La paz del Señor sea contigo y con tu casa. Doy gracias al Dios eterno, al Todopoderoso, por este tiempo y este espacio que el Señor nos permite en su gracia y misericordia para establecer enseñanza de la gracia y de la misericordia del Dios eterno.
Hemos llegado hasta este momento porque la gracia del Señor así lo ha permitido. Es porque la misericordia del Señor así lo ha permitido. Claramente sabemos que no es del que corre ni del que quiere, sino del que Dios tiene misericordia. Y en su libro de Lamentaciones, el profeta Jeremías escribió: «No hemos sido consumidos precisamente por la misericordia de Dios, porque nuevas son cada mañana sus misericordias».
Al llegar a este momento, tenemos que darle gracias al Señor por la misericordia que nos ha permitido exponernos ante su Palabra, ante el poder de su Santo Espíritu y, sobre todas las cosas, ante la obra que Él está desarrollando en estos últimos tiempos.
El problema de nuestra generación
Todos sabemos y estamos convencidos de que estamos en los últimos tiempos. El problema es que no nos estamos preparando para recibir al Señor. No solamente se trata de proclamar que Cristo viene—lo sabemos claramente. El problema es que no nos estamos preparando para recibirlo, porque no solamente se trata de estar con Él.
Las Sagradas Escrituras establecen que los últimos tiempos son tiempos peligrosos. El apóstol Pablo le escribe a Timoteo explicando con detalles en su epístola: «Los tiempos finales son tiempos peligrosos, porque se levantarán hombres amadores de sí mismos». En otra sección le dice que «muchos apostatarán de la fe».
Para estos tiempos tiene cumplimiento la parábola de las diez vírgenes que está escrita en el capítulo 25 del evangelio de Mateo. Todas estaban preparadas para recibir al esposo, pero en el último momento, cinco de ellas no pudieron trascender a la siguiente etapa. Esto es precisamente lo que cada uno debemos tener en cuenta. No se trata solamente de confesar que Él viene—porque sí viene, claro que sí—, se trata de determinar si estamos listos, si estamos preparados para recibir al Señor.
El propósito de esta enseñanza
En esta noche vamos a establecer enseñanza fundamentada en la Palabra de Dios acerca de la segunda venida de Cristo Jesús, pero particularmente acerca del levantamiento de la Iglesia. ¿Por qué? Porque ha circulado por muchos años una doctrina que no está fundamentada en las Sagradas Escrituras. Cuando digo que no está fundamentada, me refiero al hecho de que lo que proclama no está avalado en las Sagradas Escrituras.
Me estoy refiriendo al rapto o al arrebatamiento de la Iglesia pretribulacional. No está fundamentada en la Palabra, y hemos querido dedicar tiempo para enseñar acerca de lo que las Sagradas Escrituras enseñan al respecto.
La Iglesia va a ser levantada—sí, está establecido en las Sagradas Escrituras—, pero va a ser levantada a la venida de Cristo Jesús, no antes. El problema que tenemos con esta doctrina que ha circulado ampliamente en muchos círculos cristianos (inclusive hay cánticos, himnos y coros que se han fundamentado en ella) es que el pueblo de Dios no se está preparando para recibir al Señor.
¿Por qué? Porque la proclama de esta doctrina está enseñando a los creyentes que no importa lo que vaya a suceder sobre la faz de la tierra—la presencia del anticristo y la persecución que vaya a desarrollar en los últimos tiempos—porque al fin y al cabo vamos a ser levantados antes de que eso acontezca. Esto no está permitiendo que el pueblo de Dios se prepare para enfrentar todos estos procesos.
La segunda venida: una doctrina del evangelio
Quiero comenzar estableciendo que la venida de Cristo Jesús es una doctrina del evangelio. La segunda venida de Jesús a la tierra es una doctrina del evangelio, como lo es de igual manera el levantamiento de la Iglesia, porque ambos son eventos que están establecidos y descritos en las Sagradas Escrituras.
Leamos el libro de Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículos 9 al 11:
«Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y una nube le recibió y le quitó de sus ojos. Y estando con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que Él iba, he aquí dos varones se pusieron junto a ellos en vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado desde vosotros arriba en el cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo».
Habían transcurrido 40 días después de la resurrección de Jesús, y al cabo de los 40 días, Jesús fue ascendido al cielo. Los primeros versículos de este capítulo nos dicen que Jesús pasó estos 40 días con sus discípulos, enseñándoles acerca del reino de Dios o el reino de los cielos.
