Y conoceréis la verdad, y la verdad os libertará. Juan 8:32
¿Quién no ha escuchado, o leído, antes esta declaración?
Aunque estas Palabras fueron expresadas con el propósito de manifestar el poder salvífico del sacrificio redentor de Jesús en la cruz, esta expresión no sólo está en los labios de creyentes en Cristo Jesús, sino que aún ha sido adoptada como el credo de instituciones educativas, destacándo por ello el valor del conocimiento.
Cuando Jesús lo manifestó como parte de su doctrina no estaba pensando únicamente en el valor del conocimiento, sino más, en mostrar que el hombre es esclavo de sus creencias. Hay un principio de liberación encerradas dentro de esta expresión, y tiene que ver con la capacidad de entender las Palabras y los procesos del Todopoderoso.
No es una liberación sólo por el conocimiento, pues como el apóstol Pablo asegura, por la ley es el conocimiento del pecado (Romanos 3:20), y añade:
Y hallé que el mandamiento, intimado para vida, para mí era mortal: (Romanos 7:10).
Se trata más bien, de entender lo que el conocimiento pretende desarrollar en mí. El conocimiento descubre la deficiencia pero no le enseña a repararla, entender el por qué el Todopoderoso nos entregó ese conocimiento es lo que hará que seamos libres.
El entender conduce e introduce a la persona en un proceso de revelación. Lo observamos en las siguientes Palabras:
Y díjome: Daniel, no temas: porque desde el primer día que diste tu corazón á entender, y á afligirte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y á causa de tus palabras yo soy venido. Daniel 10:12
La primera liberación que se opera es la liberación de la vida del mundo, de la vida de rebelión, del reino de tinieblas que opera a través de la carne. El apóstol Pablo asegura que el hombre animal no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura: y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente. (1ra. Corintios 2:14)
El no entender el conocimiento permite que se desarrolle actividad satánica, como bien lo presentó Jesús cuando les explicó a sus discípulos acerca de la parábola del sembrador. Lo vemos claramente en el siguiente texto:
Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino. Mateo 13:19
La segunda liberación que se opera es la liberación del gobierno que satanás ha establecido en la persona. El apóstol establece en su epístola a los Colosenses que Jesús, la verdad del Padre, nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo; (Colosenses 1:13).
El entendimiento mueve a la persona a actuar en función del propósito por el cual fue entregado el conocimiento, no hacerlo es incurrir en el mismo fracaso de Adam y Eva, según el apóstol Santiago:
El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace. Santiago 4:17
La tercera liberación que se opera es la liberación del egoísmo. Jesús enseñó que el segundo mandamiento más importante es amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:39), destacándo con ello el valor de una vida con el propósito de bendecir a los demás. El apóstol Juan agregó al respecto que nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos. (Juan 15:13).
Vemos pues, que la liberación está no en el conocimiento per se, sino en entender. Nos es entregado un conocimiento, sólo entenderlos es lo que nos traerá libertad. El eunuco etíope al que Felipe fue enviado encontró su liberación cuando entendió lo que leía (Hechos 8:30).
Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente, que edificó su casa sobre la peña; Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no cayó: porque estaba fundada sobre la peña. Mateo 7:24,25
Que el Todopoderoso te bendiga y te guarde, y te dé entendimiento en todas las cosas.
pastor Montoya
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