El reino de las tinieblas busca tener el control y gobierno de regiones enteras, regiones donde pueda establecer sus leyes espirituales. Lamentablemente por la influencia de Hollywood, la idea que se ha popularizado es que los demonios buscan poseer cuerpos humanos tan sólo, y esto, en una mínima o no tan notoria escala, tanto que no afecta a la mayoría de la población.
Hemos citado la frase de Jesús de que el hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10), argumentando con ello de que lo que se había perdido es el hombre; sin embargo, si revisamos el relato de la caída del hombre, en Génesis 3, notaremos que el territorio — el Eden— que Jehová-Dios le entregó al hombre fue también extraviado el día de su desobediencia. Lo confirma la misma expresión del diablo cuando le ofrece reinos a Jesús: Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí es entregada, y a quien quiero la doy; (Lucas 4:6).
Jesús vino a recuperar territorios también. En el Antiguo Testamento la tierra formó parte vital de la vida cotidiana del pueblo hebreo, tanto así que el mismo Dios dejó provisión para que el hombre recuperara su heredad al cabo del año del jubileo (Levítico 25).
La tierra ha sido dada en heredad al hombre: Porque los malignos serán talados, mas los que esperan al SEÑOR, ellos heredarán la tierra. (Salmo 37:9). Desconocer este principio de guerra espiritual nos vuelve inoperante e inefectivos ante las tinieblas. Por esa razón es que el establecimiento del Reino de los cielos en la tierra ha tenido una recesión y se han multiplicado doctrinas heréticas en nuestros entornos.
El Gobierno espiritual lo establece quién haya conquistado las regiones. Observemos, por ejemplo, el mensaje dirigido a la región de Pérgamo: Yo sé tus obras, y dónde moras, donde está la silla de Satanás; y tienes mi Nombre, y no has negado mi fe, aun en los días en que fue Antipas mi testigo fiel, el cual ha sido muerto entre vosotros, donde Satanás mora. (Apocalipsis 2:13). Note cómo en dos ocasiones en el mismo versículo se destaca el gobierno de Satanás sobre la región. Note ahora las consecuencias de ese gobierno satánico aún dentro de la Iglesia: Pero tengo unas pocas cosas contra ti: porque tú tienes ahí los que tienen la doctrina de Balaam, el cual enseñaba a Balac a poner escándalo delante de los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. Así también tú tienes a los que tienen la doctrina de los nicolaítas, la cual yo aborrezco. (Apocalipsis 2:14,15).
Lamentablemente hay quienes creemos que lo único que tenemos que cuidar es lo que acontece en el seno de la comunidad de fe, y que lo que acontece afuera es intrascendente. No se puede establecer Reino de los cielos en la tierra si primero no se desarticula el gobierno espiritual satánico en la región, las personas seguirán respondiendo a quien tiene sobre ellos gobierno.
El apóstol Pablo hablando sobre lo mismo, enseñó sobre la necesidad de regular espiritualmente sobre las regiones a nuestro cargo: Amonesto pues, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia: que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad e integridad. (1ra. Timoteo 2:1,2).
Sólo tendremos autoridad en las regiones que identifiquemos, delimitemos y reclamemos para el Reino de Dios. La promesa a Abraham lo confirma: Y te daré a ti, y a tu simiente después de ti, la tierra de tus peregrinaciones, toda la tierra de Canaán, en heredad perpetua; y les seré por Dios. (Génesis 17:8). No llega tan sólo con declararlo o decretarlo, como se cree normalmente, es necesario recorrer la región que por revelación nos es entregado, y delimitar su extensión y límites, para reclamarlo a las tinieblas y derrotar a todas aquellas fuerzas que allí operen.
El gobierno espiritual lo establece la acción de fe. Al recorrer el territorio estamos ejecutando por FE y llamando — convocando— a la realidad visible lo que en lo espiritual estamos conquistando. Los actos de FE son importantes y necesarios. Jacob ungió una piedra, en Bethel, y ello se constituyó en título de propiedad. Moisés y Josué se descalzaron en los sitios de su respectiva revelación y santificaron la tierra de su heredad.
Lamentablemente el desconocimiento de estos principios nos ha llevado a implementar el Evangelio con métodos propagandísticos más que proclamativos, emulando las estrategias —campañas publicitarias— que han traído renombre a firmas comerciales. Es el poder de la publicidad, de la propaganda comercial, la que predomina, y trabajamos nuestras congregaciones como empresas más que como embajadas del Reino de los cielos.
No somos llamados a sumar feligresía, somos llamados a arrebatar vidas que van camino al infierno. Pero, no es sino hasta que entendamos que la única publicidad que necesitamos es el testimonio de lo que Dios está haciendo por intermedio de una palabra de autoridad, que veremos Iglesias creciendo en la Gracia y Fortaleza de su Espíritu.
Y corría su fama por toda Siria; y le traían todos los que tenían mal; los tomados de diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y paralíticos, y los sanaba. Y le siguió gran multitud de Galilea y de Decápolis y de Jerusalén y de Judea y del otro lado del Jordán.
(Mateo 4:24,25).
Pastor Montoya
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