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La Palabra de la cruz: La Santificación es un Acto de Dios


El sexto acto de la salvación – La santificación: Mas allá del esfuerzo humano


La paz del Señor sea contigo y con tu casa. Doy honra, honor y gloria al único Dios verdadero, eterno, creador del cielo y de la tierra, nuestro formador y sustentador. Por su gracia y misericordia estamos de pie; a Él, y solo a Él, sea la honra y la gloria. Esta noche estudiaremos el sexto acto de la salvación: la santificación, como parte de la serie sobre los actos de la salvación.

Contexto: Los actos de la salvación

La salvación es un proceso de acciones divinas para rescatar lo que se había perdido. Jesús proclamó: «El Hijo del Hombre no ha venido a condenar, sino a buscar y salvar lo que se había perdido». ¿Qué se perdió? La imagen y semejanza de Dios con la que el hombre y la mujer fueron formados en el Edén. Dios estableció un límite: «De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás». En Adán y Eva, todos estábamos representados genética y espiritualmente. Su desobediencia no fue solo una ofensa a Dios; fue más grave: perdieron esa imagen divina y se sometieron al reino de las tinieblas. Romanos 6:16 dice: «¿No sabéis que sois siervos de aquel a quien obedecéis?». Al obedecer al enemigo, adoptaron su naturaleza.

Los actos de la salvación son acciones de Dios para recuperar al hombre y la mujer, devolviéndolos a su posición original y más allá:

  1. Primer acto: «La Palabra se hizo carne» (Juan 1); «Indiscutiblemente grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne» (1 Timoteo 3:16). Jesús vivió con nuestras limitaciones, mostrando el camino al Padre: «Yo soy el camino, la verdad y la vida».
  2. Segundo acto: En la cruz, Jesús cargó la condena de muerte (doctrina de la sustitución: el justo por el injusto).
  3. Tercer acto: A las tres de la tarde, al decir «Consumado es», nos declaró inocentes, y el velo se rasgó (Mateo 27:51).
  4. Cuarto acto: La justificación, en la resurrección, nos restaura y exalta, como en la parábola del hijo pródigo.
  5. Quinto acto: La reconciliación nos atribuye la naturaleza de Cristo. Juan 20:22: «Sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo». 1 Juan 3:2: «Amados, ahora somos hijos de Dios». Romanos 8:17: «Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo».

1 Corintios 1:30 resume estos actos: «Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención». No es un evento único, sino un proceso que muchos desconocen.

La santificación: Sexto acto de la salvación

El sexto acto es la santificación, un acto exclusivo de Dios, no del hombre. Muchos creen que se santifican por esfuerzo propio, causando confusión espiritual. Esto usurpa la autoridad divina y altera el evangelio, que no debemos innovar. 1 Corintios 2:13 nos exhorta a acomodar «lo espiritual a lo espiritual». Si ignoramos el orden de estos actos, no recibiremos sus beneficios.

¿Qué es la santificación?

La santificación es Dios entregando su Espíritu Santo en bautismo, no solo como aliento de vida (Juan 20:22), sino como llenura plena. Hechos 1:4-5: «Les mandó que no se fuesen de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre… porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo». Esta promesa, dada a Abraham («En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra»), se cumple en Pentecostés (Hechos 2:1-4): «Vinieron lenguas como de fuego… y fueron todos llenos del Espíritu Santo». Es el momento de la santificación.

Juan 7:38-39 lo aclara: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado». La glorificación ocurre al ascender (1 Timoteo 3:16: «Recibido en gloria»), 40 días después de la resurrección. En Juan 20:22, los discípulos recibieron vida espiritual (reconciliación); en Pentecostés, la santificación.

Santificación vs. Consagración

Dios santifica; el hombre se aparta y consagra. 1 Corintios 6:18: «Huid de la fornicación». 2 Corintios 6:17: «Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré». Consagrarse es prepararse, pero no santificarse. 1 Corintios 6:11: «Ya sois lavados, ya sois santificados, ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios». Es un acto divino, no humano.

¿En qué consiste la santificación?

Consiste en retirar la semilla del pecado implantada en la desobediencia. 1 Juan 3:8-9: «El que hace pecado es del diablo… Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios no practica el pecado, porque su simiente permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios». El hombre peca por su naturaleza pecaminosa (Salmos 51:5: «En pecado me concibió mi madre»), pero la santificación la elimina. Romanos 6:22: «Mas ahora, librados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación». El Espíritu Santo nos libera.

Responsabilidad humana y beneficios

Nos corresponde apartarnos y consagrarnos para recibir este acto. 2 Corintios 7:1: «Limpiémonos de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccionando la santificación en el temor de Dios». Efesios 1:13: «Fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa». Hechos 1:8: «Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo». No es opcional; es esencial.

Muchos lo ven como adicional, pero esto explica reincidencias en el pecado y la idea de “oportunidades” que la Escritura no avala. Hebreos 10:26-29: «Si pecáremos voluntariamente después de recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio… ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que… hiciere afrenta al Espíritu de gracia?». La santificación nos libra del libertinaje.

Conclusión: Un proceso completo

La salvación incluye siete y octavo actos: la salvación plena y la vida eterna. Omitir la santificación interrumpe el proceso. 1 Tesalonicenses 4:3-7: «La voluntad de Dios es vuestra santificación… porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación». No es esfuerzo humano (ayunos, sacrificios), sino gracia divina mediante el bautismo del Espíritu Santo. El evangelio sin poder surge de ignorar este acto.

Dios nos llama a apartarnos para ser santificados. Efesios 4:13 busca «la estatura del varón perfecto». Te bendigo; la paz del Señor sea contigo. Amén.


Te invito a acompañarnos en el estudio de este tema, muchos no han recibido nunca una enseñanza sobre el significado de la Santificación, conocer este tema es determinante para el buen desarrollo y crecimiento de la fe y de la vida espiritual.

La dirección para conectarte a la transmisión es la siguiente: https://youtube.com/live/qt1ELjwzG7E


Bendiciones,

Pastor Pedro Montoya

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