Programa de Capacitación en la Guerra Espiritual
Y estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos, y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desnuda en su mano. Y Josué yéndose hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 Y él respondió: No; mas Príncipe del ejército de Jehová, ahora he venido. Entonces Josué postrándose sobre su rostro en tierra le adoró; y díjole: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita tus zapatos de tus pies; porque el lugar donde estás es santo. Y Josué lo hizo así.
Josué 5:13-15
Lo que vamos a plantear a continuación es un tema pertinente para aquellos que están interesados en las guerras espirituales, cómo se pelean, y qué es lo que sucede en el ambiente espiritual cuando se desarrollan.
El caso que hemos escogido para su discusión es el caso de la conquista de Jericó al mando de Josué. Lo hemos escogido como caso de discusión porque la mayoría de las veces que hemos leído esta historia, la vemos como una simple batalla entre dos ejércitos, uno más poderoso que el otro, y hemos desvirtuado el aspecto espiritual de lo que sucedió en los aires mientras Josué y su ejército asaltaban a Jericó.
Este caso nos descubre que toda actividad humana está amparada, sustentada y fortalecida, por una respectiva actividad espiritual que se desarrolla paralela en los aires.
Este relato nos ilustra que la contundencia de nuestras acciones depende en buena medida de la trascendencia espiritual que nuestros actos alcancen a desarrollar. De esto ya conocíamos las Palabras de Jesús al respecto.
Y a ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
Mateo 16:19
Para empezar a entender sobre el tema y las circunstancias particulares de la guerra de Jericó, observemos el encuentro de Josué con el ángel enviado por Jehovah, y examinemos con detenimiento la pregunta que Josué le plantea:
Y estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos, y vió un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desnuda en su mano. Y Josué yéndose hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? …
Josué 5:13
En ningún momento Josué está viendo en este varón a un guerrero de Jericó. El relato indica que Jericó se había acuartelado precisamente por temor a los israelitas:
EMPERO Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel: nadie entraba, ni salía.
Josué 6:1
Y ya anteriormente, el reporte mismo de Rahab daba testimonio de que ningún guerrero de Jericó se atrevería a enfrentarse ante Josué:
Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros, y todos los moradores del país están desmayados por causa de vosotros;
Josué 2:9
Así que, en ningún momento Josué pudo pensar que se trataba de un guerrero atrevido de Jericó que había osado con enfrentársele.
¿Quién era este varón? Josué sabía que este varón era un ser angélico. El primero en percatarse de que hay una lucha espiritual que está próximo a librarse, es Josué.
Josué descubre que hay ejércitos espirituales, angélicos, para ser más preciso, que entran en batalla en el mismo grado en el que los ejércitos humanos desarrollan la suya propia. Josué sabía que este varón con la espada desenvainada pertenecía a un ejército angélico, lo que no sabía era a qué ejército pertenecía.
La existencia de ejércitos angélicos no es una novedad. La Biblia nos presenta relatos claros y precisos donde nos percatamos de su existencia.
Siempre hubo batallas en los aires en tiempos antiguos. La Biblia no las presenta como parte de los relatos protagónicos, pues en sí mismas no son la razón principal de la obra salvífica en el proceso de restauración del hombre. Son presentadas como relatos paralelos para mostrar el valor que para Dios tiene el que el hombre recupere por Cristo Jesús la imagen y semejanza con la cual fue concebido en el huerto de Edén.
Las guerras espirituales no son parte de una ficción mitológica resultado de la lucha entre el bien y el mal, sino confrontaciones entre potestades espirituales establecidas en los aires circundantes de la atmosfera de la tierra, en las regiones celestes. En la batalla que se describe en el libro de Apocalipsis puede apreciarse el carácter angélico de los que conforman ambos ejércitos:
Y fué hecha una grande batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles lidiaban contra el dragón; y lidiaba el dragón y sus ángeles.
Apocalipsis 12:7
Otro ejemplo es el caso del ser espiritual que es retenido por el príncipe del reino de Persia —un ser espiritual de gran tamaño— y que es liberado justamente después de veintiún días, exactamente el mismo número de días que Daniel ayunó:[1] su ayuno facultó al arcángel Miguel para que viniera en auxilio de este ángel:
Y díjome: Daniel, no temas: porque desde el primer día que diste tu corazón a entender, y a afligirte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de tus palabras yo soy venido. 13 Mas el príncipe del reino de Persia se puso contra mí veintiún días: y he aquí, Miguel, uno de los principales príncipes, vino para ayudarme, y yo quedé allí con los reyes de Persia.
