El Valor de las Primicias

Un par de días atrás mientras en mi lectura devocional estudiaba acerca de la décima plaga de Dios sobre Egipto, me llamó la atención las instrucciones que Dios le entregó a Moisés para evitar que los primogénitos hebreos perdieran la vida aquella noche que el ángel de la muerte visitó la tierra de Egipto.

Toda una estructura espiritual y litúrgica desarrollada e institucionalizada aquella misma noche con el único propósito de garantizar la vida de los primogénitos: El sacrificio del cordero Pascual, la sangre pintada en los postes y dinteles de las casas, la cena con hierbas amargas, entre los actos más destacados, pero que sólo beneficiaba a una parte de la población: para evitar que los primogénitos murieran esa noche. Pero, ¿Cuánta gente eran los primogénitos en ese momento?

En la revisión de los datos numéricos que aparecen en el relato. Éxodo 12:37 dice que los hijos de Israel que salieron de Egipto fueron como «seis cientos mil hombres de a pie, sin contar los niños». Un dato más preciso aparece en Números 2:32: «Estos son los contados de los hijos de Israel, por las casas de sus padres: Todos los contados por ejércitos, por sus escuadrones, seis cientos tres mil quinientos y cincuenta». Este dato fue recabado justamente «en el primero del mes segundo, en el segundo año de su salida de la tierra de Egipto» (Números 1:1).

El capítulo 3, versículo 43 describe un dato cercano de la cantidad que para esa fecha había de primogénitos,  un año después de su salida de Egipto: «y todos los primogénitos varones, conforme a la cuenta de los nombres, de un mes arriba, los contados de ellos fueron veintidós mil dos cientos setenta y tres». Al dividir esta cantidad entre la población masculina que salió de Egipto resulta que el por ciento de los primogénitos hebreos en Egipto a la fecha de la caída de la décima plaga era tan solo del orden de un 3.69%.
Este dato sorprende y explica la forma de actuar de Dios en favor de su pueblo. Dios le dio instrucciones a Moisés para una sola noche tan sólo para beneficiar a un 3.69% de la población total; y si tuviéramos números más precisos, es decir la cantidad de hombres incluyendo niños menores de 21 años sobre quienes hacer la distribución de los primogénitos, de seguro que el por ciento sería mucho menor.

¡Que forma la de operar de Dios! 
¿Por qué están estos datos en las Escrituras?

Los primogénitos significa «primicias», es decir, los primeros frutos, y a causa de ellos se estableció en la Palabra la ley espiritual que «… mío es todo primogénito… yo santifiqué a mi a todos los primogénitos, así de hombres como de animales» (Números 3:13). Una ley que está también presente en el Nuevo Testamento, porque se destaca que Jesús es el «unigénito del Padre» (Juan 1:14), y es constituido en la obra de Dios como el «primogénito entre muchos hermanos» (Romanos 8:29).

Si Jehová Dios cuidó de que no muriera un por ciento tan bajo de la población aquella noche, los primogénitos, y se mantuvo como celebración anual por instrucción divina, trascendiendo hasta el Nuevo Testamento y dándosele continuidad a través de la Cena del Señor, es porque EL Todopoderoso pretende enseñarnos sobre el valor de las Primicias.

Los primogénitos fueron primicias, luego Jesús es primicias. Las primicias tienen un valor divino, espiritual y profético, y la Palabra nos urge a descubrir su propósito y a activar con su práctica el poder profético otorgado por Dios.

No tenemos un adecuado concepto de lo que significa las Primicias, y por lo tanto no acostumbramos a consagrar primicias. Es nuestra responsabilidad como creyentes del Dios que llama las cosas que no son como si fueran, la de consagrar con gratitud lo primero de todo lo que emprendamos.

Dios está restaurando el valor espiritual y profético de las Primicias. Movámonos en esa línea profética y veremos grande obra sobrenatural del Todopoderoso.

Pastor Montoya
http://www.ministerioscristorey.com
@pastormontoya
787-478-2577

Publicado por pastor Pedro Montoya

Life in Christ Jesus is the result of faith, of believing that Jesus of Nazareth is God incarnate and manifested as the Son of God, in order to, by His doctrine and example, reveal the way of reconciliation with the Creator whom He presented as the Father. Faith is a Revelation in itself, because no one can believe that God becomes man and maintains his status as God at the same time; faith is therefore the only way to find Jesus.

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