Al cabo de los 40 días fue ascendido en el monte de los Olivos. Allí, dos varones vestidos con vestiduras blancas (entendemos que eran seres angélicos que Dios había enviado) les dijeron: «Así como le habéis visto ir al cielo, de la misma manera le veréis venir».
En el capítulo 24 del evangelio de Mateo se encuentran también instrucciones que Jesús había dado anteriormente a los discípulos acerca de cómo iban a ser los últimos tiempos y cómo iba a ser el retorno de Jesús.
La segunda venida de Jesús a la tierra es una doctrina del evangelio del reino de los cielos. No podemos dudar de esto. A través de los años, lamentablemente, hombres y mujeres con ministerios se han prestado para establecer doctrinas que no están fundamentadas en la Palabra. Me estoy refiriendo a doctrinas como, por ejemplo, el preterismo, que establece que ya Jesús vino y se estableció (otros lo declaran de forma espiritual).
Las Sagradas Escrituras nos hablan del retorno visible de Cristo Jesús, y esto es muy importante que lo entendamos.
Primera característica: La venida de Cristo es visible
Vamos a establecer por lo menos tres características fundamentales bíblicas y espirituales de cómo es la segunda venida de Cristo Jesús. Pero antes de esto quiero establecer que estos últimos tiempos son tiempos de apostasía, y la apostasía consiste en distorsionar la Palabra.
Mateo capítulo 24 dice claramente que Jesús habló de que se levantarían falsos profetas, falsos Cristos, y que engañarían a muchas personas. En estos últimos días muchos fuimos impactados por la presencia de un falso profeta que establecía que la tierra iba a ser destruida con diluvio para el 25 de diciembre, y mucha gente fue engañada por declaraciones de este tipo. En los años sucesivos se van a levantar muchas otras personas.
¿Por qué el engaño? Por dos razones. Primera: todos estos hombres que se están levantando fuera de la Palabra de Dios están operando con fuerzas demoníacas. Son doctrinas de demonios las que ellos establecen. Segundo: porque el pueblo de Dios no se está preparando adecuadamente en las Sagradas Escrituras. Muchos desconocen lo que las Sagradas Escrituras proclaman al respecto de la segunda venida de Cristo Jesús.
Todo ojo le verá
Quiero comenzar estableciendo la primera característica: la segunda venida de Cristo Jesús es una venida visible.
Vamos al libro de Apocalipsis, capítulo 1, versículo 7: «He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán sobre Él. Así sea. Amén».
Si usted tiene su Biblia abierta, subraye esta frase para que entendamos claramente que la segunda venida de Cristo Jesús no es una venida en oculto, no es una venida invisible, no es una venida que solamente unos cuantos van a ver. Estos son puntos que se han establecido en años pasados tratando de hacerle creer a la gente que solamente unos cuantos van a participar.
Hay doctrinas que dicen que solamente 144,000 son los que van a participar de forma oculta, de forma singular. La Palabra del Señor no establece eso. Leo de nuevo: «He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá».
La primera característica con respecto a la segunda venida de Cristo Jesús es que todos, sin excepción, todos le verán.
Una venida sobrenatural
Debemos establecer algo importante: muchos podríamos pensar que le vamos a ver por la televisión, por los noticieros que van a estar transmitiendo. No. La segunda venida de Cristo Jesús es una venida sobrenatural. Viene y posa sus pies sobre el monte de los Olivos.
Si usted se remite nuevamente a Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, ellos estaban viendo la ascensión de Jesús en el monte de los Olivos, y los varones les dijeron a los apóstoles: «Así como le habéis visto ir, así le veréis venir». Jesús posará sus pies sobre el monte de los Olivos.
Si va al libro del profeta Zacarías, capítulo 14, dice claramente que Él posará sus pies sobre el monte de los Olivos y posteriormente entrará a Jerusalén por una puerta que actualmente está clausurada. Esa puerta es la que Jesús utilizará para entrar a Jerusalén.
Pero lo importante es que entendamos que la venida de Jesús es una obra sobrenatural. No se darán cuenta las personas del otro lado del mundo por noticieros o por la televisión. No. La venida de Jesús será de tal forma que todos, el mundo entero, lo verá en los cielos como si estuviese Él sobre nosotros. Es una obra sobrenatural para que nadie pueda decir que no se dio cuenta de la venida de Cristo Jesús.
El versículo 7 de Apocalipsis capítulo 1 dice claramente: «Todo ojo le verá». No hay una venida oculta, no hay una venida de incógnito, no hay una venida espiritual.
Observe que el versículo 7 dice claramente: «Los que le traspasaron». ¿Quiénes fueron los que le traspasaron? Está hablando del pueblo judío, pero además dice: «Todos los linajes de la tierra». Todo ojo le verá.