Daniel 10:12,13
La conquista de Jericó no fue una guerra histórica, aislada, propia de la actividad bélica de pueblos que buscan extender sus dominios. La batalla de Jericó formó parte del desarraigo de potestades espirituales que se habían establecido en la región producto de la actividad idolátrica a las potestades del cielo.
Jericó tenía un valor espiritual satánico. Hay tres características que nos llevan a descubrirlo. La primera, ¿Qué ciudad tomada por los hijos de Israel fue designada “ciudad maldita” (anatema)? Solamente Jericó, esto nos conduce a entender que la actividad de Jericó llegó al clímax de la perversión idolátrica, según se desprende del texto del primer libro de Samuel.[2]
Segundo, ¿Qué vinculo se despertó entre el reinado de Achab y la reconstrucción de Jericó? El tiempo que Achab reinó fue el tiempo de mayor apostasía en Israel,[3] y se observa que si Jericó fue reconstruida en un tiempo de apostasía fue porque la ciudad en su tiempo estuvo sometida a esta misma actividad.
Tercero, el pecado de Achan nos descubre el trasiego de símbolos de valor religioso entre Jericó y Babilonia. Observemos la confesión de Achan según sus propias palabras:
Que vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un changote de oro de peso de cincuenta siclos; lo cual codicié, y tomé: y he aquí que está escondido debajo de tierra en el medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello.
Josué 7:21
El lector moderno vería en los elementos descritos un valor económico, pero su real valor era religioso, consistía en las imágenes de fundición que de ellos se haría. Si revisamos el texto del libro de Jueces,[4] veremos que el oro era para fundirlo y fabricar con ello terafines, figuras de adoración, y la plata para pagarle al tallador por su hechura.[5]
Si observemos este hecho y lo comparamos con la definición del pecado de Achan dada por Dios, veremos que el pecado iba más allá de un simple codiciar artículos de valor económico. Achan se contaminó con idolatría y quebrantó el pacto de Jehovah:
Israel ha pecado, y aun han quebrantado mi pacto que yo les había mandado; pues aun han tomado del anatema, y hasta han hurtado, y también han mentido, y aun lo han guardado entre sus enseres.
Josué 7:11
Jericó era un centro ceremonial, idolátrico, un sitio de peregrinación que conectaba a Canaán con Babilonia y otras regiones similares. Según el relato del libro de Ezequiel,[6] la idolatría aleja a Dios de los sitios donde se desarrolla este tipo de práctica.
En Jericó se desarrollaron dos guerras paralelas. La guerra espiritual dependía de la humana, de la estrategia que el pueblo utilizara para desvirtuar a los ejércitos de Jericó.
Debemos recordar aquí la enseñanza al respecto que tenemos de parte del apóstol Pablo cuando escribió la segunda epístola a los Corintios: las armas de nuestra milicia[7] no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas.[8]
El porqué de la forma para conquistar a Jericó solo puede ser entendido si se tiene claro que se peleaba contra fortalezas poderosas que se habían establecido en la región. Lo vemos por la duración del tiempo necesario para derrotarlos.
Fue necesario una semana completa para desvirtuar su poder. No era una estrategia antojadiza de Dios para por ello recibir Gloria y honra de parte de su pueblo, era en función del grado de la fortaleza que las tinieblas habían establecido en esa área.
Uno de los conocimientos que todo buen guerrero espiritual debe conocer es acerca del tiempo que las tinieblas trabajan para fortalecer sus territorios. Citamos como ejemplos, el caso de Gedeón y el caso de David ante Goliath. En el caso de Gedeón vemos que la estrategia dada por Dios fue sacrificar un animal de edad del mismo tiempo que el pueblo había sido sojuzgado por los madianitas:
Mas los hijos de Israel hicieron lo malo en los ojos de Jehová; y Jehová los entregó en las manos de Madián por siete años.
Jueces 6:1
Compárese:
Y aconteció que la misma noche le dijo Jehová: Toma un toro del hato de tu padre, y otro toro de siete años, y derriba el altar de Baal que tu padre tiene, y corta también el bosque que está junto a él.
