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La Edad de la Plenitud de Cristo: El Camino a la Perfección


La paz del Señor sea contigo y con tu casa. Damos gracias al Señor, al Dios Eterno, al Todopoderoso por este tiempo que nos permite establecer la verdad que establece la libertad, la libertad que establece la gracia, la libertad que establece la paz de nuestro Señor y Salvador Jesús. Este es un tiempo de revelación donde Dios está manifestando Su voluntad, permitiendo que cada uno de nosotros, hombres y mujeres de fe, establezcamos el Reino de Dios en los lugares donde Él nos ha ubicado.

Nos exponemos ante Su palabra para que Su palabra nos limpie y establezca en cada uno de nosotros lo que Él se ha propuesto hacer cuando nos llamó a Su gracia y a Su misericordia. Hemos estado estudiando este tema doctrinal de la perfección, habiendo examinado ya cuatro secciones diferentes, y hoy completaremos particularmente el versículo 13 del capítulo cuatro de la epístola a los Efesios.

El Texto Base: Efesios 4:13

«Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y el conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo.»

Este versículo presenta cuatro declaraciones de propósito que representan, para cada hombre y cada mujer de fe, una meta a la cual cada uno de nosotros debemos llegar. Conocemos las palabras del apóstol en Filipenses cuando dice: «No que yo pretenda haberlo ya alcanzado, pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome hacia lo que está adelante.»

Este es el propósito de la vida del hombre y de la mujer cuando estamos sobre la faz de la tierra: llegar a la perfección y poder establecer con ello lo que el Señor ha determinado con cada una de nuestras vidas. Hemos leído en el Antiguo Testamento, en el libro de Proverbios: «La senda del justo es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.»

Las Cuatro Declaraciones de Propósito

Cuando el apóstol escribe el versículo 13, está estableciendo cuatro propósitos bien definidos:

  1. Primera expresión: «Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe»
  2. Segunda expresión: «Hasta que todos lleguemos al conocimiento del Hijo de Dios»
  3. Tercera expresión: «Hasta que todos lleguemos a un varón perfecto»
  4. Cuarta expresión: «Hasta que todos lleguemos a la edad de la plenitud de Cristo»

En la versión revisada de 1960 cambian la expresión «edad» por «estatura», leyendo: «hasta que todos lleguemos a la estatura del varón perfecto.» Ambas versiones hablan de lo mismo, no una difiere de la otra. Está presentando el momento cuando Cristo Jesús como hombre establece la perfección del estilo de vida del Reino de los Cielos sobre la faz de la tierra.

La Cuarta Declaración: La Edad de la Plenitud de Cristo

Esta noche estudiaremos esta cuarta declaración de propósito, con el fin de que cada uno de nosotros entendamos qué es llegar a la edad de la plenitud de Cristo. Para entender esta declaración es necesario que cada uno de nosotros nos preguntemos: ¿Qué fue lo que hizo Jesús a la edad de 33 años?

Porque la edad de la plenitud de Cristo son precisamente los hechos que Él realizó cuando alcanzó la edad de 33 años. Por lo tanto, para poder entender esta declaración de propósito, es necesario que nos preguntemos qué fue lo que Jesús hizo, cuáles fueron Sus actos, cuáles fueron Sus acciones, cuál fue Su postura frente a las cosas que Él estaba desarrollando, para que así cada uno de nosotros podamos establecer una guía para alcanzar precisamente la edad de la plenitud de Cristo.

Esta enseñanza se ha dividido en tres secciones, tres acciones que Jesús realizó y que nos sirven a cada uno de nosotros como una guía para que podamos igualmente seguir este camino y poder establecer para cada uno de nosotros la edad de la plenitud de un varón perfecto.

PRIMER PUNTO: El Entendimiento de Quién Era Él y Para Qué Había Venido

La palabra «conciencia» en esta enseñanza será cambiada por «entendimiento». La razón de este cambio es porque actualmente, cuando hablamos de conciencia, apela a una definición filosófica. Para que no se vaya a confundir con alguna definición filosófica, usaremos la palabra «entendimiento».