Como el relámpago
Quiero ir al evangelio de Mateo, capítulo 24, versículo 27. Encontramos palabra directa de Jesús: «Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre».
Noten una cosa: ¿qué significa relámpago? No lo confundamos con trueno. El trueno se refiere al sonido, pero el relámpago se refiere al rayo que se dibuja en el firmamento, en el cielo, entre las nubes. Todos los que están en el entorno se dan cuenta de lo que está sucediendo.
Por lo tanto, lo primero que debemos entender es que la venida de Cristo Jesús no es una venida silenciosa, una venida de incógnito, una venida espiritual. La Palabra del Señor nos está hablando de un retorno visible, de un retorno tangible, de un retorno material. Jesús regresa a la tierra—no en espíritu—regresa de la misma forma como Él fue ascendido a los cielos.
Los discípulos compartieron con Él. Si usted va al evangelio de Juan, la noche que Jesús resucitó, el día que Jesús resucitó, se presentó delante de sus discípulos y les dijo: «Tocad. Palpad y ved que un espíritu no tiene cuerpo, no tiene carne y huesos como yo tengo».
Por lo tanto, el retorno de Cristo Jesús es un retorno visible, es un retorno tangible, es un retorno material. Jesús se establece sobre la tierra. El libro de Apocalipsis nos habla de una permanencia sobre la tierra a partir de ese momento de 1,000 años, lo que se conoce como el milenio. Se establece por 1,000 años el milenio, y posteriormente, al cabo de ese tiempo, esta creación que nosotros vemos, en la cual nosotros vivimos, va a ser destruida para establecer una nueva tierra, un cielo nuevo, como está establecido en el libro de Apocalipsis.
El retorno de Cristo Jesús es para cerrar el ciclo de esta creación. Esta creación que se inició en el libro de Génesis va a ser cerrada precisamente por la venida de Cristo Jesús.
Primera característica que debemos tener clara: Jesús viene por segunda vez a la tierra para establecer su reinado milenial sobre la tierra. Pero es un regreso, un retorno visible, tangible. Todo ojo le verá. Cualquier doctrina que establezca que Jesús viene de incógnito o apareció de forma espiritual es una doctrina apóstata. No está fundamentada en las Sagradas Escrituras.
Segunda característica: La venida de Cristo es posterior a la manifestación del anticristo
La segunda característica que quiero presentar es que la venida de Cristo Jesús es posterior a la manifestación del anticristo.
Vamos a la segunda epístola del apóstol Pablo a los Tesalonicenses, capítulo 2, versículos 1 al 3:
«Empero os rogamos, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesús, el Cristo, y nuestro recogimiento a Él, que no os mováis fácilmente de vuestro sentir, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como nuestra, como que el día del Señor esté cerca».
Note el versículo 3—póngale mucha atención: «No os engañe nadie en ninguna manera, porque no vendrá». ¿Quién no vendrá? Está hablando de Cristo Jesús, está hablando de la venida de nuestro Señor y Salvador Jesús, el Cristo. El versículo 1 lo dice claramente: «No vendrá sin que venga antes la apostasía y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición», que el apóstol Juan llama y lo identifica como el anticristo.
El anticristo no es solamente porque está en contra de Cristo, sino porque es la antítesis de Cristo, es decir, el suplantador de Cristo.
El proceso histórico
El versículo 3 claramente nos está presentando un proceso histórico. Cristo Jesús no vendrá (dice el Espíritu de Dios por boca del apóstol Pablo) sin que venga antes:
- Evento número uno: La apostasía
- Evento número dos: La manifestación del anticristo
- Inmediatamente después: La aparición o la manifestación de nuestro Señor y Salvador Jesús el Cristo
Por lo tanto, es importante que nosotros entendamos: si el recogimiento de la Iglesia es a la venida de Cristo Jesús, y Cristo Jesús viene después de la manifestación del anticristo, tenemos que tener claro entendimiento de que la Iglesia, el pueblo de Dios, los hombres y mujeres creyentes, hombres y mujeres de fe, hombres y mujeres que han puesto su mano sobre el arado y que no han visto para atrás, pasaremos por un proceso de tribulación.
Las Sagradas Escrituras lo declaran claramente, y muchos están siguiendo una doctrina apóstata porque están proclamando que la Iglesia va a ser levantada antes de la persecución. Como dije al principio, quiero enfatizar esto porque es muy importante: hay un pueblo de Dios que está dormido, hay un pueblo de Dios que no se está preparando.
