Jesús, Señor y Cristo

A este Jesús que Vosotros Crucificasteis, Dios ha Hecho Señor y Cristo


‎¿Cómo descubrir mi función dentro del ‎Reino de Dios?

No descuides el don que está en ti, que te es dado por profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 1ra. Timoteo 4:14


Hay personas a las cuales Dios les descubre cuál es su ministerio, y cuál es su función en la vida. No tuvieron que hacer mayor cosa para descubrirlo.

La mayoría de los hombres y mujeres de Dios que destacan en la Biblia fueron escogidos, y les fue revelado a ellos directamente el ministerio y servicio que realizarían mientras existieran.

No es el caso de muchos que hoy en día tratamos de desarrollar el servicio que entendemos Dios nos ha encomendado. Algunos, inclusive, desconocen que tienen un llamado de Dios al ministerio. ¿Qué somos, o qué podemos llegar a ser? ¿Pastores, evangelistas, maestros, apóstoles, profetas, o algún otro ministerio? ¿Cómo descubrirlo?

En tiempos pasados, cuando una persona entendía que él o ella tenían un llamado de Dios al ministerio, inmediatamente era enviado a un instituto bíblico, seminario, facultad teológica, según creyera conveniente, y según la proyección de trabajo ministerial que tenía, y así comenzaba su servicio a Dios, capacitándose según las disciplinas bíblico-teológicas de la institución en la cual se había inscrito.

Sin embargo, casi todos llegaban a ocupar un pulpito de una iglesia, y se generó la idea de que llamado de Dios al ministerio es igual a pastorado. Para los que no llegaron a ocupar un pulpito de una iglesia, esta idea se convirtió en la sensación de fracaso ministerial.


¿Tener un llamado de Dios al ministerio es llegar a convertirse en pastor? ¿Hay otras opciones de ministerio? ¿Cómo puede uno que tiene llamado de Dios al ministerio saber con claridad cuál es su real ministerio?

Los otros días pasé por segunda ocasión en cuestión de cinco años por una situación de fraude que me llevó a entender los medios que Dios utiliza para revelarnos cuál es nuestra función dentro del reino.

Recientemente estaba buscando un trabajo a medio tiempo —part time— para completar algunos ingresos que necesitaba para suplir mi presupuesto; buscando en las ofertas de empleo llegué a un anuncio que solicitaba un chofer para conducir el automóvil de una señora mayor de edad en sus salidas personales, era su hijo quien solicitaba este servicio, y quien pagaría semana tras semana los servicios prestados. Ofrecía pagar bien. Escribí por e-mail, según se requería en el anuncio, y un par de días después recibí la respuesta.

Se trataba de un tal George Buchanan, quien nunca me llamó personalmente, pero a través del correo electrónico me aseguraba que era ingeniero en una refinería de Texas, que su mama vivía en la Florida, y necesitaba de una persona de confianza para trasladarla en sus visitas médicas y demás; me explicó que su mama no tenía vehículo propio, que me enviaría por correo certificado un cheque con el salario por adelantado de mi primera semana de servicio, y un excedente que yo debía enviar por Money Gram a una persona en Las Vegas, para que me hiciera entrega del automóvil que usaría para trasladar a su mama, y para mi uso personal, mientras trabajara para él.

Se trataba de un esquema de fraude, un cheque certificado aparentemente en orden, pero sin fondos; como se trataba de un cheque de otro estado tardaba más de lo normal en liberar los fondos dando tiempo para que la persona estafada enviara el excedente de su propio dinero al sitio indicado en las instrucciones. Como es un esquema de fraude, el banco nunca libera los fondos y la persona ha enviado de su propio dinero a una persona falsa de la cual nadie sabe nada.

No caí en el engaño, gracias a Dios, porque un par de años atrás había pasado también por una experiencia bastante similar de la cual me percaté justo a tiempo. Estaba vendiendo una cámara de video por anuncios clasificados de un periódico local, y resultó una persona interesada en comprarla, pero bajo el mismo concepto de fraude. Envió un cheque con una cantidad mayor, por error según él, y requería que enviase el resto vía Western Union a una persona en Inglaterra. Fui a la policía para denunciar el esquema, y pensé que estaba ayudando a descubrir este tipo de timo, pero la policía no quiso hacer nada porque como yo no había enviado dinero, y no había sido timado, no había delito.


