Introducción
Me sorprendo de la forma cómo el Todopoderoso nos está revelando sus planes y propósitos, y de cómo también, nos está mostrando los proyectos proféticos que han de desarrollarse en los últimos tiempos de la historia adámica.
Cómo el Todopoderoso está moviendo gente de distintos lugares y los está colocando en lugares y posiciones físicas y espirituales estratégicas, listos para ejecutar en el momento preciso lo que EL ha depositado en sus espíritus como un deposito de revelación. Ninguno de ellos lo sabe con consciencia humana, pero disciernen en sus espíritus que para este tiempo –como Esther— los ha llevado para ejecutar salvación y liberación, y desarticular proyectos y argumentos de muerte que el infierno ha enviado como ríos sobre SU pueblo.
Pero si todo lo anterior descrito es impactante, mas me ha sido discernir que regiones tan distantes y sin mayor trascendencia de la historia bíblica puedan cobrar relevancia profética en los días que hemos comenzado a vivir. Me refiero a Puerto Rico y el Caribe como coprotagonistas del cumplimiento profético de los últimos eventos antes del retorno del Ungido Jesús de Nazaret para establecer su reinado milenial. De ello quiero hablar un poco esta vez.
Artículo I. La participación de Puerto Rico en los tiempos proféticos.
El Caribe fue la puerta de entrada a América continental. El futuro de América se forjó en el Caribe y no en cada una de las naciones que resultaron de la colonización. Por espacio de los dos siglos que siguieron a 1492 –s.XVI y s.XVII— EL Caribe fue el modelo que se seguiría para decidir el estilo de vida que se implantaría en todo el continente. La prostitución, la piratería, la miseria, la esclavitud, el contrabando y la explotación, por mencionar las más importantes, nacieron en el Caribe y se exportaron al continente y se implantaron en cada una de las sociedades que se daban a luz en esas nuevas regiones.
La llegada de Colon no solo era las primicias de los eventuales establecimientos de europeos, era la puerta espiritual que él abría en el que entraría una lucha de poderes espirituales, todos tratando de implantar quién sería el que gobernaría los destinos del mundo entero. El Caribe es el campo de batalla donde se decide el establecimiento del reino que gobernará en el fin de los tiempos. De allí el valor profético de lo que El Todopoderoso ha comenzado a hacer en esta región.
Al escribir estas líneas, viene a mi recuerdo la revelación que Daniel recibió luego de 21 días de ayuno, en la que un “varón vestido de lienzos, y ceñido sus lomos de oro de Uphaz”[1] le descubre un secreto espiritual, aunque no era parte de la revelación que Daniel debía recibir, sin embargo el varón le descubre que en los aires de las regiones que él habitaba se desarrollaba una batalla espiritual: un ser angélico llamado por él como “príncipe del reino de Persia” se le opuso cuando venia de camino desde la presencia de Dios a traerle a Daniel la revelación; y era tan poderoso que lo retrasó –y lo sujetó‑- por espacio de 21 días, hasta que “Miguel, uno de los principales príncipes” vino en su ayuda y le permitió salir de esa oposición.
Parece ser que este es el modo de operación del establecimiento de potestades espirituales, porque el paralelismo con Colon, es sorprendente: Fue exactamente lo que sucedió en el Caribe a partir de octubre de 1492 (año 5252 en el calendario hebreo). Colon abrió una puerta espiritual, e inmediatamente se estableció una potestad en los aires del Caribe. Entendemos que un ser espiritual –el príncipe del reino del mar— se impone en los aires del Caribe y ha desplazado toda intromisión espiritual que no participe de su propósito. La lucha espiritual que hoy los que trabajamos en el establecimiento del Reino de los Cielos podemos sentir –al igual que en el caso de Daniel— es tan fuerte, que ha logrado desplazar y aniquilar a muchos ministerios que se le han opuesto.
Al revisar en las Escrituras del profeta Ezequiel, encontramos un personaje que cumple con estas características, es llamado el príncipe de Tiro y justamente está sentado en medio de los mares.[2] De esta misma región provino Jezabel, la que juntamente con Achâb, trajo el mayor tiempo de apostasía y depravación espiritual sobre Israel, tiempo en el que hubo necesidad del ministerio del talante de Elías y Eliseo.
Todos estos datos estarían apuntando a que esta potestad establecida en el Caribe está provocando el surgimiento del espíritu de fornicación –otra forma con la que se identifica a Jezabel— espíritu del que el profeta Oseas advirtió de que su establecimiento en las regiones impedía el conocimiento del Todopoderoso.[3] Estamos a la puerta de un tiempo de apostasía y brujería[4] que se infiltrará, inclusive, dentro de la iglesia y apartará de la buena doctrina a muchos.
Un dato más quiero apuntar con respecto a la revelación de Daniel. El texto indica que él ayunó 3 semanas, y la manifestación del varón fue el 24 del primer mes, después de que éste había permanecido 21 días detenido por el príncipe del reino de Persia. Tanto el inicio del ayuno de Daniel como la salida del varón se dieron a la vez, el mismo día, es decir, el 2 de ese primer mes. El día 23 Daniel había terminado los ayunos y por esa razón el día 24 se encontraba en la ribera del rio Hiddekel, y allí se le manifiesta el varón vestido de lienzos. El paralelismo con Colon es que su desembarco en tierra caribeña se dio el día 12 Tishrei del año 5253, dos días después del Yom Kippur,[5] y tres días antes de la fiesta de las cabañuelas, o Sukkot, que para los judíos sefardíes era más importante que el mismo Yom Kippur. Para los navegantes judíos del primer viaje de Colon estas coincidencias solo estarían apuntando a que aquellas islas habrían sido señaladas por Dios en respuesta al clamor por sus persecuciones.
Los eventos de Daniel y Colon se dieron en el primer mes del calendario judío, esto apunta a que en la travesía de Colon se estaba cumpliendo una agenda profética, de liberación, de restauración, que estaría vedada hasta el día de su cumplimiento pero que según el varón vestido de lienzos era para acabar la prevaricación, y concluir el pecado, y expiar la iniquidad; y para traer la justicia de los siglos, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.[6]
Por eso es importante el Caribe, porque es en este tiempo que ese ser espiritual tiene que ser desplazado para que podamos dar espacio para el establecimiento del Reino de Dios. Esta es la visión que El Todopoderoso me ha entregado, y por la cual trabajamos.
[1] Daniel 10:1-13
[2] Ezequiel 28:1-7; En la revelación que el varón vestido de lienzos le relata a Daniel, también aparece un príncipe asentado en los mares. Daniel 11:45 “45 Y plantará la tiendas de su palacio entre los mares, en el monte deseable del santuario; y vendrá hasta su fin, y no tendrá quien le ayude.”
[3] Oseas 5:4 “No pondrán sus pensamientos en volverse a su Dios, porque espíritu de fornicación está en medio de ellos, y no conocen a Jehová.”
[4] Nahúm 3:4 “4 A causa de la multitud de las fornicaciones de la ramera de hermosa gala, maestra de brujerías, que vende las gentes con sus fornicaciones, y los pueblos con sus hechizos.”; II Reyes 9:22 “22 Y en viendo Joram a Jehú, dijo: ¿Hay paz, Jehú? Y él respondió: ¿Qué paz, con las fornicaciones de Jezabel tu madre, y sus muchas hechicerías?”
[5] Ver apéndice III
[6] Daniel 9:24
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