No se trata solamente de recibir a Jesús. Claramente las Sagradas Escrituras (y este texto es bien determinante) nos presentan que antes de la venida de Jesús se manifestará el anticristo, y el anticristo traerá un proceso de persecución sobre todos aquellos que no han decidido postrarse delante del enemigo.
La apostasía: un movimiento mundial
Es muy importante que nosotros entendamos: la apostasía ya está operando. La apostasía no solamente tiene que ver con doctrina o se opera exclusivamente dentro de la Iglesia. Este es el concepto que muchas personas desarrollaron en años pasados—que la apostasía era un movimiento que se daba exclusivamente dentro de las iglesias.
Tengo que decirle: la apostasía es un movimiento mundial, es un movimiento espiritual demoníaco que opera en todas las áreas de la existencia humana. Entiéndase dentro de la política, entiéndase dentro de la economía, entiéndase dentro de lo social, dentro de lo cultural.
Hay muchas personas que están siendo confundidas y arrastradas precisamente por los pactos culturales que han hecho. Hay apostasía que está inculcándose dentro de la cultura, para que nosotros veamos que no es solamente dentro de las paredes de una iglesia que vamos a tener apostasía. Es en todas las áreas de la existencia humana.
La apostasía le da entrada al anticristo, y esto es cuestión de años, no de mucho tiempo. Nosotros estamos ya en un proceso de apostasía dentro de todos los niveles, dentro de todas las áreas de la convivencia humana.
El anticristo en Apocalipsis
No solamente en este texto lo vemos. Me gustaría que viéramos el libro de Apocalipsis, capítulo 6, versículos 1 y 2:
«Y miré cuando el Cordero abrió uno de los sellos, y oí como a uno de los cuatro animales diciendo: Ven y ve. Y miré, y he aquí un caballo blanco, y el que estaba sentado encima de él tenía un arco, y le fue dada una corona, y salió victorioso para que también venciese».
Las personas, cuando han entrado al libro de Apocalipsis, han confundido a este personaje con Cristo Jesús, precisamente por el hecho de que aparece en un caballo blanco, que tiene una corona, que tiene un arco, y le fue dada una corona y salió victorioso. Por eso muchas personas dicen: «Ese es Cristo».
Tengo que decirle: el personaje que se está describiendo en Apocalipsis capítulo 6, versículo 2, no es Cristo, es el anticristo.
Hace unos minutos atrás yo le dije por qué se le llama anticristo (y es el apóstol Juan quien lo define de esta manera): no es solamente porque está en contra de Cristo—»anti» en contra de—, no, no es solamente por eso. Se le llama anticristo porque es una antítesis de Cristo, es decir, es la forma opuesta de Cristo, el que suplanta a Cristo.
En Segunda de Tesalonicenses, capítulo 2, donde estábamos leyendo, si usted sigue en el versículo 4, dice, refiriéndose al anticristo: «De tal forma que se sienta en el templo de Dios haciéndose pasar por Dios».
Por eso es importante que nosotros entendamos la venida de Cristo Jesús. Jesús no va a aparecer un día de tantos en nuestros medios humanos como aparece cualquier otra persona. La venida de Cristo Jesús es en las nubes. Apocalipsis capítulo 1, versículo 7, que lo leímos hace unos minutos atrás, dice claramente: «Viene en las nubes». Hechos de los Apóstoles, capítulo 1, versículo 11, los varones con vestiduras blancas le dijeron a los apóstoles: «Así como le habéis visto ir al cielo, así le veréis venir en el cielo, de las nubes».
Por eso es muy importante que nosotros entendamos y tengamos claro conocimiento, estemos fundamentados en las Sagradas Escrituras. Este personaje del que se está describiendo en el capítulo 6 no es Cristo, es precisamente el anticristo.
El hecho de que lo presentan en un caballo blanco—sinónimo de paz, sinónimo de tener una gran aceptación por una gran mayoría (no por todos, pero por una gran mayoría)—nos está diciendo que el anticristo no va a tener resistencia en el mundo para iniciar su gobierno.
El bosquejo profético en Apocalipsis
¿Por qué le estoy hablando esto? Porque el versículo 3 de Segunda Tesalonicenses capítulo 2 nos habló de que antes de que Él venga, Cristo Jesús, se manifestará la apostasía y el hijo de perdición. Y yo se lo quiero mostrar en otras escrituras.
En el capítulo 6 nos está hablando del anticristo. Vaya al capítulo 11 de Apocalipsis, versículo 15:
«Y el séptimo ángel tocó la trompeta, y fueron hechas grandes voces en el cielo que decían: Los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo, y reinará para siempre jamás».