El haber estado expuesto en dos ocasiones a un mismo esquema de estafa, me llevó a pensar sobre el asunto. ¿Por qué estuve expuesto nuevamente a un esquema de fraude? ¿Por qué de nuevo pretenden engañarme, y estafarme? Las preguntas que hice me llevaron a entender cómo Dios nos descubre la función que desarrollamos dentro del Reino de Dios, pero que por falta de discernimiento, no entendemos los mensajes de Dios.

Dios me explicó que cada uno somos entrenados en el área donde desarrollaremos nuestro ministerio. Por ejemplo, el profeta necesita ejercitarse en el discernimiento para poder diferenciar cuando es Dios quien habla, y cuando la voz no procede de Dios, así que su entrenamiento consiste en comer manteca y miel, para que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.[1]

El maestro de la Palabra necesita encargar a hombres fieles que serán idóneos para enseñar también a otros,[2] así que es necesario que él mismo pase por un proceso de depuración personal para que su enseñanza sea según el espíritu de la Palabra y no según sus apreciaciones personales. Pablo aseguró, en su caso, que en su proceso de depuración para encontrar el eminente conocimiento de Cristo Jesús, y encontrar la mejor forma para encargar a hombres fieles, él tuvo que tomar la decisión de considerar las cosas que para él eran ganancia por estiércol.[3]


Así, las experiencias propias son la base del aprendizaje para entender y desarrollar la visión de ministerio al cual Dios nos lleva. Esther, para poder enfrentarse a un poderoso Aman y llevar liberación a su pueblo, tuvo primero que pasar por la pérdida de sus padres y sufrir el destierro; fue necesario para entender dolor y sufrimiento de la persecución.

Llegué a comprender mi función en el Reino de Dios. Fui expuesto en dos ocasiones consecutivas a un esquema de fraude porque soy llamado a enfrentarme al engaño de las tinieblas, y a denunciar sus estratagemas.

Dios le recriminó a Jonás, y le dijo: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció: 11 ¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más de ciento y veinte mil personas que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda, y muchos animales?[4]

Dios me expuso a dos situaciones de fraude para que yo pudiera entender el riesgo de fraude espiritual al que están expuestas muchas personas debido a algo que parece bueno, y no lo es; muchas personas caen presas del fraude producto de la apostasía porque no tienen suficiente discernimiento para advertirlo.

Ahora entiendo el llamado de Dios para mí. Dios me lleva a luchar contra la apostasía, contra doctrinas cristianas aparentemente bíblicas, que muchos siguen porque creen que son buenas y de Dios, pero que en realidad son una esclavitud satánica que conduce a una eventual muerte espiritual.

Decidí escribir a las personas que se pusieron en contacto conmigo y trataron de engañarme; denuncié su fraude y las condené, porque se habían levantado con arrogancia para engañar y aprovecharse de la necesidad de personas inocentes que buscan suplir sus propias necesidades.

Ahora, entendiendo a qué Dios me ha llamado, dirijo mi ministerio a enseñar a otros a descubrir las maquinaciones del enemigo; toda mi actividad está dedicada a desarrollar actos de fe para denunciar y condenar la apostasía, a desbaratar toda plataforma de fraude espiritual, y a emitir juicio sobre todos aquellos por quienes son introducidas; no puedo permitir que en nuestras regiones se establezca la muerte, ni el engaño; la Palabra del Señor me urge a “levantar la contaminación” que le ha otorgado derecho legal al enemigo para poseerla (Mateo 24:28).

El tal sea entregado a Satanás para muerte de la carne, porque el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

1ra. Corintios 5:5

De los cuales son Himeneo y Alejandro, los cuales entregué a Satanás, para que aprendan a no blasfemar.

1ra. Timoteo 1:20


abril 29, 2020

En respuesta a una alumna de la clase

Recibimos el reporte de comprensión correspondiente a la lectura del tema “¿Cómo descubrir mi función dentro del ‎Reino de Dios?

He tomado el tiempo para abundar sobre el tema, y añadir algunas consideraciones adicionales que nos son convenientes entenderlas adecuadamente, para así desarrollar el discernimiento prudente, y desarrollar al máximo tales experiencias.

El tema nos descubre que Dios utiliza las experiencias diarias para revelarnos “cuál” es la función que desarrollamos, o desarrollaremos, dentro del Reino de Dios sobre la tierra, entiéndase, cuál es el llamado al ministerio que Él nos entrega. Pero, no son todas las experiencias, son algunas, particularmente aquellas que nos llevan a una confrontación, o aquellas que de momento pueden ser consideradas como un problema, un conflicto, o una crisis.