El Desarrollo Gradual del Entendimiento

Lo primero que debemos establecer con respecto a este primer punto es bien importante: Jesús fue desarrollando entendimiento en la medida en que Él fue desarrollándose. Desde el momento en que tuvo conocimiento de existencia, no sabía desde ese momento que era Hijo de Dios encarnado, sino que Él va desarrollando conciencia, va desarrollando entendimiento en la medida que va creciendo y desarrollándose.

Por ejemplo, en el Evangelio de Lucas se nos presenta un hecho que solamente Lucas presenta, cuando Él tenía 12 años de edad. Conocemos el relato cuando Jesús decide quedarse después de que ha terminado la fiesta de Pesaj o la fiesta del Cordero Pascual, que Sus padres subían todos los años. Después de que Su familia había avanzado por espacio de tres días, se dan cuenta de que Jesús no se encuentra entre la compañía. Deciden regresar y lo buscan por todos los lugares; el último lugar en el cual decidieron buscar fue precisamente en el templo.

Tenemos ya un promedio de seis días, prácticamente toda una semana, cuando finalmente lo encuentran. Jesús les dice: «¿No sabéis que en los negocios de mi Padre me conviene estar?» Ya va desarrollando un entendimiento.

Cuando llegamos a la edad de 30 años, en el relato de las bodas de Caná de Galilea, la madre le dice a Jesús: «No tienen vino.» Y sabemos lo que Jesús respondió: «No ha llegado mi hora.»

Con esto queremos establecer que Jesús no adquirió entendimiento de la noche a la mañana. Jesús, por el Espíritu de Dios, va adquiriendo entendimiento de quién era y a qué Él había venido a la faz de la tierra. Esto es bien importante porque nos está estableciendo a cada uno de nosotros, hombres y mujeres de fe, que de igual manera el entendimiento se va a ir desarrollando en la medida en que cada uno de nosotros nos vamos involucrando dentro de la obra de Dios.

La Importancia del Entendimiento Claro

¿Cuántas veces nos ha sucedido a cada uno de nosotros que tenemos la idea de que hay algo que tengo que hacer, pero no sé qué es? Y no es sino por medio de la intervención del Espíritu Santo cuando el Señor va revelando a qué el Señor nos ha llamado. Esto es precisamente lo que sucede con Jesús: Él va desarrollando entendimiento en la medida en que se va desarrollando, pero cuando ya llegan los 33 años, Él tiene pleno conocimiento, pleno entendimiento de quién era y a qué Él había venido.

¿Por qué es importante señalar esto como primer punto de esta enseñanza? Es importante porque el hombre y la mujer son cambiantes. El pensamiento del hombre, los sentimientos del hombre, el pensamiento de la mujer, los sentimientos de la mujer son cambiantes. Cambian en la medida en que avanzamos en edad y en la medida en que nosotros estamos expuestos al ambiente en el que nos movemos.

Por lo tanto, el que un hombre o una mujer puedan adquirir entendimiento de qué son en Cristo Jesús y entendimiento de a qué nos ha llamado, es un punto muy importante en el desarrollo y crecimiento de la fe. Porque muchos de nosotros no podemos hacer las cosas que Dios nos ha mandado precisamente por el entorno, por el ambiente en que nos estamos moviendo.

Las Presiones que Jesús Enfrentó a los 33 Años

Vamos a ver un bosquejo de cuáles fueron los hechos de Jesús, particularmente frente a la multitud en la cual Él se estaba moviendo, para que veamos cuáles fueron las presiones que Jesús enfrentó cuando llegó a los 33 años.

Juan 6:66: «Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás y ya no andaban con él.»

Cuando leemos el capítulo 6, particularmente nos damos cuenta que Jesús establece una serie de enseñanzas que fueron chocantes para los judíos, principalmente, pero que también fueron chocantes para los que se habían profesado como Sus discípulos.