Déjeme presentarle este bosquejo. El libro de Apocalipsis está prácticamente dividido en siete sellos, siete trompetas y siete copas. Básicamente ese es el bosquejo del libro de Apocalipsis: siete sellos, siete trompetas y siete copas.
El séptimo sello da inicio a las siete trompetas, la séptima trompeta da inicio a las siete copas, y los restantes capítulos lo que hacen es explicar en detalle cada una de las secciones que se están presentando, ya sea en los sellos, en las trompetas o en las copas.
Observe el versículo 15: el séptimo ángel tocó la trompeta—la séptima trompeta, la última trompeta—y se nos dice allí que fueron hechas grandes voces que proclamaban: «Los reinos del mundo han venido a ser los reinos de nuestro Señor y de su Cristo». Está hablando de la venida de Cristo Jesús.
El primer sello está hablando de la aparición del anticristo. La séptima trompeta, la última trompeta, nos está hablando de la venida de Cristo Jesús.
La última trompeta
Hay base para esto. Vamos, por favor, a Primera de Corintios, capítulo 15, versículo 52. El Espíritu de Dios, por boca del apóstol Pablo, estableció esta palabra:
«En un momento, en un abrir de ojo, a la final trompeta, porque será tocada la trompeta, y los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados».
Pablo, por el Espíritu de Dios (no por invención propia), sin haber conocido a Juan, está hablando de lo que Juan tuvo en visión. Esto es muy importante: entre el momento en que el apóstol Pablo escribió esta palabra y el escrito del Apocalipsis pasaron muchos años, porque el Apocalipsis es casi al final del primer siglo, mientras el apóstol Pablo está escribiendo aquí aproximadamente en el año 60.
No se habían conocido como para compartir conocimiento, pero sin embargo, el apóstol Pablo está hablando, por el Espíritu de Dios, de algo que le fue declarado al apóstol Juan: «Será tocada la trompeta, la última trompeta». Y lo acabamos de leer en el capítulo 11.
Con esto, lo que le estoy mostrando es que efectivamente Segunda Tesalonicenses, capítulo 2, versículo 3, nos está presentando el bosquejo histórico de lo que va a suceder. Cristo no vendrá—no se engañe nadie—no vendrá hasta que venga antes la apostasía y se manifieste el anticristo, el hijo de perdición. Y Apocalipsis lo confirma claramente: el anticristo aparece en el capítulo 6, en el primer sello; Cristo Jesús, Señor y Salvador, aparece a la final trompeta en el capítulo 11.
Queda claro que el levantamiento de la Iglesia, nuestra reunión con Cristo Jesús, no es antes, es después. Es después de la venida de Cristo Jesús.
Un pueblo no preparado
Quiero dejar en esta noche, por la Palabra de Dios, esto: el pueblo de Dios no se está preparando para la venida de Cristo Jesús. No se está preparando. De la misma forma como este falso profeta apareció declarando cosas que no están sustentadas en la Palabra de Dios, hay muchos, muchísimos creyentes que están creyendo en un arrebatamiento pretribulacional.
Esto no les está permitiendo ver la obra de Dios ni les está permitiendo prepararse. Recibir a Cristo Jesús implica pasar por procesos de tribulación, pasar por procesos de frustración, pasar por procesos de persecución, de los cuales el pueblo de Dios no está preparado.
No está preparado porque hoy en día, ante cualquier situación de crisis, muchas personas (y estoy hablando de hombres de Dios, de mujeres de Dios), muchas personas decaen. ¿Cuánto más en procesos de persecución?
Por eso el Espíritu de Dios en estos últimos tiempos nos está hablando: Pueblo de Dios, despierta. Pueblo de Dios, levántate de ese adormecimiento doctrinal en el que estás viviendo. Es un adormecimiento doctrinal, escuchando doctrinas que no están fundamentadas en la Palabra de Dios.
Tercera característica: El levantamiento de la Iglesia es a la venida de Cristo
Voy a esta tercera característica con respecto propiamente al levantamiento de la Iglesia. Ahora vamos a confirmar todo lo que hemos visto hasta acá.
¿Cuándo es el levantamiento de la Iglesia?
Vuelvo a Segunda Tesalonicenses, capítulo 2, un texto que ya leí, pero me voy a concentrar ahora en el versículo 1:
«Empero os rogamos, hermanos» —ponga mucha atención— «en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesús, el Cristo, y nuestro recogimiento a Él».
Vea cómo el Espíritu está presentando ambos eventos en uno solo. No son dos eventos separados o separados en distancia en años, porque así es como se presenta actualmente: «La Iglesia es arrebatada, pasa en el cielo (algunos dicen por tres años y medio, otros por siete años), y al cabo de ese tiempo venimos, regresamos a la tierra con Cristo Jesús».
