Tomado del libro «La Restauracion de todas las cosas» (en preparacion). http://www.ministerioscristorey.com
La restauración trae el señorío de Jesús sobre la tierra.
Desde el momento que Daniel fue enseñado a interpretar el sueño de Nabucodonosor, junto con la interpretación surgió también la Palabra de que en algún momento el reino del Dios del cielo desmenuzaría a todos los imperios de la tierra.[1] Daniel vio una piedra lanzada a los pies de la estatua que la desvaneció por completo, mientras que la piedra crecía y se convertía en un monte y dominaba sobre toda la tierra.
A partir de la desaparición de Roma y del eventual surgimiento de reinos cristianos, en Europa y en el mundo entero, esta interpretación de Daniel se identificó con la presencia de la religión cristiana, en todas sus manifestaciones.
La Palabra restauración tiene que ver con el restablecimiento del reinado del rey David, de la forma como fue profetizado de que no faltaría varón entre sus descendientes que continuaría el reino por él establecido.
Los profetas todos hablaron acerca de estos días. El profeta Amós habló de esta futura restauración, diciendo: En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David.[2] Oseas también lo advirtió cuando dijo: Porque por muchos días estarán los hijos de Israel sin rey, sin príncipe, sin sacrificio…,[3] pero manteniendo la promesa de que su reino seria restaurado. Jeremías también lo proclamó en los momentos cuando la amenaza sobre Israel parecía su destrucción: No faltará a David un renuevo de justicia….[4]
Esta promesa significaba que vendría un descendiente de David que tomaría su trono y corona en un futuro no definido, pero que restablecería no solo los límites geográficos, sino más, la voluntad del Todopoderoso sobre la tierra. Dios tenía en mente restaurar aquel reino que Él mismo había establecido con David y sus hijos.[5]
El apóstol Pedro refiriéndose a Jesús y citando el Antiguo Testamento establece que el reinado davídico le pertenece a Jesús: Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono.[6]
Este mensaje se convirtió en fundamental en la predicación del Evangelio, y destacarlo era imprescindible no solo para proclamar la divinidad de Jesús, sino más, para conservar la Palabra de que el Evangelio consiste en la proclamación de las buenas nuevas de restauración y restitución, como si se tratase de la proclama que se emitía a la llegada de un año de Jubileo. En ese sentido es que el evangelista Lucas registra lo que el ángel Gabriel le dijo a María: Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.[7]
Todos estos pasajes, y muchos otros que podríamos citar, nos descubren la realidad de un señorío de Jesús que se establece sobre toda la tierra, no necesariamente geográfico, pero que ejercen dominio sobre todos los territorios de la tierra. El estancamiento de muchas instituciones religiosas llega cuando pretenden etiquetar regiones enteras como regiones bajo su jurisdicción, mal interpretando las Escrituras, no queriendo entender que mi reino no es de este mundo.[8]
El señorío de Jesús ha llegado a vosotros,[9] y entre vosotros está,[10] y se establece bajo la actividad de aquellos que entienden la Palabra,[11] la obedecen, la cumplen, la ejecutan.[12] Quienes actúan de esta forma constituyen sus acciones, todas, en actos de fe con una autoridad tal que son capaces de atar y desatar en los cielos, según actúan en la tierra.[13] Estos son obreros de la mies,[14] obreros con visión de reino, que van construyendo[15] territorios a medida actúan: sus acciones traen la sombra del Altísimo sobre las regiones de sus peregrinaciones, y de esta forma ellos establecen el señorío espiritual de Jesús, y las puertas del infierno no prevalecerán en ese territorio. Esta enseñanza está presente en la parábola de las diez minas,[16] en ella se transforman las minas producidas en ciudades. Lo que el hombre hace se traduce en gobierno espiritual sobre las regiones geográficas.
Paralelo al establecimiento del señorío de Jesús sobre la tierra entre las generaciones no judías, un fenómeno adicional acontecerá entre los descendientes genéticos de Abraham. Los profetas advirtieron de un retorno físico-espiritual de sus habitantes a las costumbres que Moisés estableció entre ellos a la salida del Egipto.
Desde mayo de 1948 comenzó un retorno físico de familias enteras a la tierra que por decreto internacional les fue devuelto en reconocimiento de la nacionalidad israelita. Últimamente, a partir de los cada vez más intensos ataques hacia los judíos, más familias están decidiendo regresar a su tierra para morar en ella.
El profeta Ezequiel escribió: Y yo (Jehová) os tomaré de todas las naciones, y los recogeré de todas las tierras, y os traeré a vuestro país.[17] El profeta Oseas también escribió en términos similares: Después volverán los hijos de Israel y buscarán a Jehová y a David su rey, y temerán a Jehová y a su bondad en el fin de los días.[18] Veamos otros testimonios de otros profetas hablando sobre este retorno masivo:
…habrá un justo que gobierne entre los hombres, que gobierne en el temor de Jehová. II Samuel 32:3
He aquí que vienen los días, dice Jehová, y despertaré a David renuevo justo, y reinará Rey, el cual será dichoso, y hará juicio y justicia en la tierra. Jeremías 23:5
He aquí que para justicia reinará un rey, y príncipes presidirán en juicio…y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Isaías 32:1,17
Y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos…y mi pueblo nunca jamás será avergonzado. Joel 2:26,27.
Aun en los escritos del Nuevo Testamento se mantiene esta proclamación:
Y los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos. Apocalipsis 11:15
Y dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones… Apocalipsis 12:5
El apóstol Pablo tomó tiempo para enseñar sobre lo que acontecería en el territorio de Israel en los últimos días como parte de la restauración de todas las cosas. Él dijo que Israel vendría a ser restaurado, pero el entendió que su restauración tenía que ver con la observación de la Ley de su Dios, cumpliéndola no solo en su forma ritual sino más, en una búsqueda y retorno a su Dios para vivir según el modelo de santidad que les fue diseñado a su salida de Egipto.
11 Digo pues: ¿Han tropezado para que cayesen? En ninguna manera; mas por el tropiezo de ellos vino la salud a los Gentiles, para que fuesen provocados á celos. 12 Y si la falta de ellos es la riqueza del mundo, y el menoscabo de ellos la riqueza de los Gentiles, ¿cuánto más el henchimiento de ellos? Romanos 11:11-12
Este fenómeno de retorno tanto físico como espiritual se hará más evidente a partir del 28 de septiembre del 2015, fecha de la última de las lunas rojas que comenzaron en el año 2014. Comienza el Jubileo para Israel, su restauración, y como está establecido en la Ley de Moisés, les es restituido todas las cosas.
[1] Daniel 2:44
[2] Amos 9:11
[3] Oseas 3:4
[4] Jeremías 33:15,16
[5] II Crónicas 13:5,8
[6] Hechos 2:29,30
[7] Lucas 1:32,33
[8] Juan 18:36
[9] Lucas 10:9; 11:20
[10] Lucas 17:21
[11] Mateo 13:23
[12] Santiago 1:23
[13] Mateo 16:19
[14] Mateo 9:37,38
[15] Mateo 7:24
[16] Lucas 19:12
[17] Ezequiel 36:24
[18] Oseas 3:5