En el versículo 64, dos versículos atrás, dice: «Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús desde el principio sabía quiénes eran los que no creían y quién le había de entregar.» Y dijo: «Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí si no le fuere dado del Padre.»

Por causa de esto, es decir, por causa de lo que Él había hablado, muchos de los que se habían confesado como discípulos de Jesús decidieron retirarse, decidieron abandonar. Cuando leemos en detalle el capítulo 6, nos damos cuenta que esos «muchos» fueron grandes multitudes.

La Disminución de las Multitudes

Cuando llegamos a la edad de 33 años y revisamos los evangelios donde Él alimentó a 5,000, donde Él alimentó a 3,000, donde eran multitudes las que Él estaba ministrando en el último año de Su ministerio, esas grandes multitudes comenzaron a decrecer y a retirarse. Muchos, aquellos que habían estado con Jesús desde un principio.

Tanto así que cuando el apóstol Pedro, días antes de que fuera el derramamiento del Espíritu Santo, propuso en el capítulo 1 de Hechos de los Apóstoles: «Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que fue recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección.»

Note el versículo 23: «Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.»

Lo que queremos mostrar con esto es que de todas aquellas multitudes que habían caminado con Él prácticamente desde que comenzó Su ministerio, solamente dos de ellos llegaron hasta el final. ¿Qué pasó con los 5,000 hombres que Él alimentó en una ocasión y que lo seguían a donde quiera que Él iba? ¿Qué pasó con toda esa multitud? Solamente dos encontramos que cumplieron con ese requisito que el apóstol Pedro estableció para escoger al sucesor de Judas.

El Ambiente de Presión y Rechazo

Quiere decir entonces que el último año del ministerio de Cristo Jesús, toda aquella gran multitud que le apretaba y que muchas veces no le dejaba ni siquiera tomar Sus alimentos en Sus horarios correspondientes, toda esa gran multitud decreció.

Juan 6:70: «Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros doce, y uno de vosotros es diablo?» Estaba hablando precisamente de Judas Iscariote.

¿Qué es lo que estamos viendo hasta este momento? El último año de la vida, el año de la plenitud de Cristo Jesús, como lo presenta el apóstol Pablo en el versículo 13 del capítulo cuatro de Efesios, el último año, en lugar de haberse desarrollado como en los otros años, muchos comenzaron a retirarse.

¿Qué significa esto para los efectos de lo que estamos estudiando? La presión del grupo, el rechazo, la no aceptación de las grandes multitudes que estaban acompañándolo.

¿No le ha llamado la atención que cuando leemos los relatos de la crucifixión, cuando Jesús es presentado ante los romanos, hubo una gran multitud que gritaba: «¡Crucifícale, crucifícale, crucifícale!»? ¿De dónde salió toda aquella multitud? Muchos de los que estaban allí eran hombres y mujeres que de seguro en algún momento determinado habían estado con Jesús y que habían recibido también Sus enseñanzas.

Estamos viendo entonces un ambiente de traición, un ambiente de abandono, un ambiente de menosprecio, un ambiente de rechazo.

La Revelación del Sufrimiento

Mateo 16:21: «Desde aquel tiempo comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.»

No declaró, ni siquiera a Sus discípulos, que Él tenía que ir y padecer y ser muerto por los religiosos judíos de Su época. No lo reveló sino hasta el último año. Y allí encontramos el hecho del apóstol Pedro, cuando le dice: «Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.»

La Agonía en Getsemaní

Mateo 26:38-46: «Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no como yo quiero, sino como tú. Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad; he aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores.»

Este relato es bien contundente porque no fue en una ocasión, fue en tres ocasiones que Él repitió las mismas palabras.

¿Qué es lo que estamos viendo con esto? Estamos viendo que Él tiene un entendimiento de quién era, un entendimiento de para qué había venido a esta tierra. «Padre, si es posible, pase de mí esta copa.» Y en las tres ocasiones repite exactamente lo mismo: «Padre, si es posible, pase de mí este vaso, esta copa.»

