La décima plaga que Dios envía sobre Egipto tiene unas características particulares. Afecta tanto a egipcios como a hebreos. Todas las plagas anteriores tenían como único recipiente al pueblo de Egipto, pero esta última plaga hubo necesidad de que el pueblo Hebreo adoptara una provisión para evitar que les afectara.
Su valor es trascendente porque sobre ese evento se fundamenta una de las tradiciones cristianas más sagradas: La Cena del Señor.