Eso es lo que se presenta. No está avalado por la Palabra. La Palabra nos está presentando la venida de Cristo Jesús y nuestro recogimiento a Él como un solo evento. Es un solo evento, no son dos eventos.
Cuando la Iglesia va a ser levantada—no estamos negando que la Iglesia vaya a ser levantada, no lo estamos negando porque esto es doctrina del evangelio del reino de los cielos—lo que estamos estableciendo es la verdad del levantamiento de la Iglesia: a la venida de Cristo Jesús.
Leo nuevamente el versículo 1: «Os rogamos, hermanos, en cuanto a la venida de nuestro Señor Jesús el Cristo y nuestro recogimiento a Él».
Aquí tenemos el primer testimonio de las Sagradas Escrituras. La Iglesia sí es levantada, pero es levantada a la venida de Cristo Jesús. La Iglesia no es levantada con cada quien desapareciendo (que es así como se presenta): «De momento desaparecieron cientos y cientos, y nadie explica qué es lo que está pasando». No es así como la Palabra del Señor lo está presentando.
Mateo 24: Después de la tribulación
Voy a otro texto. Voy a Mateo, capítulo 24. En esta ocasión quiero leer desde el versículo 29 hasta el versículo 31. El versículo 29 dice:
«Y luego, después de la aflicción de aquellos días» —tome nota, y si usted acostumbra a subrayar, subraye esa parte, porque estas son palabras directas de Jesús— «después de la aflicción de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán conmovidas».
«Entonces se mostrará la señal del Hijo del Hombre en el cielo» —que, como ya leímos en Apocalipsis capítulo 1, versículo 7, todo ojo le verá. Es un regreso visible, no espiritual.
Sigo leyendo el versículo 30: «Entonces se mostrará la señal del Hijo del Hombre en el cielo, y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre que vendrá sobre las nubes del cielo con grande poder y gloria». Está hablando de la segunda venida de Cristo Jesús.
Pero aquí está la contundencia de estos textos. Versículo 31: «Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro».
¿Cuándo es el levantamiento de la Iglesia? A la venida de Cristo Jesús. «Entonces enviará a sus ángeles con voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un cabo del cielo hasta el otro».
Los escogidos
He escuchado (y lo tengo que decir con mucho dolor) ministros decir: «Esos que están descritos en el versículo 31 son los que se quedaron». Todavía se aferran a la idea de que el levantamiento fue antes, y aseguran: «Esos que se quedaron son los mediocres, fueron los que no estaban afirmados». Así lo presentan.
Pero note algo muy importante.
La Sagrada Escritura dice: «Juntarán sus escogidos». Esta palabra la menciona en este capítulo en tres ocasiones: versículo 22, versículo 24 y aquí en el versículo 31.
Mire, es más. Dice en el versículo 22: «Y si aquellos días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva. Pero por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados».
Si estos fueran los que se quedaron, si estos fueran los mediocres, si estos fueran los ambiguos, si estos fueran los tibios, resulta ser que estos son los que ahora están determinando cómo se van a llevar a cabo las cosas.
No hay un levantamiento pretribulacional. El único levantamiento, el único arrebatamiento que las Sagradas Escrituras presentan es a la venida de Cristo Jesús. No hay otro. Es el único.
Y claramente las Sagradas Escrituras nos están diciendo con todos estos textos que no es que la gente empezó a desaparecer, que el avión y el piloto desaparecieron y nadie da cuenta de qué fue lo que sucedió (que así es como se presenta hoy en día). No. De la misma forma como Cristo Jesús—todo ojo le verá—todos en el mundo se darán cuenta de lo que está aconteciendo: muertos que están siendo resucitados de sus tumbas, y hombres y mujeres, niños, jóvenes, señoritas que estén vivos siendo transformados sus cuerpos (porque así está establecido en la Sagrada Escritura), siendo transformados y juntamente con los muertos que están siendo resucitados, empiezan a ser subidos al cielo para reunirse con el Señor en las nubes.
No para quedarse en el cielo
Pero no para quedarse allí. No es que son levantados para reunirse y quedarse en el cielo. No.
Las Sagradas Escrituras (y eso lo podríamos buscar si tiene el tiempo para hacerlo)… Vamos a ir al libro del profeta Zacarías, capítulo 14, versículos 1 al 4:
«He aquí el día de Jehová viene, y tus despojos serán repartidos en medio de ti; porque yo reuniré todas las naciones en batalla contra Jerusalén, y la ciudad será tomada. Saqueadas serán las casas, y forzadas las mujeres, y la mitad de la ciudad irá en cautiverio; pero el resto del pueblo no será talado de la ciudad. Después saldrá Jehová, y peleará con aquellas gentes, como peleó el día de la batalla».
