguiente, vino la reconciliación por uno, así como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, y la muerte así pasó a todos los hombres, pues que todos pecaron. Romanos 5:12
Este principio es evidente en la historia que el escritor de Mateo presenta sobre la ubicación de Jesús en Capernaum, el escritor dice que la llegada de Jesús al lugar significó que luz les esclareció;[4] y no porque fuera sólo Jesús, es el principio del Reino de los Cielos para establecer la Verdad de Dios en las regiones, la presencia de un portador de la Verdad establece la posibilidad de la Verdad para los habitantes del lugar.
Este es el mensaje que encontramos en todos los relatos de la actividad apostólica en el Nuevo Testamento, aunque en muchos casos, mal interpretado por aquellos que no han visto plenamente la Verdad del Evangelio.
Y ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo tú, y tu casa. Hechos 16:31
Si ofender en un punto de la Ley nos hace transgresores de TODA la Ley, la propuesta abre la posibilidad para que el principio se aplique en la dirección opuesta: observar y establecer la Verdad de un punto nos hace hacedores de TODA la Ley.
Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos. 11Porque el que dijo: No cometerás adulterio, también ha dicho: No matarás. Ahora bien, si no hubieres cometido adulterio, pero hubiereis matado, ya eres hecho transgresor de la ley. Santiago 2:10-11
A esto era a lo que Jesús se refirió cuando señaló que la Ley se concentraba en tan solo cuidar el amar a Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. Mateo 22:40
Si somos capaces de establecer la Verdad de un punto de las Escrituras, esa Verdad no solo nos justifica, como bien es establecido por el Espíritu Santo,
Porque uno es Dios, el cual justificará por la fe la circuncisión, y por medio de la fe la incircuncisión. 31¿Luego deshacemos la ley por la fe? En ninguna manera; antes establecemos la ley. Romanos 3:30-31
Mas al que no obra, pero cree en aquél que justifica al impío, la fe le es contada por justicia. Romanos 4:5
Sino que también abre la posibilidad para que otros abracen esa misma Verdad.
Por tanto es por la fe, para que sea por gracia; para que la promesa sea firme a toda simiente, no solamente al que es de la ley, mas también al que es de la fe de Abraham, el cual es padre de todos nosotros. Romanos 4:16
Es un principio del Reino de la fe y por él tenemos llave para abrirles paso a otros para entrar al Reino.
El principio de operación lo conocemos todos: Lo que es cierto para un hombre es cierto para todos los hombres, así que si un solo hombre es capaz de establecer una Verdad personal, bíblica y espiritual, tal Verdad es el precedente de acción para que todos los hombres opten por ella. De la misma manera, lo que es cierto para una mujer es cierto para todas las mujeres. La verdad bíblica que una mujer es capaz de establecer por sí misma abre la brecha para que esa verdad se convierta en la verdad bíblica de todas las mujeres.
Un claro ejemplo de esto se puede encontrar en la historia de Ester, en el libro del mismo nombre,
Porque este hecho de la reina pasará a noticia de todas las mujeres, para hacerles tener en poca estima a sus maridos, diciendo: El rey Assuero mandó traer delante de sí a la reina Vasthi, y ella no vino. … 20Y el mandamiento que hará el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. Esther 1:17-20
No se extrañe nadie entonces cuando establecemos como posibilidad de salvación para los muchos, inclusive, para una nación entera, que la Verdad que un hombre establezca para sí como su norma de vida cotidiana se establezca como la Verdad de la región entera. El Espíritu Santo llevará a otros al conocimiento de esa Verdad, pues ya la apertura se dio por la vida de uno.
Así que, hay lugares sobre la tierra donde la Verdad del Evangelio no necesariamente se establece con palabras, sino con hechos, con hechos de hombres y mujeres dispuestos a actuar conforme a lo establecido en la Palabra de Verdad.
No estamos hablando de “dar testimonio” de la fe, como en los años modernos las iglesias han manejado el tema de la evangelización; no se trata de “dar testimonio”, sino de sujetarse a la Palabra, de vivirla según la demanda establecida; en este proceso de sujeción a la Palabra sale a la luz la Verdad del Evangelio, que es según ya sabemos, lo que liberta a las personas del gobierno de maldad en el que han nacido.
El ejemplo es claro en el caso de Abraham cuando recién llegado a Canaán, él reconoce que en aquella tierra no hay temor de Dios;[5] sin embargo, en el mismo relato, años más tardes, el mismo pueblo que Abraham encontró en la tierra de Canaán reconoce que Abraham es príncipe de Dios.[6]
Otro ejemplo lo encontramos en el caso del apóstol Pedro cuando caminaba por las calles de Jerusalén, los enfermos sanaban tan solo con que su sombra los tocara.[7] Es exactamente lo que sucede con un hombre y con una mujer de Verdad, a su paso se establece como la Verdad del lugar, y el Espíritu Santo hará sombra de revelación sobre sus moradores para Vida.
Que con mansedumbre corrija a los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la Verdad, 26Y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos a voluntad de él. 2da. Timoteo 2:25-16
Estamos ante la enseñanza más grande de Jesús. No se trata únicamente de repetir que la Verdad es Jesús, y que con “aceptarlo” hemos cumplido con todo. Se trata de entender que el llamado del Padre es para “hacer” conforme a la revelación que Él mismo nos entrega, es la enseñanza que el evangelista Mateo nos descubre cuando presenta la pregunta de, ¿Quién es el Hijo del hombre?[8]
De esa enseñanza aprendimos que es sobre la Verdad de que Jesús es Señor y Cristo que se fundamenta la edificación de la iglesia del Señor.[9]
Así pues, la vida en Cristo consiste en vivir de Verdad en Verdad, para que por la Verdad sea establecido el Reino de Dios sobre la tierra, pero sobre todo, que la Verdad nos liberte, y liberte nuestras regiones.
Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)
Pastor Pedro Montoya
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Twitter: @pastormontoya
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[1] Gálatas 1:6
[2] Hechos 8:27
[3] Ídem 6:8-10
[4] Mateo 4:16
[5] Génesis 20:11
[6] Ídem 23:6
[7] Hechos 5:15
[8] Mateo 16:13
[9] Idem 16:18