Él está entendiendo perfectamente que se está enfrentando a un proceso de agonía, no ni siquiera de muerte, sino de agonía.

La Descripción Más Gráfica de Lucas

Lucas 22:41-44: «Y él se apartó de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y puesto de rodillas oró, diciendo: Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Y se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle. Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.»

El Cambio en el Último Año

¿Qué es lo que estamos viendo aquí? La edad de la plenitud de Cristo Jesús, el último año de Su vida terrestre, no fue como los otros años cuando Él comenzó. Cuando Él comenzó, aún los escribas, aún los fariseos se reunían con Él. Los doctores de la ley se reunían con Él y le hacían preguntas. Claro, había quienes buscaban atraparle en alguna cosa de la ley, pero venían a Él para consultarle, para oír de Sus enseñanzas.

En una ocasión, un doctor de la ley le dice: «Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él» (Juan 3:2).

Pero cuando llegamos al tercer año, a los 33 años, todo comenzó a cambiar: multitudes a dejarlo, multitudes a abandonarlo, Sus mismos discípulos a rechazarlo, Sus mismos discípulos a abandonarlo por completo.

La Lección sobre la Presión de Grupo

¿Por qué estamos haciendo este recuento? Este recuento nos ayuda a entender algo bien importante con respecto al entendimiento de quiénes somos ante Dios y para qué el Señor nos ha llamado.

Decía al principio de la enseñanza: el hombre tiene un pensamiento, el hombre y la mujer cambian en su pensamiento al pasar de los años, el hombre y la mujer cambian de forma de sentir al pasar de los años. No hay hombre que resista la presión de grupos. Cambiamos de postura, muchos cambiamos de posición, muchos cambiamos de forma de pensar, muchos cambiamos de forma de sentir ante la presión de grupo.

Esto se debe a que obedecemos a la presión que tenemos externa más que a lo que Dios nos ha dicho y lo que Dios ha establecido para cada uno de nosotros.

La Importancia del Entendimiento Firme

La edad de la plenitud de Cristo marca algo bien importante: Él tenía entendimiento de quién era y para qué había venido, y no permitió que las presiones de grupo, ni el rechazo, ni el abandono, ni el menosprecio, ni los comentarios ejercieran sobre de Él un cambio de pensamiento o un cambio de sentimiento.

De hecho, la noche que Él fue entregado lo encontramos sudando, hay una agonía en Su cuerpo y Él pidiendo en tres ocasiones diferentes: «Padre, si es posible, pase de mí esta copa», porque está sintiendo la presión, el acercamiento de la muerte sobre de Él que lo está queriendo atrapar. Pero: «No sea conforme a mi voluntad, sino conforme a tu voluntad.»

Entendimiento de quiénes somos y a qué hemos venido es el reflejo de un hombre y de una mujer que han alcanzado la perfección.

La Aplicación Personal

¿No se ha dado cuenta usted que muchas veces nosotros mismos hemos dicho ante la presión, ante que las cosas no resultan como nosotros lo habíamos pensado: «A lo mejor no es la voluntad de Dios»? Porque vemos en el estorbo, porque vemos en la oposición, en los inconvenientes, una señal de que Dios nos está cambiando de rumbo.

Con esto nos tenemos que enfrentar cada uno de nosotros. Para poder alcanzar la perfección es necesario que aprendamos a mantenernos en lo que Dios nos ha dicho y lo que nosotros hemos creído.

El entendimiento de quién Él era y el entendimiento de a qué había venido es precisamente la evidencia de haber alcanzado la perfección.

La Parábola del Sembrador

En Mateo capítulo 13, cuando leemos la parábola del sembrador que salió a sembrar su semilla —que una cayó junto al camino, que una cayó en pedregales, que otra cayó entre espinos y finalmente la cuarta cayó en buena tierra—, cuando Jesús está explicando esta parábola a partir del versículo 19, dice:

«Los que fueron sembrados en pedregales, éstos son los que al oír la palabra, al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, pues cuando viene la tribulación o la persecución por causa de la palabra, luego tropiezan.»