Vea el versículo 4: «Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está enfrente de Jerusalén a la parte de oriente. Y el monte de las Olivas se partirá por medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur».
Está hablando del momento cuando Jesús viene nuevamente: nos reunimos en las nubes con el Señor, pero el Señor no se queda en las nubes. Desciende.
Eso fue lo que leímos en Hechos de los Apóstoles, capítulo 1. Él desciende: «Así como le habéis visto ir, así le veréis venir». Desciende con todos aquellos que han sido levantados—algunos de entre los muertos, otros transformados en vida—descienden, posa sus pies sobre el monte de las Olivas e ingresa a Jerusalén.
Este texto también nos está hablando de una señal profética que muchos la desconocen: que a la venida de Cristo Jesús, Jerusalén será tomada. Habrá estado en proceso de guerra con muchas naciones, pero finalmente lo que hasta este momento no se ha visto se verá en aquel momento—que Jerusalén será tomada, y como se describe en el capítulo 14 de Zacarías, muchas personas en una persecución total.
Primera de Corintios 15: Cada uno en su orden
Esto es lo que nosotros debemos entender. ¿Cuándo es el levantamiento de la Iglesia? A la venida de Cristo Jesús. No antes.
Quiero ir a otro texto más. Hay muchos textos, pero quiero ir a Primera de Corintios, capítulo 15, y voy a leer particularmente el versículo 23. Voy a comenzar en el 22:
«Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados» —hablando de la resurrección de los muertos.
Pero note el versículo 23: «Pero cada uno en su orden. Cristo, las primicias» —está hablando de la resurrección de Cristo Jesús; Cristo es la primicia de la resurrección de entre los muertos— «luego los que son de Cristo a su venida».
No antes. No antes. A su venida.
El levantamiento de la Iglesia es a la venida de Cristo Jesús.
Primera Tesalonicenses 4: Los dos eventos sobrenaturales
Voy a un texto más. Primera Tesalonicenses, capítulo 4, versículos 13 al 17. Vea lo que el Espíritu de Dios, por boca del apóstol Pablo, nos enseña:
«Tampoco, hermanos, queremos que ignoréis acerca de los que duermen, que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza».
Los que duermen aquí en este texto no se está refiriendo a los que están durmiendo físicamente, se está refiriendo a los que han partido de esta tierra, porque dentro de la doctrina del evangelio, un hombre de Dios no muere, una mujer de Dios no muere, porque ya la muerte no tiene jurisdicción sobre el hombre y sobre la mujer de Dios. Mueren solamente los que no han reconocido a Cristo Jesús. El hombre de Dios, la mujer de Dios, parte de esta tierra pero no muere, porque la muerte no tiene ya jurisdicción sobre él o sobre ella. Por eso dice: «duermen».
Leo el versículo 14: «Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Él a los que durmieron en Jesús. Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros, los que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor, con aclamación, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes para recibir al Señor en el aire, y estaremos siempre con el Señor».
A la venida de Cristo Jesús (que es el levantamiento de la Iglesia) sucederán dos eventos en forma sobrenatural:
Primer evento: La resurrección de los muertos. La resurrección de los muertos en Cristo Jesús. No todos los muertos—esta es la primera resurrección. La resurrección de aquellos que han reconocido a Jesús como su Señor, la resurrección de aquellos que partieron confesando que su vida había sido entregada al Señor. No todos los muertos. Esta primera resurrección nos está hablando de aquellos que decidieron caminar con Cristo Jesús, de aquellos que entregaron sus vidas a Cristo Jesús.
Segundo evento: Cuando los muertos se han levantado (no con un cuerpo material, sino con un cuerpo glorificado)… ¿Por qué le llamamos glorificado? Porque es un cuerpo que emana luz, el mismo cuerpo que Jesús tuvo cuando resucitó de entre los muertos. El mismo cuerpo: una naturaleza que ya no puede morir, una naturaleza que aunque es tangible (Jesús dijo claramente: «Tocad y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como yo tengo»), un cuerpo tangible, pero no sujeto a la muerte, pero no sujeto a las condiciones climáticas o atmosféricas o gravitacionales de esta tierra. No sujeto ya más a esta tierra.
Y a continuación, cuando eso se haya dado, los que quedamos (dice el apóstol Pablo, y vea cómo él mismo se está incluyendo), los que quedamos hasta la venida de Cristo Jesús, seremos transformados. Veremos una transformación física para adquirir cuerpo similar a aquellos que se levantaron de entre los muertos: un cuerpo glorificado.