No se puede construir un ministerio a Dios sobre las habilidades propias o naturales, ni mucho menos sobre los dones de una personalidad jovial, extrovertida y social; la ciencia de la conducta humana te dirá lo contrario, te dirá que esa es la materia prima de un liderazgo persuasivo; en el Evangelio no procede así, pues estarías construyendo sobre una plataforma social, humana, y no sobre los principios del Reino.

El ministerio a Dios se descubre en la sujeción del libre albedrio de la persona a la Voluntad de Dios, para que sean los recursos de Dios, y no las habilidades y/o destrezas de la persona, quienes establezcan sobre la tierra los propósitos del llamamiento; este es el fundamento de un ministerio a Dios según la Voluntad del Todopoderoso, y el único ministerio a Dios que trasciende espiritualmente. El profeta Ezequiel establece claramente este fundamento:

Zacarías 4:6: Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.


El profeta Joel corrobora esta declaración, y añade que la magnitud del poder de Dios crece cuando las fortalezas humanas decrecen:

Joel 3:10: Haced espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el flaco: Fuerte soy.


El apóstol Pablo instruye a la comunidad de fe de Corintio que la vida ministerial depende de la Gracia otorgada por Dios sobre la persona que Él llama:

2 Corintios 12:9: Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi potencia en la flaqueza se perfecciona. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis flaquezas, porque habite en mí la potencia de Cristo.

¿Ves? No se puede construir un servicio a Dios sobre las dotes propias de la personalidad pues lo que estaríamos construyendo es una obra humana, y como tal, con el riesgo de que un día caiga, sin posibilidades de levantarse; de hecho, en ocasiones Dios confronta a la persona en sus habilidades propias para hacerlo desistir de seguir confiando en sus facultades naturales; ese es el caso de la vez cuando el apóstol Pedro, y otros de los discípulos de Jesús, presenciaron la sobrenaturalidad del poder de Dios sobre la naturaleza:

Lucas 5:5: Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche, nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.

Las palabras corresponden a un hombre con un gran conocimiento en la pesca, y con gran dominio de las metodologías de pesca de su tiempo, sin embargo, Jesús provoca el evento para mostrarle que el llamamiento se fundamenta en Dios quien lo da, y que los recursos le pertenecen a Dios, nada puede añadir nuestra vocación.

Así que, ¿Cómo descubrir mi función dentro del ‎Reino de Dios? La respuesta está en las circunstancias donde has sido confrontada, en las circunstancias donde fuiste humillada, en las circunstancias de las cuales quisieras que no se volvieran a repetir; busca entre esas experiencias, si ves un factor común entre ellas, extráelo, te estas acercando al consejo de Dios para entender hacia qué Dios te está llamando.



Bueno, has descubierto por la lectura que las circunstancias de la vida diaria tienen un valor profético para aquel que está siendo capacitado directamente por el Señor. Quizá es la primera vez que te enteras de esto, quizá no, pero lo importante de la lección es que entiendas que el Señor va a utilizar todo tu entorno, incluyendo personas, como la “escuela” de capacitación ministerial no convencional para adiestrarte en aquello para lo cual has sido alcanzado del Señor. (Este tema pertenece al módulo 1 del Programa de Capacitación Ministerial on-line)


[1] Isaías 7:15

[2] 2da. Timoteo 2:2

[3] Filipenses 3:8

[4] Jonás 4:10


Pastor Pedro Montoya

Twitter: @pastormontoya



acerca del ministerio

El Ministerio Apostólico y Profético Cristo Rey es un ministerio de instrucción y capacitación doctrinal, según las enseñanzas de Jesús establecidas en el Evangelio del Reino de los Cielos.

Proclamamos que Jesús el Cristo es Dios encarnado, para que, por la Fe en su Nombre, y en arrepentimiento ante Él, el hombre y la mujer alcancen perdón de pecados, y sean reconciliados con el Padre.

Nuestra labor es instruir y capacitar a hombres y mujeres que buscan desarrollarse en la vida de Fe, y preparar en la labor ministerial a aquellos que tienen un llamado al ministerio en la proclamación del Evangelio.
Nuestro énfasis ministerial es en liberación y en guerra espiritual.

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