Jueces 6:25
No es un capricho divino. Para desvirtuar las fortalezas espirituales es necesario conocer el tiempo que éstas trabajaron para entretejer sus fortalezas en las regiones. Es importante conocerlo para cerrar esos ciclos de desgracia. En el caso de la situación de Gedeón el ciclo duró 7 años, en el caso de la guerra de Jericó el ciclo duró 7 días.
En el caso de David ante Goliath se aprecia también ciclo de desgracia, en este caso de 40 días. La forma como Goliath trabajó contra el ejército de Israel fue a base de fascinación, que es una forma de hechizo similar al hipnotismo:
8Y paróse, y dió voces a los escuadrones de Israel, diciéndoles: ¿Para qué salís a dar batalla? ¿No soy yo el Filisteo, y vosotros los siervos de Saúl? Escoged de entre vosotros un hombre que venga contra mí: 9 Si él pudiere pelear conmigo, y me venciere, nosotros seremos vuestros siervos: y si yo pudiere más que él, y lo venciere, vosotros seréis nuestros siervos y nos serviréis… Y oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del Filisteo, conturbáronse, y tuvieron gran miedo… 16 Venía pues aquel Filisteo por la mañana y a la tarde, y presentóse por cuarenta días.
I Samuel 17:8-16
La guerra de Jericó desvirtuó una fortaleza idolátrica que había utilizado un ciclo de formación similar al tiempo usado por Dios en la Creación, de allí la necesidad de usar siete días para desvirtuarlo, y se hizo utilizando shofares y sacerdotes que portaban el arca de la alianza porque de esta manera se contrarrestó el fundamento que las tinieblas habían utilizado para fundar a Jericó como centro ceremonial en Canaán. Compárese con la característica que Luzbel desarrolló en Edén cuando fue creado:
13En Edén, en el huerto de Dios estuviste: toda piedra preciosa fué tu vestidura; el sardio, topacio, diamante, crisólito, onique, y berilo, el zafiro, carbunclo, y esmeralda, y oro, los primores de tus tamboriles y pífanos estuvieron apercibidos para ti en el día de tu creación. 14 Tú, querubín grande, cubridor: y yo te puse; en el santo monte de Dios estuviste; en medio de piedras de fuego has andado. 15 Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad. 16 A causa de la multitud de tu contratación fuiste lleno de iniquidad, y pecaste: por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín cubridor. 17 Enaltecióse tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu resplandor: yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. 18 Con la multitud de tus maldades, y con la iniquidad de tu contratación ensuciaste tu santuario: yo pues saqué fuego de en medio de ti, el cual te consumió, y púsete en ceniza sobre la tierra a los ojos de todos los que te miran.
Ezequiel 28:13-18
Todo sitio ceremonial ofrece culto idolátrico y construye sus fortalezas en los aires desde donde gobierna en la región. Por lo general utilizan un ciclo de celebración anual para fortalecerse y depende de la agricultura o de la ganadería. En el caso de Jericó dependía de la agricultura, lo observamos por el dato que aparece en el relato:
11 Y al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. 12 Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra: y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año.
Josué 5:11,12
El fruto de la tierra pertenecía a los cultivos de Jericó, ellos acaban de llegar y no han tenido tiempo de cultivar. Se trataba de una región agrícola próspera sobre la cual habían fundado su fortaleza, a base de celebraciones rituales idolátricas anuales.
Las guerras espirituales tienen el propósito de establecer hegemonía y supremacía en y desde los aires. El relato del libro del profeta Isaías nos confirman este dato:
Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del aquilón.
Isaías 14:13
Erróneamente habíamos creído que la idea en Satanás de subir al cielo era sencillamente como un intento de destronar a Dios. Se trata del gobierno que puede establecer desde los aires sobre la tierra, de allí el valor de la exhortación de Pablo de cuidar los impulsos que se reciben sobre la tierra, porque muchos de ellos proceden desde los aires.
En que en otro tiempo anduvisteis conforme a la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia:
Efesios 2:2
Está claro, según el relato del libro de Job, que los seres espirituales pueden mover a su antojo los aires.
11Mas extiende ahora tu mano, y toca a todo lo que tiene, y verás si no te blasfema en tu rostro. 12 Y dijo Jehová a Satán: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano: solamente no pongas tu mano sobre él. Y salióse Satán de delante de Jehová. … Y he aquí un gran viento que vino del lado del desierto, e hirió las cuatro esquinas de la casa, y cayó sobre los mozos, y murieron; y solamente escapé yo solo para traerte las nuevas.
