Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22

Basados en el dialogo entre Jesús y Pedro acerca del concepto que ellos habían generado de Él, en el que se destaca que la revelación puede ser de dos tipos, humana y divina;[1] podríamos decir, contestando la pregunta, que la fe se puede vivir de dos formas: en la iglesia, que sería equivalente a decir, según la iglesia; o, fuera de la iglesia.

No es lo mismo, aunque quizá estemos hablando del mismo elemento.

La iglesia ordena la forma de vivir la fe de sus feligreses, según sus costumbres conciliares, según sus normas doctrinales, que muchas veces no necesariamente son bíblicas, y según las vivencias en comunidad que la iglesia desarrolló mientras luchaba por afirmarse como tal.

No es el aspecto que queremos desarrollar, pues para vivir la fe según la iglesia basta con afiliarse a la de nuestra preferencia, y ellos nos conducirán sobre cómo se vive la fe dentro según su comunidad.

Vivir la fe fuera de la iglesia es nuestra preocupación y el tema de la enseñanza de hoy. Vivir la fe fuera de la iglesia es completamente diferente, y se necesita la firme decisión de quererlo hacer para lograrlo.

No me mal entienda, no quiero decir que no se debe ser parte de una congregación, o que incito a la gente a salirse de ella; lo que quiero decir es que la gente hoy en día está tan acostumbrada a que otros le programen su régimen de vida, que le preparen su dieta, que le regulen un régimen de ejercicios, etc., y se olvidan de que la vida es el resultado de nuestras decisiones y acciones personales.

Así, vivir la fe fuera de la iglesia significa constituirnos en mayordomos de nuestro tiempo, en juez de nuestras acciones, en fiscalizador de nuestras actitudes, y en jurado de nuestros pensamientos.

Vivir la vida en la iglesia es más sencillo, obviamente, porque con asistir un promedio de dos veces en semana, de participar de las actividades extracurriculares, y con ser parte del apoyo administrativo de ella, es más que suficiente; pues, como se dice desde muchos pulpitos, goza ya de los beneficios de la obra de la cruz, y de la comunión con el Padre.

Vivir la fe fuera de la iglesia, en cambio, es no rendir cuentas a nadie, pero actuar como si mi supervisor estuviera detrás de mi hombro viendo todo lo que hago, y oyendo todo lo que digo.

Vivir la fe fuera de la iglesia es confrontarme todo el tiempo con el modelo de mi fe, Jesús, y descubrir en la derrota y en la frustración de a veces no entender lo que sucede, la escuela de capacitación que Él diseñó para mi formación discipular.

Vivir la fe fuera de la iglesia es una constante lucha, no solo contra los principados de maldad que me acechan, sino más, contra cómo conciliar mis convicciones de fe con un mundo que me impone paganas y ateas formas de cómo resolver una situación.

Vivir la fe fuera de la iglesia es verme como espectador y protagonista de mi propia vida, como si se tratase de una carrera que debo ganar, ¿Qué hacer cuando un competidor se cae? ¿sigo adelante? ¿me detengo? ¿Qué decir cuando alguien está atribulado? ¿le hablo de Cristo, o solo le muestro empatía?

Vivir la fe fuera de la iglesia es más complicado, no basta con confesarme como “creyente”, la vida de fe me demanda un código de conducta, me exige sabiduría para actuar, prudencia para contestar, y discernimiento para detenerme cuando no hay un alto que me lo indique.

Vivir la fe fuera de la iglesia es conciliar todo el tiempo mi fe con la realidad diaria, sin permitir que el no haber actuado como debí hacerlo me llene de culpa y me traicione a mí mismo haciéndome creer que este tipo de vida no es para mí.

Vivir la fe fuera de la iglesia es mantenerme firme en lo que creo, en lo que aprendí de la lectura de la Biblia, aunque el mundo afuera grite más fuerte y sus gritos a veces provoquen sobre mí, persecución, señalamiento, crítica, y aún sean mal entendidas nuestras acciones y hasta señalados de cosas que nunca dijimos ni hicimos.

Para ayudarnos a vivir la fe fuera de la iglesia, consideremos el siguiente protocolo de acción.

Dad gracias a Dios en y por todo.

Dad gracias en todo; porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. 1ra. Tesalonicenses 5:18

Hay una virtud espiritual detrás de la actitud y actividad de dar gracias.

El desarrollar una actitud de acción de gracias, constante y continua, promueve la actividad sobrenatural del Espíritu Santo. Todas las referencias bíblicas donde aparece Jesús dando gracias al Padre, son referencias conjuntas donde se muestra la obra sobrenatural del Espíritu Santo.

En la multiplicación milagrosa de los panes y los peces,[2] en la partición del pan durante la santa cena,[3] en la comunión con los discípulos en Emaús,[4] en la resurrección de Lázaro;[5] entre otros, vemos a continuación la manifestación de milagro, de poder, de revelación, de gloria; ejemplos todos ellos de cómo se vive la fe fuera de la iglesia.

Dar gracias a Dios en todo y por todo es la recomendación de Jesús para cuidar que la vida de fe no se estanque;

de gracia recibisteis, dad de gracia. Mateo 10:8

Y es la condición que le impide a Satanás acercarse a nosotros,

… También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. Job 2:10

David recomienda y destaca que la base de la adoración a Dios es precisamente una actitud basada en la acción de gracias.

Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre. Salmo 100:4

Compartir con otros

Compartir con otros significa hacer partícipes a otros de los beneficios que Dios nos entrega; haciendo así, Dios hace firme su pacto con nosotros y establece sobre los otros nuestra justicia,

¿No te convenía también a ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti? Mateo 18:33

Jesús lo presenta en la oración modelo y lo establece como fundamento de comunión con el Padre.

Padre nuestro que estas en los cielos … Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Mateo 6:12

Compartir con otros es extender una cobertura espiritual sobre ellos, de misericordia, para hacerlos participes de la salvación,

Y los que tienen amos fieles, no los tengan en menos, por ser hermanos; antes sírvanles mejor, por cuanto son fieles y amados, y partícipes del beneficio. Esto enseña y exhorta. 1ra. Timoteo 6:2

Cerrando el tema. Vivir la fe en Cristo Jesús es un tema de resurrección. Vivir según aquel que venció al mundo y se impuso sobre los principados de maldad que regulan la vida cotidiana.

Vivir la fe como crucificado a la carne, pero vivo en el Espíritu. Vivir la fe como muerto al pecado, pero vivo para Cristo. Vivir la fe como presente en Cristo, pero como ausente a las demandas de la vida pagana.

Vivir la fe como perdiéndolo todo, pero habiéndolo ganado todo por amor de Cristo.

Que Dios te bendiga.


Preguntas de evaluación de aprendizaje

De acuerdo con lo presentado en esta lección, responda:

  • ¿Cómo se puede vivir la Fe?
  • ¿Hay alguna instrucción específica que debemos cuidar para aprender a vivir por fe? Cítelas

Copie las preguntas junto con sus respuestas y envíelas por mensaje de WhatsApp


Pastor Pedro Montoya

[1] Mateo 16:17

[2] Marcos 8:6; Juan 6:11

[3] Lucas 22:17

[4] Lucas 24:30-31

[5] Juan 11:41

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

Una respuesta a «¿Cómo se puede Vivir la Fe?…»

  1. Amen, la Fe genuina se forma en la presencia de Dios, pues es un regalo Divino. La oración no solo nos permite recibir bendiciones, desarrollar dones y adquirir revelación bíblica, sino tambien nos permite CONOCER A DIOS, y entonces, nuestra Fe se vuelve inquebrantable.

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