Jesús, Señor y Cristo

A este Jesús que Vosotros Crucificasteis, Dios ha Hecho Señor y Cristo


Y sabrán que Yo soy Jehová en medio de ellos… El Reconocimiento de Su Soberanía


Carta abierta a pastores y ministros del Altísimo


Y sabrán que yo soy Jehová: no en vano dije que les había de hacer este mal. Ezequiel 6:10

Amados pastores, pastoras y ministros del Único Dios Verdadero, consiervos todos en la labor del establecimiento del Reino de los cielos. Paz y Gracia a todos.

Estamos viviendo un tiempo de reflexión, y de cambios; la común situación de pandemia que vive el mundo entero, y las instrucciones casi generalizadas de todos los gobiernos del mundo, de quedarse en casa, como medida de seguridad para contrarrestar la proliferación del virus, nos hace entender que detrás de esta situación hay una enseñanza para todos, principalmente para aquellos que hemos depositado la fe en Jesús.

He encontrado conveniente escribir sobre el tema del coronavirus, en esta ocasión, con la visión de un pastor, para entender qué es lo que Dios nos demanda para este momento, y para que por nuestra acción, mas que por nuestras oraciones, el Señor concluya este tiempo de enseñanza y capacitación, y pasemos a lo próximo.

La tarea pastoral no consiste solo en saber cómo elaborar un buen sermón, y predicarlo después a una congregación; la tarea pastoral consiste en saber dar respuestas a la gente acerca de lo qué aconteciendo, y cómo Dios está interviniendo en medio de la situación.

El pastor está entre Dios y el pueblo; es el representante de Dios ante la gente, y su palabra es determinante para que el pueblo aprenda a conocer a Dios. Ya en una de sus epístolas el apóstol Pablo había establecido que somos embajadores del Reino,[1] así que nadie vea como una arrogancia decir que un pastor representa a Dios ante la gente.

Y es quizá por esta definición la razón del porqué muchos pastores sudan a la hora de que alguien les pregunta acerca de un tema de actualidad, sabemos que la gente está esperando una respuesta diferente a, —porque es la Voluntad de Dios, o a la también bastante conocida respuesta, —es un ataque del enemigo. Así que, la tarea pastoral a la cual hemos sido llamados por la Gracia de nuestro Dios Todopoderoso, y por Jesús, el Príncipe de Paz, nos exige que sepamos cómo responder acerca de la situación del coronavirus.


¿Advirtió Dios sobre la llegada del coronavirus? Y si lo hizo, ¿Cómo y cuándo lo hizo? ¿Para qué ha llegado? ¿Qué le explico de este mal yo como pastor a la congregación?


De seguro que mas de alguno ha enfrentado preguntas similares a las anteriores, y si aun no las ha enfrentado, llegará el momento en que si no tiene una respuesta, otro sin necesariamente un ministerio querrá plantear alguna aventurada explicación a la situación.

¿Advirtió Dios sobre la llegada del coronavirus? De la enseñanza que nos deja la respuesta que Jesús le entregó a Pedro,[2] entendemos que Dios no está obligado a advertirnos sobre las decisiones que Él toma, sin embargo, en su Gracia y en su Misericordia, Él opta por notificar con anticipación lo por venir. El profeta Amós declara que Dios no hará nada sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.[3] Así que, sí, Dios advirtió adecuada y oportunamente; pero, si es el caso de una congregación que no cuenta con ministerios proféticos debidamente certificado, aun así, Dios advirtió sobre el coronavirus en su debido momento.

¿Cómo lo hizo? Lo hizo por el único medio que Él mismo estableció para declarar Su Voluntad: las Escrituras.[4] El apóstol Pablo claramente establece en su epístola a los Corintios que las situaciones y acontecimientos descritos en las Escrituras son para nuestra admonición.[5] Así que, las diez plagas sobre Egipto no son un mero dato histórico, son la advertencia de Dios sobre el coronavirus, y la advertencia sobre cualquier otra plaga o pandemia que Él decida enviar; el apóstol Pedro declara que los juicios de Dios comienzan primero por la casa de Dios,[6] y el profeta Ezequiel claramente también establece que las plagas, pestilencias y pandemias, el nombre que queramos utilizar, son parte de los “juicios” que Dios utiliza para visitar a los moradores de la tierra.

Por lo cual así ha dicho el Señor Jehová: ¿Cuánto más, si mis cuatro malos juicios, espada, y hambre, y mala bestia, y pestilencia, enviare contra Jerusalem, para talar de ella hombres y bestias? Ezequiel 14:21

Por lo tanto, sí, Dios advirtió, pero lamentablemente nadie lo vio, y peor aún, nadie lo entendió como venido de parte de Dios tan pronto llegó. No es válido intentar argumentar que para saber que la Biblia nos advirtió sobre el coronavirus necesitamos ver el nombre “coronavirus” en el texto bíblico; el principio bíblico establece que si se dio una vez, se repetirá cíclicamente con igual o mayor intensidad. Si se dio en Egipto, se volverá a repetir de nuevo en la historia de las naciones.

