La vida cristiana no consiste solamente en asistir frecuentemente a una iglesia y presentarse ante la sociedad en que esta inmerso como un feligrés de tal o cual congregación cristiana.
Cuando Jesús daba las ultimas instrucciones a sus discípulos, les requirió que su trabajo de allí en adelante consistiría en «ser testigos», lo cual les requería no solo la afiliación a una comunidad de fe, sino mas, involucrarse en una tarea proclamadora del evangelio del Reino de los Cielos. La pregunta que queremos contestar hoy, es: ¿cómo comenzar?