«El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.»

Los que cayeron entre pedregales son aquellos que reciben la palabra con gozo, se deleitan con la palabra, la recibieron con gozo, pero cuando viene la persecución, cuando viene la persecución, no pueden mantenerse y son ahogados por la persecución.

Los que cayeron entre espinos son aquellos que reciben de igual manera la palabra con gozo, la palabra fue sembrada en buena tierra, pero los afanes de este siglo, las preocupaciones de este siglo, las presiones de este siglo establecen más fuerte la idea de que no es necesario ni conveniente mantener la misma postura, y fueron ahogados.

La Gran Enseñanza

El entendimiento de quién era Jesús y a qué había venido nos está estableciendo a nosotros esta grande enseñanza para alcanzar la perfección: cada uno de nosotros debemos mantenernos a pesar de las presiones, a pesar del rechazo, a pesar de la oposición, a pesar del menosprecio, a pesar de todo inconveniente que surja en el ambiente. Es necesario mantenernos.

Esta es la evidencia mayor de un hombre que ha alcanzado la perfección, y esta es la evidencia de una mujer que ha alcanzado la perfección.

La Experiencia Universal

Esto es bien importante que nosotros lo entendamos, porque cada uno de nosotros, hombres y mujeres de fe, vamos a pasar por las mismas experiencias que Jesús pasó. Cada uno de nosotros vamos a pasar por las mismas experiencias de rechazo, las mismas experiencias de abandono, las mismas experiencias de oposición, las mismas experiencias de crítica, las mismas experiencias de inconvenientes.

La pregunta que cada uno de nosotros debemos responder ahora es: ¿Cómo nosotros vamos a actuar frente a estos elementos?

Es bien importante que nosotros lo podamos enfrentar, porque precisamente por no tener claro el entendimiento de quiénes somos y para qué hemos venido, para qué el Señor nos ha llamado, ha dejado prácticamente en el camino a muchas personas.

¿Cuántos hombres de ministerio entregaron el ministerio precisamente por un plato de lentejas? ¿Cuántos hombres y mujeres abandonaron el ministerio por un rechazo, por una oposición, por una crítica, por un levantamiento dentro de la misma iglesia? ¿Cuántos hombres y cuántas mujeres?

Porque la perfección se mide en sabernos mantener en lo que Dios ha dicho y no en los obstáculos que nosotros encontramos en el camino.

El Ejemplo del Apóstol Pablo

El apóstol Pablo escribe a los tesalonicenses (puede leerlo usted en la primera epístola): «Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo ciertamente una y otra vez; pero Satanás nos estorbó.»

Pero eso no fue motivo para que Pablo abandonara el ministerio, ni siquiera para que abandonara a los discípulos de Tesalónica.

Las Preguntas Cruciales

¿Cómo actuamos frente a la presión? ¿Cómo actuamos frente al hecho de que las cosas no nos salen bien? ¿Cómo actuamos frente a las circunstancias que nos dicen: «Dios no está contigo»? ¿Cómo actuamos?

Si no actuamos como Jesús actuó, quiere decir que no hemos alcanzado aún la perfección.

Así que primer punto: hasta que todos lleguemos a la edad de la plenitud de Cristo Jesús significa que nosotros debemos mantenernos firmes, independiente de todas las cosas como se desarrollan a nuestro alrededor, independiente de presiones, independiente de persecuciones, independiente de resistencia, independiente de gente que se levante en contra nuestra y difame, gente que se levante en oposición, independiente de todo.

El apóstol Pedro dijo: «Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios.»

¿Quién te llamó? ¿Quién te escogió? ¿Quién te posicionó en el lugar donde tú estás? ¿Ante quién te vas a presentar? ¿Ante la multitud que no te quiere, ante la multitud que se presenta en contra de ti, o ante Dios?

