Hace un par de días, mientras escuchaba a un predicador radial que hacía referencia a la sequía descrita en el relato de cuando Elías predijo que no llovería por tres años y medio, y comparándola con la condición de sequía que vive Puerto Rico actualmente, me vino al espíritu que muchas veces predicamos como sacerdotes de Baal, y no como profetas del Dios Altísimo.
El predicador usando como base la historia de Elías cuando se presenta ante Achâb, e indica que la sequía ha terminado, pero curiosamente no se observa ninguna evidencia de que se acerca lluvia, el predicador pretendía establecer que para la condición que vivimos en Puerto Rico, de racionamiento de agua por causa de que los embalses han bajado sustancialmente, bastaba tan solo con hablar, y decir —va a llover, y que entonces terminaría el racionamiento de agua.
Me dio tristeza, no porque no crea en los milagros, ni peor aún, porque no le crea a Dios, sino porque muchas veces ofrecemos, y presentamos palabra como de Dios, y Dios no la ha mandado. Lamentablemente nuestras predicaciones giran en torno de nuestras comodidades, y las presentamos como Palabra de Dios, como expresiones del corazón de Dios que quiere darnos bendición y prosperidad en todo lo que emprendamos.
Y como el texto que este pastor utilizó en su predicación concluye en una confrontación entre Elías y los sacerdotes de Baal, inmediatamente vino a mí una pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre un sacerdote de Baal y un profeta del Dios Altísimo? La respuesta inmediata que salta a la mente aun del lector más novel en las cosas de Dios, es que el sacerdote de Baal sacrifica y le sirve a ídolos; pero no es esa la diferencia. La diferencia consiste en que el sacerdote de Baal habla de cosas positivas que vendrán, y se esfuerza en confesarlas aun cuando pasado el tiempo, y habiendo agotado todos los recursos a su alcance, nada de lo que ha dicho se ha materializado.
El profeta del Dios Altísimo conoce los tiempos del Todopoderoso, y sabe hasta cuándo durará, y no ofrece alternativas a quienes lo siguen, tan solo porque de momento se ve amenazado de quedarse solo, sin quienes lo auspicien.
Elías sabía por qué causa había venido aquella sequía, y sabía que el pueblo divagaba en dos pensamientos, y sabia también que Dios no auspicia la ambigüedad de un pueblo que acude a Dios solo para derivar de Él beneficios personales, por lo tanto no podía decir: —va a llover, tan solo para hacer que aquel pueblo tomara una decisión en favor de Dios. Dios no necesita comprar votos para que la gente le siga, y le sirva. Actuar de esa forma es tomar el nombre de Jehovah en vano, y no se establece el Reino de Dios sobre la tierra.
No basta con decirlo, con confesarlo, y peor aún, asegurar que se materializará con decir: -yo lo creo. Es necesario confrontarnos con las causas que están provocando nuestras desgracias, y eso fue lo que hizo el profeta Elías. Lo dejó manifiesto, quitó a los sacerdotes de Baal, y provocó el proceso de restauración del señorío del Eterno sobre el territorio. ¿no será que en lugar de sacerdotes y profetas del Dios Altísimo estamos actuando como sacerdotes de Baal?
¿Sacerdotes de Baal? ¿Cómo?
acerca del ministerio
El Ministerio Apostólico y Profético Cristo Rey es un ministerio de instrucción y capacitación doctrinal, según las enseñanzas de Jesús establecidas en el Evangelio del Reino de los Cielos.
Proclamamos que Jesús el Cristo es Dios encarnado, para que, por la Fe en su Nombre, y en arrepentimiento ante Él, el hombre y la mujer alcancen perdón de pecados, y sean reconciliados con el Padre.
Nuestra labor es instruir y capacitar a hombres y mujeres que buscan desarrollarse en la vida de Fe, y preparar en la labor ministerial a aquellos que tienen un llamado al ministerio en la proclamación del Evangelio.
Nuestro énfasis ministerial es en liberación y en guerra espiritual.
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Una respuesta a “¿Sacerdotes de Baal? ¿Cómo?”
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