¿Hay algo de que se pueda decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido. Eclesiastés 1:10


Aquello que fue, ya es: y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó. Eclesiastés 3:15

¿Por qué no se entendió como tal? ¿Es asunto de interpretación bíblica? No, no se trata de interpretación bíblica, se trata de que muchos pastores responden a una doctrina que se ha establecido muy fuerte dentro de la iglesia, es una doctrina humana, en realidad, que procede de un planteamiento filosófico-religioso.

La tarea pastoral ha admitido como valido el planteamiento que establece que lo bueno viene de Dios y lo malo procede de Satanás. Como ya lo expusimos anteriormente, este planteamiento procede de un conocimiento filosófico-religioso, y es el causante de que muchos pastores vean al coronavirus como un ataque satánico, el cual hay que reprender. De la mano de este planteamiento camina otro de similar magnitud, que Dios quiere nuestro bienestar y por eso nos rodea de bendiciones. En estos días de cuarentena y aislamiento social muchas personas de fe han caído en depresión, y otros no se pueden concentrar en buscar a Dios, porque no estaban preparadas para enfrentar la escasez y el confinamiento. La respuesta de Job a su mujer nos hace entender que Dios es Soberano, y Él determina las formas más adecuadas para instruirnos en Justicia, aun cuando sus formas nos parezcan injustas y caprichosas.

Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. También recibimos el bien de Dios, ¿y el mal no recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. Job 2:10

Si alguna enseñanza nos deja el coronavirus es que nos hace entender la Soberanía y Potestad de Dios para operar en medio de los tiempos, y nos exige a tirar por tierra el argumento prejuiciado que todo lo malo viene para destruirnos, argumento que ha deformado la sana doctrina convirtiéndola en reflexión filosófica.

¿Para qué Dios ha enviado el coronavirus? Hay varias conclusiones a las que Dios ha llevado al pastorado en estos días; queremos enumerarlas.


  • Dios es Dios, y nadie puede decirle por qué hace así las cosas.

Aunque lo sabemos en la teoría, en momentos como estos se pone a prueba cuán convencidos estamos de lo que creemos. Dios es Dios, ¿Tiene Él la capacidad de actuar según le plazca? O, ¿somo nosotros quien le decimos lo que tiene que hacer?

Dios es Dios, y como bien se establece en el libro de Job, con Dios está la sabiduría y la fortaleza; Suyo es el consejo y la inteligencia,[7] y Él no necesita de consejero para explicar acerca de lo que acontece en el ámbito humano, le toca al hombre entender que en la obra de Dios siempre hay una enseñanza de por medio. La enseñanza es clara en Job, cuando al final de su prueba él concluyó: Por tanto yo denunciaba lo que no entendía; Cosas que me eran ocultas, y que no las sabía. Oye te ruego, y hablaré; Te preguntaré, y tú me enseñarás.[8]

Dios es Dios, y Él se glorifica a través de las experiencias del hombre, cuando el hombre entiende la enseñanza que las experiencias le dejan. No podremos salir de esta situación de coronavirus mientras destaquemos más a Satanás que a Dios en medio de la actividad humana; la enseñanza es clara en el apóstol Pablo cuando escribió a la comunidad de fe de Filipos: ahora también será engrandecido Cristo en mi cuerpo, o por vida, o por muerte.[9]

Dios es Dios, y no hay Dios fuera de Él. Dios dio, Dios quitó,[10] sea el nombre de Jehová bendito.

Así dice Jehová, Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo el primero, y yo el postrero, y fuera de mí no hay Dios. Isaías 44:6

Dios es Dios sobre todos los reinos de la tierra. Dios nos ha hecho ver que Dios no es Dios solamente de los que se congregan dentro de una iglesia, Dios es Dios de toda carne, y que Él decide sobre el curso que le corresponde a cada nación de la tierra.

Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que entiendas que el Altísimo se enseñorea en el reino de los hombres, y que a quien él quisiere lo dará. Daniel 4:25

Después del coronavirus unas naciones se volverán mas poderosas que antes, y otras habrán sido reducidas a la pobreza. Lo mismo sucederá con algunas personas, el coronavirus les habrá abierto puertas para ocupar otra posición, mientras que a otros se las habrá cerrado. Es la intervención de Dios, nadie puede ir en contra de ello, ni “decretar” para que las cosas cambien. Dios no es injusto por actuar de esta forma, Él está ordenando todas las cosas para los eventos finales antes de su venida.