Job 1.19
Podremos entender, ahora, cómo y por qué Jesús se atrevió a reprender a los vientos: había espíritus envueltos entre ellos y eran los causantes de la tempestad.
Y él les dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y a la mar; y fué grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le obedecen?
Mateo 8:26,27
Inclusive, en la conversación con Nicodemo, Jesús se atreve a comparar a los nacidos del Espíritu (πνευματος) con los efectos del viento (πνευμα).
Los aires son el lugar de hegemonía, de gobierno y autoridad. Por eso, Pablo recomendó a estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires.[9]
Cuantas veces habíamos leído el relato de la conquista de Jericó pero desconocíamos la guerra espiritual que se desarrolló paralela a la batalla de conquista dirigida por Josué.
Vemos estas historias como batallas de ejércitos bien adiestrados en las artes de la milicia, y aunque reconocemos que Dios ha intervenido sobrenaturalmente haciéndolos prevalecer sobre sus enemigos, lamentablemente desconocemos que cada una de estas batallas, su real victoria dependió de la guerra espiritual que se desarrolló paralela a la humana.
Así sucede también en la actualidad. Muchos creyentes están sometidos a efectos de las fortalezas de las tinieblas en las regiones, y no lo saben. Creyentes que viven a la sombra de brujerías, hechizos, plagas y enfermedades construidas espiritualmente por el reino de las tinieblas, diseñadas específicamente para mantener a los moradores de una región bajo el dominio satánico.
Lo peor de todo es que el Evangelio que se predica actualmente recurre a estrategias humanas, a mecanismos humanos, recursos científicos para resolver sus situaciones de crisis, y tenemos a Dios solo como un recurso religioso y moral, principalmente para paliar los cargos de conciencia que la culpa del diario vivir provoca.
Dios es Dios Grande y celoso y no comparte Su Gloria con nadie. Si comenzamos a actuar como Gedeón, como David, como alguno de los profetas, que creyeron a la Palabra literal, y no la moldeamos bajo interpretaciones amparadas en el positivismo filosófico, veríamos a Dios interviniendo en nuestras vidas, liberándonos de todos estos lazos de tinieblas que se han levantado en nuestras regiones.
Que el Todopoderoso despierte nuestros espíritus a la Revelación.
Audio de refuerzo:
Preguntas de evaluación de la enseñanza,
Explique los siguientes textos con relación a la enseñanza presentada,
- 2 Corintios 10:4: Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas;
- Efesios 6:12: Porque no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires.
- Mateo 16:19: Y a ti daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
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Pastor Pedro Montoya
Twitter: @PastorMontoya
[1] Daniel 10:2
[2] I Samuel 15:23 Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría el infringir.
[3] I Reyes 16:31-34: 31 Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel hija de Ethbaal rey de los Sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. 32 E hizo altar a Baal, en el templo de Baal que él edificó en Samaria. 33 Hizo también Achâb un bosque; y añadió Achâb haciendo provocar a ira a Jehová Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que antes de él habían sido. 34 En su tiempo Hiel de Beth-el reedificó a Jericó. En Abiram su primogénito echó el cimiento, y en Segub su hijo postrero puso sus puertas; conforme a la palabra de Jehová que había hablado por Josué hijo de Nun.
[4] Jueces 17:3 Y luego que él hubo vuelto a su madre los mil y cien siclos de plata, su madre dijo: Yo he dedicado este dinero a Jehová de mi mano para ti, hijo mío, para que hagas una imagen de talla y de fundición: ahora pues, yo te lo devuelvo…
[5] Jueces 17:4 tomó su madre doscientos siclos de plata, y diólos al fundidor: y él le hizo de ellos una imagen de talla y de fundición, la cual fué puesta en casa de Michâs.
[6] Ezequiel 8:15-18 15 Luego me dijo: ¿No ves, hijo del hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que éstas. 16 Y metióme en el atrio de adentro de la casa de Jehová: y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo de Jehová y sus rostros al oriente, y encorvábanse al nacimiento del sol. 17 Y díjome: ¿No has visto, hijo del hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí? Después que han llenado la tierra de maldad, y se tornaron a irritarme, he aquí que ponen hedor a mis narices. 18 Pues también yo haré en mi furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia, y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré.
[7] En el griego original se lee, las armas de nuestra estrategia.
[8] 2da. Corintios 10:4
[9] Efesios 6:11