Por lo tanto, si es ante Dios ante quien nos vamos a presentar, mantente en lo que Dios te ha dicho. No cedas a la presión, no cedas a la resistencia, no cedas ante la persecución.

SEGUNDO PUNTO: La Obediencia

Mateo 26:52-56: «Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? En aquella hora dijo Jesús a la gente: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas.»

La Naturaleza de la Obediencia

La obediencia es una decisión, pero sobre todas las cosas la obediencia es un acto.

Romanos 5:19: «Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.»

¿Cómo podemos entender que hemos alcanzado la perfección? Obediencia.

La Escena del Arresto

Aquella noche, cuando Jesús fue tomado prisionero, lo hemos leído, aquella noche estaba orando por espacio de tres horas, porque así lo relata el Evangelio de Mateo. Por espacio de tres horas ninguno de Sus discípulos estuvo con Él; en esa ocasión todos estaban dormidos, sabían lo que estaba sucediendo, pero ninguno estuvo dispuesto a orar juntamente con Él.

El Evangelio de Lucas nos está presentando el hecho de que Su sudor era como gotas de sangre, gotas gruesas. O sea, la agonía a la que Él fue sometido esa misma noche.

Viene toda aquella turba con palos, con espadas, y uno de Sus discípulos saca una espada y le corta la oreja a uno de aquellos que vienen para prenderlo. Y Jesús dice: «No. No es así como debe de actuar.»

El Poder de la Obediencia

Él mismo dice: «¿No crees que yo podría orarle a mi Padre y Él me podría enviar doce legiones de ángeles? Pero yo he venido para cumplir las Escrituras.»

Obediencia.

Saben que la obediencia es la mejor arma para derribar principados y potestades que se levantan en contra del conocimiento de lo Alto. Muchas veces los principados y las potestades no obedecen solamente a palabras. Muchas veces los principados y potestades no se pueden mantener ante uno que ha sabido establecer obediencia.

¿Acaso no hemos leído en las Escrituras que el apóstol por el Espíritu de Dios dice: «Y estar prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta»? Cuando vuestra obediencia sea cumplida, están prestos a castigar toda desobediencia.

Por lo tanto, la obediencia es un arma de guerra espiritual. Pero sobre todas las cosas, la obediencia es la evidencia de un hombre, es la evidencia de una mujer que ha alcanzado la perfección.

La Prueba de la Obediencia

Aunque haya formas de librarnos de aquello que estamos pasando… Por ejemplo, ante una situación de enfermedad, es fácil librarnos: están los medicamentos. Pero si el Señor nos ha dicho: «Yo soy tu sanador, yo estoy contigo», y nosotros buscamos vías alternas, en realidad no estamos estableciendo obediencia, estamos buscando conveniencia, que no es lo mismo que obediencia.

Es importante que nosotros entendamos cómo reaccionamos ante las presiones del día, ante las presiones de los ambientes, ante las presiones económicas. ¿Cómo reaccionamos? ¿Buscando alternativas o sabiendo esperar?

Mateo capítulo 6: «Vuestro Padre que está en los cielos sabe de qué cosas tenéis necesidad.» Entonces, ¿por qué no me lo da? Porque está probando cuánta obediencia nosotros podemos desarrollar en medio de las circunstancias, en medio de las situaciones.

La Obediencia Como Límite a las Tinieblas

La obediencia es la forma para mostrar a las tinieblas cuánta perfección hemos alcanzado.

De seguro que usted ha leído el libro de Job, al menos los primeros capítulos. Los hijos de Dios se presentan ante el Señor y en medio de ellos se introduce también Satanás. Y el Señor le dice a Satanás: *»¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y aparta

Por favor, verifica la hora correspondiente a tu localidad. La dirección para conectarte a la transmisión es la siguiente: https://youtube.com/live/PQXcQY9TYsk

Bendiciones,

Pastor Pedro Montoya


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