El día de hoy el mundo enteró fue sorprendido con la noticia en Estados Unidos de América, de que la Suprema Corte había llegado a una importante regulación con respecto al matrimonio de personas del mismo sexo.
En una decisión dividida de 5 votos a favor contra 4 votos en contra, la Suprema corte de los Estados Unidos legalizó el matrimonio entre parejas del mismo sexo, y en la enmienda 14 estableció que los estados no solo deben permitir el matrimonio de parejas homosexuales, sino que también están obligados a reconocer las uniones entre dos personas del mismo sexo si esa unión fue legal, con licencia, y aunque se haya celebrado en otro estado.
A los pocos minutos de conocerse públicamente la decisión de la Suprema Corte, el presidente Barack Obama se manifestó en su cuenta de Twitter, y dijo:
“Hoy damos un gran paso en nuestra marcha hacia la igualdad. Las parejas del mismo sexo ahora tienen derecho a casarse, como todo el mundo. #Triunfaelamor“.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, también se pronunció, y dijo:
“Estados Unidos nunca olvidará este día, y tampoco lo olvidarán las personas alrededor del mundo que conocen el significado del amor y la compasión. Junio 26 de 2015 será por siempre recordado como un momento de cambio en la historia de nuestra nación, el día en el que la Corte Suprema afirmó nuestros valores centrales de amor, igualdad y justicia, y rechazó la ignorancia y la malicia“.
Esta noticia me llevó a reflexionar, y a escribir sobre el asunto, porque creo que las personas que tenemos convicciones bíblicas no podemos pasar por alto este momento histórico, y el significado espiritual que tiene dentro del protocolo del establecimiento del Reino de Dios en estos últimos días.
La noticia no trata de una preferencia de estilos de vida, de una sociedad igualitaria, o de gobiernos que buscan regular que todos sus ciudadanos tengan las mismas opciones según las normas de las mayorías, o mas privilegiados. Al fin y al cabo, antes de la regulación ya muchísimas parejas vivían según sus propias preferencias sexuales.
Se trata, creo, de una situación de más trascendencia, de reconstruir sociedades sobre los escombros de ruinas de ciudades que cayeron bajo el peso de la maldición. ¿A qué me refiero?
El capítulo dieciséis del primer libro de Reyes termina con este texto: “En su tiempo Hiel de Beth-el reedificó a Jericó”. Se trata de la Jericó que Josué conquistó en su paso hacia Canaán, la misma donde Zaqueo había establecido su residencia. El énfasis del texto, si lo observa detenidamente, no está en la reconstrucción de la ciudad, o en los personajes que la reconstruyen, sino en el tiempo de cuando fue reconstruida, así comienza la frase.
Jericó fue reconstruida en el tiempo de Achâb, el rey de Israel que se casó con Jezabel, sacerdotisa de Sidón que servía a los baales, y por cuya gestión se estableció sobre la nación el mayor tiempo de apostasía. Fue en su tiempo que Elías por mandato divino dijo que no llovería por tres años y medio, y quien al final de ese periodo confrontó a cuatrocientos sacerdotes de baal. Fue en este tiempo de apostasía que se reedificó a Jericó.
Jericó se convirtió en un símbolo de rebeldía y apostasía, y se reconstruyó ignorando la advertencia de que quien lo hiciera ganaría sobre él y sobre su generación la maldición por levantarse en contra de Dios. No se trata de preferencias sexuales, de estilos de vida, de igualar garantías para todos, se trata de tiempos de apostasía a los cuales hemos entrado, y no nos hemos percatado, porque hay un pueblo numeroso con convicciones bíblicas y espirituales que escoge a sus gobernantes por simpatías, por presiones de grupo, por fascinación, y no bajo la guianza del Espíritu de Verdad. Un pueblo que se ha dejado dominar por las tinieblas y que ha consentido con la adoración idolátrica, un pueblo que claudica en dos pensamientos.
La nación americana, la misma que en sus inicios acuñó en su moneda “in God we trust”, este día ha entrado en apostasía. Sus máximos líderes han determinado servir a los baales, y han permitido que entren por sus puertas tiempos de angustia y escases, tiempos de persecución. Este día se han hecho débiles ante sus enemigos, y no prevalecerán ante ellos, perderán posiciones estratégicas. Mientras que un enemigo, ISIS se levanta y fortalece ganando adeptos aun en países occidentales, y se fortalece en el radicalismo de la doctrina de su máximo profeta, Mahoma, los Estados Unidos de América se debilitan alejándose de la doctrina bíblica que una vez fue su fundamento.
Como dije anteriormente, no se reduce a aceptar las preferencias sexuales de estos que disienten de la definición bíblica, ya han sido aceptadas, estamos acostumbrados a tolerarlos todos los días. El problema es más grave, va mas allá a leyes que atemperan la conducta individual a los cambios de la sociedad moderna. Esta decisión es equivalente a la decisión de Hiel de Beth-el, que decidió reconstruir sobre los escombros de una ciudad derribada por Dios mismo, trayendo sobre su generación el castigo por su oposición a leyes divinas.
En el tiempo de Achab, tiempo de apostasia, fue reconstruida Jericó. Bajo el gobierno de Obama se han ejecutado decisiones que han promovido el surgimiento de potencias que atentan contra la libertad mundial. Iran, ISIS, los mas inmediatos y violentos, se perfilan como enemigos silentes que penetrarán las fronteras de Estados Unidos y traerán desgracia a nuestra tierra.
Una preocupación particular me trae el hecho de que la juez Sonia Sotomayor es de ascendencia puertorriqueña, y quien estuvo de acuerdo con la decisión adoptada. Me preocupa porque por su gestión abrió puertas de apostasía y escasez para la isla.
Este día es histórico, sí, efectivamente, nadie lo duda, quedará escrito como se escribió de Jericó, en su tiempo… que triste que esta administración sirvió solo para eso, para traer apostasía a occidente.
tan interesante como escalofriante pero bajo el conocimiento biblico sabemos que todas estas cosas deben de pasar estan profetizadas pero adelante el ejercito de dios a fortalecerce y arrebatar las almas