Inmediatamente, Mateo capítulo 24, versículo 31, dice: «Entonces enviará sus ángeles a recoger a sus escogidos». Seremos asistidos por ángeles que nos llevarán en los cielos para reunirnos con el Señor, pero no para quedarnos en los cielos, sino para descender en el monte de los Olivos juntamente con Jesús.
Porque después de eso es que se establecen las bodas del Cordero. La boda del Cordero es en Jerusalén, y se establecen como el inicio del reinado milenial de Cristo Jesús.
Conclusión: Salir de la apostasía
Con esto, con estos textos (hay muchos textos, porque el levantamiento de la Iglesia es una doctrina del evangelio del reino de los cielos, no es la invención de un predicador, de un pastor o de un ministro; es establecido en la Sagrada Escritura), pero el orden que necesitamos entender, salir de la apostasía en la que muchos han estado viviendo, es en el sentido de que el levantamiento de la Iglesia es a la venida de Cristo Jesús. No antes. No hay un arrebatamiento pretribulacional. No lo hay.
Por lo tanto, esta falsa doctrina es necesario desecharla. Porque si nosotros seguimos manteniendo esa idea, estaríamos siendo de igual manera confundidos y entrando o permitiendo apostasía en nuestras vidas. Y sepa que el propósito de la apostasía es precisamente separarnos de Cristo, alejarnos de Cristo, alejarnos de la fe en Cristo Jesús.
El llamado urgente
Al cerrar este ciclo anual de enseñanzas con este tema, prácticamente de la misma forma como lo comenzamos, lo que queremos es denunciar: hay mucha apostasía dentro de la Iglesia. Mucha apostasía, muchísima apostasía, más de la que nosotros podemos creer.
Hay hombres y mujeres ministros que están caminando en apostasía, y son aquellos que dicen: «De momento, no quiero entrar en cuestiones teológicas. ¿Qué importa cuándo fue que Jesús nació? Pero lo importante es que nosotros proclamemos que Él nació y que es el Salvador del mundo».
Son aquellos que tratan hoy de conciliar, reconciliar con el mundo. Nosotros no podemos conciliar con el mundo. No podemos entrar en conformismo con el mundo. Fuimos llamados a establecer una palabra, y es una palabra de verdad.
La razón del por qué hay muchos hombres y mujeres creyentes atados por demonios es precisamente porque no les ha nacido la verdad aún. ¿No hemos leído acaso que las Sagradas Escrituras dicen: «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres»?
Hay muchos hombres, muchas mujeres que están atados por fuerzas demoníacas que se están manifestando de muchas formas: en enfermedades, en precariedad, en falta de entendimiento. Porque la Sagrada Escritura dice claramente: «El dios de este siglo secó los entendimientos de los incrédulos para que no les alumbre la luz de Cristo».
No podremos ser libres mientras estemos cultivando y estemos conformándonos, conciliando con doctrinas del mundo. No podremos ser libres. Se podrán llenar iglesias, se podrán llenar templos, se podrán llenar congregaciones, pero eso no es un sinónimo de que se está proclamando el mensaje del evangelio ni la salvación entre ellos.
Por eso es importante hoy que nosotros entendamos: es necesario volver a las Sagradas Escrituras y partir de lo que las Sagradas Escrituras dicen. No de doctrinas denominacionales, no de doctrinas teológicas, no de posturas de hombres y de mujeres, de escuelas filosóficas, religiosas. No. Porque de igual manera iremos con ellos al infierno si no volvemos a las Sagradas Escrituras.
La restauración de todas las cosas
Es menester (dijo el apóstol Pedro en su primer mensaje en Jerusalén), es menester que nosotros entendamos que el cielo retiene a Jesús hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.
Por eso decía al principio: no se trata de decir «Ven Señor Jesús», no se trata, entre tanto sigamos cultivando doctrinas heréticas. Cristo Jesús no viene, porque la Palabra del Señor lo dice: el cielo lo retiene hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.
Por eso, al restaurar la Palabra, al restaurar la doctrina del evangelio del reino de los cielos, entonces y solamente entonces podemos decir: Ven Señor Jesús, ven Señor Jesús, porque estamos listos, estamos preparados, Señor, para estar contigo.
El Dios eterno, el Todopoderoso, es mi oración que te dé entendimiento, te dé entendimiento para que puedas ver la verdad del evangelio y salir del oscurantismo religioso en el que hemos vivido hasta ahora.
Te bendigo. La paz del Señor sea contigo. Amén.