Los milagros, como los llamamos, son en realidad la capacidad espiritual de producir desordenes naturales y convertirlos en hechos ordinarios para beneficio de los seres humanos. Un milagro es milagro porque produce bienestar a uno o más seres humanos envueltos en el desarrollo del mismo, de lo contrario no pueden clasificarse como tal.
No se sorprenda nadie porque los definimos como desordenes naturales, pues precisamente eso es lo que sucede cuando un milagro se realiza; hay un desorden del sistema de leyes naturales que rigen el mundo físico material.
Los milagros no son siempre hechos visibles, lo son también todos aquellos hechos que pasan incluso inadvertidos a la conciencia humana, pero que de igual forma que los extraordinarios, trascienden el orden natural de la materia y traen bienestar a las personas envueltas en su realización.
El concepto no solo es parte del Nuevo Testamento, lo encontramos también en el Antiguo Testamento. El término en griego es δυναμεις (dinamis), y se traduce por milagro, maravilla, virtud, poder. El término en hebreo es מוֹפֵת (mopet), y se traduce por señal, prodigio, símbolo, ejemplo, modelo.
En la introducción hablamos de “capacidad espiritual” porque precisamente es la única fuente que puede alterar las leyes naturales de nuestro sistema físico material. Lo espiritual está por encima de lo material.
Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas; de modo que son inexcusables:
Romanos 1:20
Esta definición nos lleva a entender el primer fundamento de la operación de milagros, es decir, quiénes son los que pueden optar por un milagro.
A diferencia de lo que las religiones han establecido, de que todos podemos estar expuestos a un milagro en algún momento; incluso, que podemos pedir que un milagro sea hecho, la Biblia enseña que los milagros solo están disponibles para quienes han desarrollado, en ciernes o activamente, una vida espiritual dirigida hacia Dios.
Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 14 ¿No son todos espíritus administradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de salud?
Hebreos 1:13-14
Uno que no dirija su vida a creer y confiar en Dios no puede optar a hechos portentosos. La oración a los santos no es doctrina sustentada por la Biblia.
Empero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es menester que el que a Dios se allega, crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.
Hebreos 11:6
A luz de lo anterior y para confirmar el punto establecido, la única oración que Dios escucha de uno que no tiene vida espiritual es la oración de arrepentimiento, de lo contrario Dios no escucha ninguna oración ni accede milagro en favor de ellos,
Y sabemos que Dios no oye a los pecadores: mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a éste oye. 32Desde el siglo no fue oído, que abriese alguno los ojos de uno que nació ciego. 33Si éste no fuera de Dios, no pudiera hacer nada.
Juan 9:31-33
El segundo fundamento de la operación de milagros que nos conviene entender es sobre la razón de ser de un milagro: los milagros se activan para confirmar la fe de aquel o aquellos a quienes son enviados, no para resolver su crisis personal.
Dios no es un resuelve problemas, el compromiso de Dios con la humanidad y con aquellos que le buscan es de salvación. Los problemas son parte de la vida, son situaciones propias de la vida diaria, incluso, el apóstol Pablo señaló que es necesario que por muchas tribulaciones entremos al Reino de Dios.
Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y que es menester que por muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.
Hechos 14:22
Los milagros no necesariamente provocan fe, así que confiar en que alguien puede llegar a creer y a desarrollar fe por causa de un milagro es un fundamento ateo, va en contra de la Palabra. Los discípulos-apóstoles caminaron noche y día por tres años y medio junto a Jesús, vieron innumerables milagros, aun resurrecciones, sin embargo, ante su crucifixión, uno de ellos, Tomas, se expresó tan incrédulo como uno que nunca hubiera caminado con Él.
Los milagros suceden a la fe y tienen el propósito de confirmarla.
Respondióles Jesús, y dijo; De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.
Juan 6:26
Siendo conscientes de estos dos fundamentos de la operación de milagros, y entendiendo sobre todo que es Dios quien decide por su soberanía, dónde, cuándo y a quién permite un milagro, debemos entender qué cuidados debemos tener para poder disfrutar de una vida de milagros.
Lo primero que tenemos que proclamar es, sí, que Dios sigue obrando milagros en nuestro tiempo, tantos y tan maravillosos como los milagros que hizo en tiempos antiguos.
Toda buena dádiva y todo don perfecto es de lo alto, que desciende del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.
Santiago 1:17
Jesus el Cristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.
Hebreos 13:8
Porque yo Jehová, no me mudo; y así vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos.
Malaquías 3:6
Creer que los milagros son cosa del pasado, o que eran de uso exclusivo para una nación, obviamente nos descalifica para ser candidatos de recibirlos.
Para ilustrar los cuidados que debemos tener para disfrutar de una vida de milagros, aunque hay muchas historias bíblicas que nos pueden servir para los efectos, usaremos el caso de la multiplicación de los cinco panes de cebada y los dos pececillos, en el relato del evangelio de Juan, pues juan la presenta precisamente como una “señal” de la provisión divina, la misma que Dios estableció como forma de vida desde que el pueblo salió de Egipto.
