Independiente de si vivamos en una región en donde se persiga a los cristianos o no, es de orden preguntarse cuán fácil —o cuán difícil— es seguir a Jesús.
El Evangelio del Reino es la expresión de Dios para la restauración de la humanidad, según el mismo Jesús lo manifestó hablando de su ministerio, que había venido para “salvar lo que se había perdido”.
Establecer el Reino conlleva la ejecución de un protocolo espiritual. No se trata de observar y practicar una estructura religiosa con características rituales, particulares y específicas, que lo hacen único y le otorgan valor. Es una operación donde está presente el poder del Espíritu de Dios mismo.
La resistencia, oposición y persecución hacia el Evangelio del Reino, y hacia sus proclamadores, se debe a que las tinieblas se ven amenazadas de ser despojadas de gente y de territorios que por años han reclamado como suyos, y por lo tanto buscaran que quienes proclaman el Evangelio del Reino desistan de su propósito y función de proclamación.
A la luz de esta definición, ¿Cuánto cuesta servir a Jesús? ¿Qué porcentaje, si alguno, logra ese cometido?
Buscando una respuesta a esta pregunta, el Señor me llevó al siguiente texto:
“Conviene, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entró y salió entre nosotros, 22 Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección. 23 Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.”
(Hechos 1:21-23)
Y procedió a explicarme. Cuando el lector de los evangelios lee en sus páginas los actos de nuestro Señor Jesus, lo primero que observa es la gran cantidad de gente que le siguió durante su vida ministerial.
Tomemos por ejemplo el evangelio de Mateo, y hagamos un breve recorrido de los hechos mas sobresalientes de su ministerio:
Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado. (4:17)
Tan pronto cumplió 30 años de vida comenzó su ministerio, tal y como la ley mosaica exigía que los ministerios comenzaban a ejercer:
“De edad de treinta años arriba hasta cincuenta años, todos los que entran en compañía, para hacer servicio en el tabernáculo del testimonio.” Números 4.3
A partir de ese momento la gente le reconoció como proveniente de parte de Dios. Se estableció en Caphernaum y enseñó a mucha gente.
Y COMO descendió del monte, le seguían muchas gentes. (8:1)
Y corría su fama por toda la Siria; (4:24)
Los milagros más impactantes fueron la alimentación de multitudes, la primera a más de cinco mil personas,
Y los que comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños. (14:21)
Y luego, la segunda, a cerca de cuatro mil personas,
Y eran los que habían comido, cuatro mil hombres, sin las mujeres y los niños. (15:38)
Los pasajes bíblicos escogidos son suficientes para mostrar la cantidad de gente que siguió a Jesús durante los tres años y medio que duró su ministerio terrenal.
Sin embargo, al revisar la condición que los apóstoles propusieron para seleccionar al sucesor de Judas, establecieron como condición que el sucesor debía haber estado presente Comenzando desde el bautismo de Juan, hasta el día que fue recibido arriba de entre nosotros; lo interesante del caso es que solamente dos personas cumplieron con esa condición: “Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabas, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías”.
Este dato fue lo que me llevó a reflexionar sobre el tema. ¿Cómo es posible que tanta gente haya seguido a Jesús durante su ministerio terrenal, y solo dos de ellos se mantuvieron hasta el final?
La gente que le seguía porque buscaba solamente el beneficio personal, según se desprende de la confrontación de Juan:
“De cierto, de cierto os digo, que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os hartasteis.”
Juan 6:26
Otros se vieron impactados por la doctrina que impartía pero que al ver las demandas de ella, como el joven rico, dispusieron quedarse en el camino.
Entonces él, oídas estas cosas, se puso muy triste, porque era muy rico.
Lucas 18:23
Aun el apóstol Pedro reconoció lo duro de la doctrina de Jesús.
Y muchos de sus discípulos oyéndo lo, dijeron: Dura es esta palabra: ¿quién la puede oír?
Juan 6:60
Sí, es duro y difícil seguir a Jesús, nadie puede negarlo, incluso el mismo Jesús dijo que el camino de la vida eterna es estrecho, y pocos caminan sobre él.
«Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. 14Porque estrecha es la puerta y difícil el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran.
Mateo 7:13-14
Pero, ¿por qué es tan difícil y tan difícil seguir a Jesús?
Es duro y difícil, por dos razones. La primera razón, porque los seres humanos se inclinan hacia el mal y hacia la satisfacción egoísta de sus propios beneficios.
Ningún siervo puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se allegará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir á Dios y á las riquezas.
Lucas 16:13
La segunda razón, porque el reino de las tinieblas se ha arrogado derechos sobre la humanidad. La humanidad está sujeta a los designios de Satanás,
Que con mansedumbre corrija a los que se oponen: si quizá Dios les dé que se arrepientan para conocer la verdad, 26Y se zafen del lazo del diablo, en que están cautivos á voluntad de él.
2da. Timoteo 2:25-26
Seguir a Jesús significa morir a la naturaleza egoísta, y por la fuerza del Espíritu Santo que resulta del nuevo nacimiento, luchar contra el reino de las tinieblas y someterlo a la obediencia de Cristo.
Cuesta, sí, pero no es una lucha personal o individual. La obra redentora de la Cruz nos permite vencer el pecado y nos autoriza a derrotar el reino de las tinieblas.
Todo comienza con una decisión, la decisión de querer hacer todas las cosas como haciéndolas para Jesús.
Es tu decisión.
Pastor Pedro Montoya
Twitter: @pastormontoya