El establecimiento del Reino de los cielos sobre la tierra es una tarea espiritual, y demanda el conocimiento de los principios de la guerra espiritual, más que el conocimiento de las reglas de la hermenéutica y la homilética.
Esto es un principio bíblico y espiritual desconocido por muchos predicadores modernos. No sólo se trata de saber trazar bien la Palabra (2da. Timoteo 2:15), se trata también de saber que el siervo del Señor con mansedumbre corrija a los que se oponen, si quizá Dios les de que se arrepienta, y se zafen del lazo del diablo en que están cautivos a voluntad de él (idem 2:24,25). Las personas están cautivas por el diablo y sólo pueden ser soltadas mediante la Palabra de autoridad de quien conoce los principios de la guerra espiritual.
Cuando Jesús comenzó su ministerio estableció junto con la proclamación del Evangelio del Reino, que su misión consistía en deshacer las obras del diablo (1ra. Juan 3:8). Los relatos de las tentaciones a las que Jesús fue sometido por parte del diablo no son relatos aislados, personales, únicos y exclusivos para tentar la humanidad de Jesús; son parte de la tarea de quien está comprometido con establecer el Reino de los cielos sobre la tierra. Esto es el significado de pregonar el año agradable del Señor, el cual consistía según descrito en el relato de la celebración del año de jubileo, en predicar el evangelio a los pobres; … sanar a los quebrantados de corazón; .. pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos vista; .. poner en libertad a los quebrantados; (Lucas 4:18,19).
Los discípulos de Jesús lo entendieron a la perfección, por eso en sus testimonios escritos quedó plasmado, como parte del Evangelio del Reino, que Jesús cuando los llamó les dio potestad contra los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda flaqueza (Mateo10:1). Y esto no sólo a los doce sino a todos aquellos que creyeren en su Nombre.
El escritor del Evangelio según Marcos resume de esta manera la forma de cómo se establecía el Reino de los cielos en aquellos días: Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios (Marcos 1:39).
Predicación, o proclamación del Evangelio del Reino, sin la respectiva palabra de autoridad para desactivar el Reino de las tinieblas es simple oratoria que no promueve el mover del Espíritu Santo. El siguiente relato en Hechos de los Apóstoles lo ilustra:
Llegó entonces a Efeso un judío, llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. Este era instruido en el camino del Señor; y ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba diligentemente las cosas que son del Señor Jesús, enseñado solamente en el bautismo de Juan. Y comenzó a hablar confiadamente en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron, y le declararon más particularmente el camino de Dios. Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos exhortados, escribieron a los discípulos que le recibiesen; y venido él, aprovechó mucho por la gracia a los que habían creído; porque con gran vehemencia convencía públicamente a los judíos, mostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. Y aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, andadas las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando ciertos discípulos, les dijo: ¿Habéis recibido el Espíritu Santo después que creisteis? Y ellos le dijeron: Antes ni aun hemos oído si hay Espíritu Santo. (Hechos18:24 – 19:2).
Hay regiones completas que tienen características de ser impenetrables donde el Evangelio del Reino no se ha podido establecer, donde por más estrategias que se han utilizado, no ha sido posible abrir espacios de predicación y enseñanza bíblica, y es debido a que se pretende trabajar con estrategias humanas, las estrategias espirituales han sido relegadas a un plano secundario.
El apóstol Pablo dejó establecido a la comunidad de fe de Corinto, que las armas de nuestras estrategias no son carnales, sino espirituales.. poderosas en Dios para destruir argumentos (satánicos) que se han levantado contra el conocimiento de lo alto (2da. Corintios 10:3-5).
Si tan sólo conociéramos el valor de la Palabra de autoridad sobre las fuerzas de las tinieblas, y aprendieramos a arrebatarle territorios, veríamos cómo de fácil se establece el Reino de los cielos sobre la tierra.
No hay regiones impenetrables, sólo que es necesario saber qué hacer antes de comenzar a predicar. El Evangelio del Reino de los cielos sufre violencia, pero los valientes saben cómo establecerlo (Mateo 11:12).
Por eso es importante entender que el establecimiento del Reino de los cielos sobre la tierra es una actividad espiritual que demanda el conocimiento de los principios de guerra espiritual, porque es la evidencia de que en ese lugar se está moviendo el Espíritu de Dios: Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el Reino de Dios. (Mateo: 12. 28).
Pastor Montoya
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