En la lección de esta semana, lección 32, estudiaremos los capítulos 22 y 23; en estos dos capítulos se presentan los testimonios del apóstol Pablo, al pueblo entero, en las escalinatas del Templo de Jerusalem, en el capítulo 22, y el testimonio ante el concilio de los ancianos, en el capítulo 23.
La importancia de estos testimonios es que por ellos se determina proféticamente el curso de la historia del pueblo judío a partir de este momento; ¿a qué me refiero?
Cuando se estaba decidiendo ante Pilatos sobre el curso que se seguiría acerca de Jesús, el pueblo entero estableció un decreto de muerte sobre ellos mismos, en Mateo 27:25, leemos: “Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.”; Ya este decreto estaba en ejecución, sin embargo, en la Misericordia del Todopoderoso, todo asunto se decide por boca de dos o tres testigos (Deuteronomio 19:15), así que, el testimonio de Pablo ante el pueblo, y su reacción ante él, ante el testimonio, decidiría lo que eventualmente estaría ejecutándose sobre el pueblo entero; este hecho se dio aproximadamente en el año 60 AD.
Todos tenemos conocimiento que en el año 70 AD los romanos destruyeron el Templo de Jerusalem, y el pueblo judío fue expulsado de la tierra de Israel, y anduvieron errantes desde ese momento por todas las naciones de la tierra, hasta que en el año 1948 se les permitió establecerse nuevamente en la tierra de Canaán.
El testimonio del apóstol Pablo ante el pueblo ese día, y ante el Concilio el siguiente día, tienen un valor profético cuyo desarrollo nos involucra a todos nosotros hoy en día, dos mil años después de esa fecha.
En esta enseñanza estudiaremos sobre el valor profético del testimonio del apóstol Pablo al pueblo de Jerusalem, y su importancia para nuestros días.
pastor Pedro Montoya