Ante cada situación que enfrentemos, lo primero que tenemos que hacer es definir QUIEN es la fuente de nuestros recursos
Y como alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él grande multitud, dice a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?
Juan 6:5
Ante la pregunta de Jesús surgieron dos respuestas; la primera:
Respondióle Felipe: Doscientos denarios de pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.
Juan 6:7
Es una respuesta válida, pero no permite la operación de milagros.
La segunda respuesta:
Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?
Juan 6:9
Es una respuesta que abre la posibilidad, aunque saturada de duda.
El escritor presenta la verdadera respuesta:
Mas esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer.
Juan 6:6
Lo que Dios ha dispuesto hacer lo hará, y Él sabe cómo. El primer cuidado que debemos tener es tratar de entender lo que Dios quiere hacer con cada situación que enfrentemos. No se trata de enfocarnos en el elemento que nos perturba, sino en descubrir el propósito que forjó aquella situación. Debemos estar conscientes de que lo más importante no es lo que yo necesito, sino lo que Dios quiere hacer en medio de mi situación; de eso dependen los milagros.
¿Cuál es la fuente de mi provisión? No se trata de responder automáticamente, sino de traer a la realidad lo que Dios quiere hacer con cada una de mis situaciones, eso determina el tratamiento con que debemos resolverlas.
Es útil aquí tener presentes las palabras del salmista,
ALZARÉ mis ojos a los montes, De donde vendrá mi socorro. 2Mi socorro viene de Jehová, Que hizo los cielos y la tierra.
Salmo 121:1-12
Esta pregunta debemos hacerla con cada situación que enfrentemos, pues como ya dijimos, no es la respuesta la que importa, sino tratar de entender lo que Dios quiere hacer, o lo que Él quiere enseñarnos con ellas.
Ante cada situación que enfrentemos, Partamos de lo que tenemos, no de lo que quisiéramos tener, esto nos llevara a ‘hacer’ lo que tenemos que hacer
Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?
Juan 6:9
La causa que provoca la caída de muchos líderes, que endeuda a muchos otros emprendedores, y que deprime a tantos hombres y mujeres de fe, es querer empezar la obra, el negocio, la actividad de fe, con recursos que no tienen, queriendo imitar lo que otros hacen, sin medir las consecuencias de lo que significa trabajar con recursos que no tenemos.
Los milagros no son un parcho a la ignorancia, ni un repello a la irresponsabilidad. Dios no promueve soluciones provisionales ni participa de la improvisación de mentes ingenuas que asumen que Dios está obligado a suplirles aún por encima de sus deficiencias.
Milagro no significa “hacer” sobre lo que no se tiene, sino “hacer” sobre lo que tienes junto con la instrucción de hacerlo; ambos, unidos.
Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y recostáronse como número de cinco mil varones.
Juan 6:10
Otro buen ejemplo lo tenemos en el caso de la viuda de Sarepta de Sidón a la que fue enviado por Dios el profeta Elías. La viuda tenía una única provisión, la última, para el sustento de ella y para su hijo, pero la entregó para que el profeta se alimentara. Todos conocemos el desenlace de la historia, no faltó provisión para ellos durante toda aquella temporada de crisis.
Y fue a él palabra de Jehová, diciendo: 9Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y allí morarás: he aquí yo he mandado allí a una mujer viuda que te sustente. … Ruégote que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12Y ella respondió: Vive Jehová Dios tuyo, que no tengo pan cocido; que solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una botija: … 13Y Elías le dijo: No hayas temor; ve, haz como has dicho: empero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La tinaja de la harina no escaseará, ni se disminuirá la botija del aceite, hasta aquel día que Jehová dará lluvia sobre la haz de la tierra. … 16Y la tinaja de la harina no escaseó, ni menguó la botija del aceite, conforme a la palabra de Jehová que había dicho por Elías.
I Reyes 17:8-16
Ante cada situación que enfrentemos, reconozcamos a Dios en todo: Salimos adelante porque Él nos saca adelante
Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió a los discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados: asimismo de los peces, cuanto querían.
Juan 6:11
No se trata de acuñar la expresión, “todo gracias a mi Señor”, o similares; se trata de ser conscientes de que la solución de conflictos no es por nuestra propia capacidad, sino porque Él nos ha sacado de en medio de ellos. Lo mismo aplica a las riquezas; no somos ricos, o prósperos, porque nuestros conocimientos y habilidades nos capacitaron para ello, sino porque Él nos dotó de la capacidad para serlo.
Y digas en tu corazón: Mi poder y la fortaleza de mi mano me han traído esta riqueza. 18Antes acuérdate de Jehová tu Dios: porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.
Deuteronomio 8:17-18
Reconocer a Dios en todo es el fundamento de la operación sobrenatural del Espíritu Santo; y la única forma para establecer la sombra de su Señorío sobre nosotros.
Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Proverbios 3:6
Ante cada situación que enfrentemos, Revisemos lo que ha acontecido. Aprendamos a habilitar un modelo de control de calidad
Y como fueron saciados, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado, porque no se pierda nada.
Juan 6:12
Aunque el relato da testimonio de que los que fueron alimentados ese día fue un número superior a las cinco mil personas, ninguno de ellos fue consciente de lo que estaba sucediendo justamente frente a sus propios ojos; no fue sino hasta que los discípulos recogieron lo que había sobrado, y ellos vieron las doce cestas que sobraron a los que habían comido, que ellos se percataron del milagro que Jesús había hecho.
Cogieron pues, e hinchieron doce cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron a los que habían comido. 14Aquellos hombres entonces, como vieron la señal que Jesús había hecho, decían: Este verdaderamente es el profeta que había de venir al mundo.
Juan 6.13-14
Al releer el relato de la multiplicación de los cinco panes de cebada y los dos peces vemos que el verdadero milagro no consistió en la multiplicación per se, sino en la conciencia que ellos adquirieron de lo que Jesús había hecho.
Los milagros tienen un propósito, como lo establecimos desde un principio, no es solucionar la dificultad o el problema que nos está perturbando; sino, primero, establecer por medio de él una verdad que nos hará crecer; segundo, establecer la misericordia que nuestra región necesita; y tercero, que la tierra sea llena del conocimiento de la Gloria de Dios.
Hay ocasiones, muchas ocasiones, que hemos estado expuestos ante milagros y no hemos sido capaces de valorarlos como tal.
Y la razón se debe a que no revisamos lo que nos ha acontecido, no hemos desarrollado la sabiduría necesaria para ver la presencia del Espíritu Santo en los hechos recién pasados, lo cual, tenemos que admitirlo, es parte de la arrogancia con la cual los seres humanos caminamos hoy en día.
Control de calidad significa volver sobre la marcha del día para evaluar lo bueno y lo malo, y de lo malo aprender a no repetir los errores cometidos. Es la sabiduría de la obra de la Creación plasmada en el libro de Génesis, si revisamos los primeros capítulos del libro veremos cómo se repite en la lectura la frase: Y vio Dios que era bueno.
Evaluar diariamente lo que hacemos nos llevará a afinar nuestro discernimiento espiritual y podremos ver a Dios obrando en todo.
Airaos, y no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo;
Efesios 4:26
Habrá milagros que no los veremos, pero apreciaremos la obra de Dios en el lugar. Si el lector revisa el resto de la lectura del capítulo seis del evangelio de juan, notará que a continuación de esta historia surge otro milagro, el milagro de Jesús caminar sobre las aguas. Si observa en la lectura notará que toda es multitud se percató de este milagro,
El día siguiente, la gente que estaba de la otra parte de la mar, como vio que no había allí otra navecilla sino una, y que Jesús no había entrado con sus discípulos en ella, sino que sus discípulos se habían ido solos; 23Y que otras navecillas habían arribado de Tiberias junto al lugar donde habían comido el pan después de haber el Señor dado gracias; 24Como vio pues la gente que Jesús no estaba allí, ni sus discípulos, entraron ellos en las navecillas, y vinieron a Capernaum buscando a Jesús.
Juan 6:22-24
Los milagros no han cesado, lo que ha cambiado es nuestra apreciación sobre ellos. No que nunca hemos recibido uno, lo que ha sucedido es que vino no como nosotros queríamos que viniera.
Que podamos volver al principio de los milagros, y que podamos entender que es la forma ordinaria de vida diseñada por Dios para aquellos que le han amado. Que podamos caminar por ella mientras vivamos sobre la faz de la tierra.
Al cierre de la edición…
Creí que habíamos dicho lo más importante, pero todavía hay un principio más que necesitamos establecer.
El autor de los milagros es Dios; por lo tanto, un milagro nunca irá contrario a lo que Él mismo ha establecido, ni contrariará ninguno de sus principios.
Lo anterior significa que Dios no puede obrar un milagro a favor de alguien que en su definición como persona ha establecido como principio de vida apoyar el aborto y/o promover la muerte asistida (eutanasia). La vida es el mayor milagro que los seres humanos tenemos de parte de Dios; pedir un milagro cuando nos hemos levantado contra el mayor de ellos, es una negación a su operación, y descalifica a la persona para ser candidato a ellos.
La vida en cristo es una vida espiritual basada en la experiencia con el Espíritu Santo, es por lo tanto una vida sobrenatural; no se trata de una vida intermitente, de milagros aislados, sino una vida donde la pauta es establecida por el Señor; es una vida sobre la tierra pero regida por los principios del Reino de Dios.
Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)
Preguntas de evaluación de aprendizaje
De acuerdo con lo presentado en esta lección, responda:
- ¿Quién es Dios?
- ¿Qué es fe?
- ¿Por qué la fe falla?
Copie las preguntas junto con sus respuestas y envíelas por mensaje de WhatsApp
Pastor Pedro Montoya