  • Dios está obligando a los pastores a cambiar los paradigmas ministeriales

Este tiempo de cuarentenas y de prohibiciones gubernamentales que no han permitido a las iglesias a celebrar cultos en sus instalaciones físicas, nos ha enseñado, primero, que para adorar a Dios no necesitamos reunirnos en una instalación física destinada para ello. Esto suena fuerte, pero el valor de esta enseñanza es que la situación de pandemia ha sacado a la luz que muchos pastores han construido entre sus feligreses un sentimiento de relación con Dios y crecimiento espiritual en función de la visita frecuente a las instalaciones físicas, un ausentismo se interpretó como un enfriamiento espiritual. Este tiempo de pandemia ha hecho que la gente entienda que la relación con Dios es una decisión, y no depende de un lugar, sino de la madurez que cada quien pueda desarrollar en el conocimiento de la Palabra.

En segundo lugar, esta situación de pandemia ha llevado a muchos pastores a entender que para ser pastor no se necesita estar detrás de un pulpito; la experiencia está urgiendo a los pastores a entender que no es pastor aquel que predica desde un pulpito, que se puede pastorear desde una plataforma digital. Esta enseñanza es vital para la supervivencia del ministerio de muchos, pues con esta situación de pandemia ya se estableció el precedente para que los gobiernos prohíban las reuniones en las iglesias.

Sucederá en los próximos años que muchos gobiernos verán la necesidad de prohibir y/o restringir las reuniones religiosas, y esta situación de pandemia está alertando al respecto; aquellos pastores que no lo entiendan y que no se muevan a desarrollar su pastorado a distancia no podrán subsistir; las deudas crecerán por encima de los ingresos, y muchos se verán obligados a cerrar sus iglesia. Los pastores deben mover su pastorado y trabajar como ministerio, esto les ayudará a trascender ministerialmente y a desarrollar estrategias para que su sustento económico no desaparezca.

Los recursos económicos de un pastor no deben depender de lo recolectado en un culto, bíblicamente el sustento de un pastor depende del sostenimiento que le provean los hombres y mujeres que Dios ha levantado para tal fin. Leemos en el evangelio de Lucas que el ministerio de Jesús era sostenido por varias mujeres quienes aportaban de sus haciendas.[11]

La pandemia dejará una estela de escasez en muchos hogares, y en muchos países; de no hacer los ajustes correspondientes, muchos pastores se verán forzados a buscar trabajo secular para complementar sus ingresos. Este es el momento para hacer el cambio.


  • Dios está revelándose a sus ministros y quitando de ellos patrones humanos de interpretación.

Para entender acerca de esta sección, tan solo pensemos en cómo se sintieron los discípulos de Jesús justamente el día de la crucifixión al ver a Jesús crucificado junto con dos ladrones comunes. Días atrás un grupo grande de sus discípulos venían acompañándole desde Galilea, celebrando su subida a Jerusalén, para lo que ellos entendían sería su coronación como rey en el trono de David.

En el reporte de los discípulos que caminaban hacia la aldea de Emaús le presentan a Jesús, en el evangelio de Lucas, leemos la frustración en todos sus discípulos de haber visto en la crucifixión el fin de su confianza mesiánica: nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel.[12]

El mismo día de su resurrección, tomas no estaba reunido con el resto de sus compañeros, y tan pronto ellos le comentaron acerca del testimonio de su resurrección, su interpretación sobre el hecho mostraba más escepticismo que el de uno que nunca hubiera escuchado de Jesús.

Pese a que habían sido advertidos sobre lo que sucedería en Jerusalén, los discípulos no pudieron ver en la crucifixión más que un evento de pérdida de tiempo y de esfuerzo, ¿Por qué? Hasta ese momento los discípulos habían desarrollado un esquema de interpretación que distaba mucho de uno basado en el entendimiento espiritual.

Lo mismo está sucediendo en nuestro tiempo, la pandemia del coronavirus está llevando a la pastoral a desprenderse de muchos esquemas humanos de interpretación bíblica.

La pastoral ha establecido como validas varias doctrinas que no están certificadas ni amparadas por la Palabra, son doctrinas humanas que fueron integradas como tal por los fundadores de los concilios, y que las establecieron como fundamento de fe para todos aquellos que se integraban a ellos, fieles o congregaciones; pero al revisarlas a la luz de la Palabra no se sostienen porque no tienen el respaldo bíblico ni espiritual. Muchas de estas doctrinas están fundamentadas en filosofía religiosa, en doctrinas moralistas, y en teología católica que han llegado y se han mantenido dentro del evangelio por la herencia histórica que la iglesia evangélica ha tenido por su desprendimiento de la católica.

El cambio de plataformas de proclamación del Evangelio, las limitaciones de movilidad y la restricción de reuniones está desarrollando en muchos pastores a no depender de horario, a no depender de la gente, a no depender de la liturgia del culto, elementos que antes de la pandemia eran determinantes para evaluar aun hasta la Presencia de Dios en el lugar.

Pero tan solo estamos comenzando, la pandemia del coronavirus nos está alertando de tiempos difíciles de aquí en adelante. El pastorado debe estar preparado para los cambios súbitos, es necesario que se desarrollen estrategias de estudio, que preparen a sus congregaciones a moverse a lo virtual sin que ello menoscabe su responsabilidad de sostener el ministerio; y sobre todo, a mantener víveres para los más necesitados para por lo menos una semana, mientras llega abastecimiento a los mercados.

Dios está advirtiendo a prepararse adecuadamente para evitar que una situación imprevista paralice a las comunidades. No se trata de acaparar, se trata de mantener provisión para por lo menos una semana a fondo.


  • Dios demanda que nos postremos ante Él

No podemos terminar sin hacer hincapié en lo drástico que significa este tiempo. En el libro de Apocalipsis leemos que a la venida de Jesús a la tierra, Él regirá a las naciones con vara de hierro,[13] y aunque todavía no estamos en el tiempo del Apocalipsis es necesario que entendamos lo riguroso de este tiempo que se ha iniciado con la pandemia del coronavirus.

La doctrina filosófica-religiosa que proclama a un Dios leniente con el hombre y excesivamente tolerante con el pecado, es una doctrina que cae por tierra, y es deshecha por causa de la serie de situaciones que viviremos de aquí en adelante.

¿Qué pretende Dios con haber enviado el coronavirus? El coronavirus no ha venido tan solo para castigar la desobediencia y el pecado de un pueblo que pretende conocer a Dios; el coronavirus ha sido enviado para hacerle entender al hombre quien es Dios, y a hacer cumplir su Palabra.

La Palabra que está siendo demandada para este tiempo es la Palabra que encontramos en los escritos del profeta Isaías,

Por mí hice juramento, de mi boca salió palabra en justicia, y no será revocada. Que a mí se doblará toda rodilla, jurará toda lengua. Isaías 45:23

Y citada también por el apóstol Pablo en su epístola a los Romanos,

Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que a mí se doblará toda rodilla, Y toda lengua confesará a Dios. Romanos 14:11

Y en su epístola a los Filipenses,

Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y de los que en la tierra, y de los que debajo de la tierra; Filipenses 2:10

Esta Palabra demanda que nos postremos delante del Señor, es la acción clave para los pastores para que podamos pasar al siguiente paso de la Revelación. No lo vean como algo absurdo, es una demanda irrevocable e intransferible; quienes no lo hagan empezaran a ver complicaciones ministeriales.

La provisión de vida para Jacob y para sus diez hijos, junto con sus respectivas familias, dependió del cumplimiento del sueño que Dios le entregó a José,

Y José era el señor de la tierra, que vendía a todo el pueblo de la tierra: y llegaron los hermanos de José, é inclináronse á él rostro por tierra…    Entonces se acordó José de los sueños que había tenido de ellos, y díjoles: Espías sois; por ver lo descubierto del país habéis venido. Génesis 42:6-9

Dios ha demandado que toda rodilla se doble delante de Él, y esta es una demanda de Revelación. No se trata de algo simbólico, es una demanda de obediencia sobre la que Dios ha hecho descansar la provisión sobrenatural que Él entregará para sus ministros de aquí en adelante.


Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera Antigua, 1909 (RVA)



Pastor Pedro Montoya

WhatsApp 1 (407) 764-2699

Twitter: @pastormontoya

https://ministerioscristorey.com/

https://earthenwarevessels.com/

[1] 2 Corintios 5:20

[2] Hechos 1:7

[3] Amós 3:7

[4] 2 Timoteo 3:16

[5] 1 Corintios 10:11

[6] 1 Pedro 4:17

[7] Job 12:13

[8] Idem 42:1-6

[9] Filipenses 1:20

[10] Job 1:21

[11] Lucas 8:3

[12] Idem 24:21

[13] Apocalipsis 2:27; 12:5; 19:15



acerca del ministerio

El Ministerio Apostólico y Profético Cristo Rey es un ministerio de instrucción y capacitación doctrinal, según las enseñanzas de Jesús establecidas en el Evangelio del Reino de los Cielos.

Proclamamos que Jesús el Cristo es Dios encarnado, para que, por la Fe en su Nombre, y en arrepentimiento ante Él, el hombre y la mujer alcancen perdón de pecados, y sean reconciliados con el Padre.

Nuestra labor es instruir y capacitar a hombres y mujeres que buscan desarrollarse en la vida de Fe, y preparar en la labor ministerial a aquellos que tienen un llamado al ministerio en la proclamación del Evangelio.
Nuestro énfasis ministerial es en liberación y en guerra espiritual.

publicaciones recientes

Newsletter

A %d blogueros les gusta esto: